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- Bi, aquí estás -dijo, y luego me miró; como si a la que buscase hubiese sido a mí ya que sus palabras habían sonado huecas.

- Qué bueno que apareces, Sammy -dijo ella- Tengo algo que decirte.

- ¿Sobre qué? -inquirió el interpelado.

- Haré un viaje de dos días a Verona con el señor Vittore por la inauguración de un nuevo hospital -anunció.

- ¿Cuándo te vas? -aquella pregunta que salió de los rosados y rellenos labios de Woosung no pareció del todo tierna.

- Mañana por la noche.

- Oh. Bien.

Guardé silencio, no sabía si era mi imaginación o la conversación entre ellos carecía de calor, era una plática fría, como si ambos estuvieran molestos con el otro y nadie se pusiera a considerar los hechos. Me percaté también de que Yoo Bi no lo discutió con Woosung, sino que ya había tomado la decisión y sólo se la hizo saber.

- Chicos, vamos adentro; aquí hace frio -musité, dándole un doble sentido a mis palabras.

- Claro -dijo Yoo Bi.

Entramos de nuevo y al instante ella tomó la mano de Woosung, cosa que hizo que la fierecilla, hasta ahora desparecida, diera señales de vida. Pero esta vez ya no parecía celosa, aunque sí lo estaba, pero se encontraba más triste que enojada. Yo tenía que entender que él le pertenecía a Yoo Bi y nada iba a cambiar aquello.

- ¿Bailamos? -le preguntó Woosung y mi corazón se contrajo en mi pecho, dolido.

- Claro -aceptó ella.

- Iré a sentarme por allá -dije, mientras señalaba el lugar que antes había ocupado.

Yoo Bi me sonrió con una sonrisa muy carente de alegría; mientras que Woosung, ni siquiera me miró.

Me estaba confundiendo horriblemente; estaba entre el sí y no acerca de descifrar sus sentimientos hacía mí. Juro que no lo entendía.

Cuando me hube sentado, los miré acomodados en la pista, bailando una canción y no una melodía, aunque era igual de lenta.

Tenía que deshacerme de inmediato de todas mis especulaciones, de todo tipo de pensamiento en el que cavilara a Woosung. Él no debía de estar rondando en mi cabeza, vagando junto a las fantasías implacables que se desataban con cada mirada o tacto suyo.

Volví a prestar atención a ellos. Eran la pareja perfecta, sin duda. Y aunque estaba terriblemente confundida por el actuar de Woosung; sí tenía una cosa en claro... no permitiría que jugara conmigo, ni mucho menos con Yoo Bi, y por supuesto, tampoco que le rompiera el corazón.

- Vuoi ballare con me? -la voz de un joven de cabello castaño, algo alborotado me hizo mirarle.

Me tendía la mano, como Woosung lo había hecho antes. Pude adivinar entonces que me pedía un baile. Pero no tenía muchas ganas de bailar.

- Lo siento, no hablo italiano -dije, sonriéndole.

- Oh, si parla spagnolo. Si prega di ballare con me -no sabía qué había dicho, pero no quitaba la mano extendida hacía mí.

Miré hacía la pista de baile y Yoo Bi y Woosung seguían allí, moviéndose al sonido de la música. Yo no tenía que quedarme aquí sentada, abandonada; además el muchacho que me pedía un baile era apuesto. Sus ojos cafés y sus labios rosados y rellenos me recordaron en cierta parte a Woosung.

- Qué más da -farfullé y me levanté de la silla, aceptando la invitación de baile.

Él me sonrió y me condujo hasta la pista, en donde al instante atrajimos la atención de la pareja a mi lado. Yoo Bi y Woosung.

Ella me sonrió, mientras que él frunció el ceño. ¿Y ahora qué pretendía? ¿Quería tenernos a nosotras dos para él nada más? Pues estaba muy equivocado, aun así me doliera en lo más profundo de mi alma, él sólo sería de Yoo Bi, nada más.

Les di una sonrisa de autosuficiencia, sintiéndome orgullosa no sé de qué. Y volví mi mirada al chico que bailaba conmigo, mientras que la mirada de Woosung no se despegaba de mí.

Después de aquel baile, Yoo Bi y Woosung fueron a la mesa quizás a sentarse o a tomar algo. Traté de no prestarles atención, pero no podía dejar de sentirme observada por esos orbes cafés que poseía Woosung.

Cuando esta acabó vi como este joven se inclinó y besó mi mano, no pude hacer que un sonrojo algo tenue pare de llegar a mis mejillas por tan atento acto y se despidió dejándome un tanto confundida, pero aliviada que ya haya pasado.

Estaba ya en camino a la mesa donde estábamos y noté que Yoo Bi estaba sola. Ella solo me sonrió y efusivamente añadió- ¡Ese baile fue encantador! Dime que te dio su número.

Yo me reí y la miré extrañada- Ya quisieras YBi, pero aunque lo hubiera hecho, no le hubiera entendido -repliqué sin más.

Ella me miró con una mirada desaprobatoria pero burlesca a la vez- Bueno, ya nos vamos. Sammy fue a buscar el coche -Noté que al momento de decir el nombre de Woosung puso un tono un poco raro que me fue difícil de entender. Todavía me sentía culpable por lo del baile de no hace unas horas y verla a ella con esa cara, solamente me hacía sentirme peor.

Me puse mi abrigo y las dos salimos del lugar; subimos al auto de Woosung en los mismos sitios para que después este arrancara y estuviéramos ya en camino al departamento.

El camino fue silencioso e incómodo para mi consciencia, cuando llegamos volví a entrar primero, Pero no sentí a Woosung entrar, solo el sonido de la puerta cerrase y los tacones de Yoo Bi retumbando en el pasillo hasta su cuarto. Esta velada lo único que hizo fue confundirme aún más.

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(:

-𝘔 𝘐 𝘓 𝘓 𝘖 𝘕 𝘌 𝘚

𝙼𝚊𝚗𝚞𝚊𝚕 𝚍𝚎 𝚕𝚘 𝑷𝑹𝑶𝑯𝑰𝑩𝑰𝑫𝑶||𝖪𝗂𝗆 𝖶𝗈𝗈𝗌𝗎𝗇𝗀-𝖳𝗁𝖾 𝖱𝗈𝗌𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora