2

213 31 2
                                    

Han pasado unos días donde la locura inicial parece haber disminuido un poco en general, pero no era seguro en lo más mínimo.

Dee se escabullia por la casa, no habían escuchado o visto a nada entrar, pero era cuidadoso. Conseguía cosas simples y rápida a como agua, algo que encontraba en el refrigerador o alacenas, radio, un peluche favorito que Heavy en verdad agradecía y le hacía sentir mejor en su  cerrado sitio de confinamiento.

Dee siempre que bajaba le decía a su padre que era indispensable que tanto mamá y el se quedaran con Heavy. Era más cuidadoso y se sabía cuidar sólo aunque no fuera la persona más fuerte, Heavy aún necesitaba apoyo y mamá necesitaba alguien que le mantuviera la cabeza caliente así que Dee hacia las cosas sólo.

Glam entendía más el contexto de eso, Heavy aún se abrazaba a Vicky grandes ratos, asimila lo que sucede y deseaba que nunca hubiera sucedido, a todos les afecta, pero todos tenían el extraño consenso de cuidar de el pelirrojo menor, tal vez era una manera de controlarse, un desahogo bajo el sentimiento de "Si el está bien valdrá la pena".

Así que el menor tardaba a lo mucho quince minutos mientras revisaba que todo estuviera en orden, traer cosas calientes, no hacía mucho ruidos y maximizar el tiempo parecía necesario. A veces salía por la ventana de su cuarto y miraba hacía afuera, era horrible, sólo miraba y planeaba antes de.regresar rápidamente.

Sólo subía cosas y cosas que creía necesitarían o algo más específico según le pidieran.

Para sorpresa de todos una vez regreso con un arma lista, la mirada de enojo de Vicky no tenía precio cuando el rubio subió.

—¿Qué haces? ¿De donde sacaste eso?

—Salí.

La mujer quería gritar y gruñir por su estúpido movimiento, pero Glam miraba el arma mientras que Heavy sólo quería desaparecer mientras ellos peleaban.

—Pero ellos se mueven mamá, imposiblemente Se. Mue. Ven. — gruño en respuesta.

Llevaban seis días ahí arriba y las cosas no parecían mejorar. Pero al menos Dee aseguraba que podían volver a bajar, nadie intetaba entrar y nadie vivo parecía conciente de ellos.

El les mostró que no abrió nada, pero salió por su ventana para no mover ni un poco su barricada por un movimiento estúpido. Las cosas fuera no eran consuelo para nadie.

—Son Zombies, los lastiman y dejan de ser personas, vi alguno ser arrojado metros por un auto y pararse mamá, no son terroristas o una pela política de algún tipo ¡Están muertos!

El rubio parecía un poco paranoico, su forma de hablar, no estaba relajado en lo absoluto, en en general parecía estar hecho mierda porque no se había limpiado, tanto Glam como Dee tenían costras de sangre en el cabello pero intentaron limpiar su cara como mínimo, fuera de eso estaban exactamente igual al primer día.

—¿Chess...?

—En el patio, no es una cosa.

Podían mirar mejor hacía afuera, seguían sin hacer ruido y pudieron tomar una ducha y comer cosas calientes preparadas en una estufa y no salido de una lata.

—Tal vez si salgo...

—No Vicky, los puños y golpes no servirán aquí, estamos bien por ahora, estamos a salvo y es lo único que importa— aseguró el rubio tomando las manos de su esposa —Aún estamos juntos y estamos bien.

—¿Por cuanto tiempo?— pregunto en un tono triste y abrazo a su pareja.

—El necesario.

La esperanza nunca muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora