—¿Qué averiguaste?— preguntó la joven. Dejó la copa de vino sobre la mesa y elevó la mirada, sus sirvientes habían armado la carpa real con extrema rapidez e implantado un campamento alrededor de la abadía aunque solo, según el padre Carden, fuesen a quedarse una noche más allí.
El soldado elevó la rodilla del suelo y se acercó a la princesa. —Al parecer ayer recibieron a la bruja sin saberlo, había atacado a un Paladín Rojo en el bosque, y se infiltró entre las hermanas...— explicó. Sivella se apoyó en el respaldo de su silla caoba y asintió —Hoy la buscaron pero se les escapó de nuevo, al amanecer van a partir hacia el bosque para buscarla, tienen un buen rastreador — informó. La joven elevó una ceja.
—¿Rastreador?— preguntó. Sabía que los paladines rojos eran implacables contra los desarmados y los Inefables pero no sabía cómo conseguían sus victorias.
—El monje que llora, al parecer fue acogido hace años por el padre Carden, ahora es uno de los mejores en el campo de batalla, y fuera de él— dijo. El rostro intimidante del hombre bajo la capa se le vino a la mente y la hizo estremecerse.
—¿Qué hay de la mujer? La hermana a la que sacaron a rastras hace rato — aclaró. El soldado esbozó una mueca.
—No se mucho mi lady, pero creo que tuvo algo que ver con el escape de la bruja sangre de lobo — murmuró. Sivella acarició su mentón con la mano, pensando.
—¿Y la hermana que trajeron herida?— pregunto, recomendando el rostro moreno de la joven hermana. Quizás ella sabía más. El soldado hizo un signo de negación. —Buscala y traela ante mí...
El soldado asintió antes de encaminarse a la puerta de la tienda, por la cual, ingreso segundos después un sirviente con la cabeza gacha —Mi lady, el padre Carden desea verla...— informó. Sivella sonrió levemente.
—Hazlo pasar y traer más copas para el vino — pidió, el sirviente salió y el padre Carden hizo aparición, pero no estaba solo.
Los ojos del monje se posaron sobre ella y Sivella se sintió temblar por dentro pero no lo demostró, aunque si le daba miedo. Se elevó de su asiento pese a la negativa del padre y estrecho su mano. —-Me alegra poder tener esta conversación usted, Padre —mintió la mujer. No le agradaba el padre, no le agradaba estar detrás del trasero de los paladines y mucho menos presenciar sus masacres pero era algo que debía hacerse, aunque le quedase en la conciencia después. —Por favor, tomad asiento para hablar más cómodos — señaló a ambos. El padre Carden lo hizo y observó al monje.
—El puede retirarse si usted desea, su majestad... —Carden estaba a punto de sacar al monje, Sivella lo detuvó.
—No, por favor, todos son bienvenidos aquí -—aseguró. Clavo su mirada en la del hombre debajo de la capa, pero la retiro enseguida —Tome asiento usted también
Una vez que el Monje estuvo sentado del otro lado de la mesa, Sivella les sirvió vino. —Se que debe estar desconcertado con mi visita, pero le aseguro que es en terminos amistosos — declaró balanceando la copa de vino entre sus dedos. —Mi padre, el rey Uter está interesado en su misión, y le gustaría mantener una relación cordial, además de claro, llevar más presencia real a los recónditos lugares del reino — sus ojos se detuvieron en los ojos del Padre. No reconocía ni una pizca de amor allí.
—Me alegra que el rey Uter esté interesado en nuestra misión, es una guerra que libramos todo los días, no me creería cuántas formas toma el mal para corromper almas — dictaminó. Sivella sonrió levemente asintiendo.
—Estoy segura de que muchas, padre— respondió — Cómo entenderá, la presión social sobre la corona ha incrementado con la salvación de almas inefables, por lo que debemos darles algo a cambio del respeto que exigimos de nuevo...
La tensión aumento en el ambiente, la mirada del padre Carden ocultaba mucho que no decía, Sivella por su parte, lucia transparente pero era un mar tormentoso por dentro. El monje notó eso. —¿A que se refiere, princesa?— preguntó.
—Mi padre quiere la espada — el tono de Sivella se volvió más duro, menos gentil. Los ojos del Monje la ponían incómoda, parecía que la evaluaban todo el tiempo, que veían sus más oscuros secretos aunque eso fuese imposible.
—Me temo que no puedo darsela porque no la tengo aún...— respondió Carden. Sivella sonrió divertida. Bueno, esa era una verdad a medias. No sólo no podía, si no, que no quería.
—Lo sé, padre Carden — murmuró la joven —Creo que lo más sabio es enviarle una carta a mi padre informando que nos concentraremos en encontrar a la bruja y la espada, las decisiones después de eso serán mera política y formalidad, lo importante es eliminar la figura de esa mujer, creo que eso van a favorecer enormemente a su causa y sus logros — aseguró. Sivella sabía hablar el lenguaje de las mentiras pero Carden notó que, ella no creía en su causa tampoco. —Tambien quería informarle que no seré una molestia, me moveré con rapidez y no estorbare, creo que puedo aprender mucho de usted y su familia — dio una leve mirada al monje a un lado del padre Carden.
—Estoy seguro de eso, princesa Sivella. Espero que no se sienta incómoda aquí, después de todo nos movemos todo el tiempo y eso puede ser... irritante — soltó — pero todo sea por ayudar a las almas inefables, y erradicar el mal. Y sobre movernos, mañana al amanecer vamos a abandonar la abadía y seguir el rastro de la bruja sangre de lobo, con Dios de nuestro lado ella no podrá ir muy lejos — informó
—Estare lista incluso antes del amanecer, Padre Carden — respondió la joven. Los hombres se levantaron de sus asientos.
—Si necesita algo no dude en hacérmelo saber, o a mi hijo...— señaló al monje —El puede ayudarla también si lo desea
Sivella sonrió —Muchas gracias, lo tendré en cuenta —respondio. Se despidieron con un asentimiento de cabeza y Sivella soltó todo el aire que aún contenía cuando quedo sola de nuevo en la carpa. —Traeme papel y tinta, le escribiré a mi padre — le pidió a Sae pero antes de que está saliera de la carpa en busca de lo pedido, la detuvo —Y prepara mi armadura...
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CONSEQUENCES | CURSED
FanfictionCONSEQUENCES| Cursed •°•°•°•°• Cuando los ataques de los Paladines Rojos se incrementan sobre los Inefables y su padre comienza a sentir desesperación por el poder de la espada que porta la 'bruja sangre de lobo', Sivella sabe que debe interceder p...