Capítulo V: Un favor por un servicio

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Gia Boss.

Aquel chico desconocido me extendía el casco de su motocicleta a espera de que lo tomara. Yo solo estaba mirándolo sin saber que hacer ¿Debía irme con él? Apenas lo conocía de hace unos minutos y eso ni siquiera es conocerlo, no se al menos ni su nombre. Aparte mi padre es un empresario muy adinerado y estudio en un instituto bastante prestigioso así como costoso, secuestrarme para pedir una recompensa es un gran botín para cualquiera. Pero no podía solo quedarme aquí a esperas de que alguien peor viniera a violarme, matarme, secuestrarme y robarme...o bueno, no en ese orden pero si alguna de esas opciones.

—¿Y bien minim?—Esperaba aún encima de su motocicleta mientras me observaba ahora algo burlón arqueando una de sus cejas. Idiota.

Extendí mi mano lentamente para tomar de la suya, no me había decidido pero ya no sabía que hacer, era como si mi cuerpo estuviera moviéndose solo. Tenía miedo.

De pronto en el estacionamiento vacío entro un coche llamando mi atención. Al verlo bien después de estacionarse y apagar sus luces delanteras que me encandilaban la visión, me di cuenta ¡Era un maldito taxi!

De aquel taxi bajo un señor delgado apagando el coche y con planes de dirigirse a la cafetería de Cherry Rolls. Deje con el brazo extendido al chico de la motocicleta prácticamente ignorándolo y salí corriendo en dirección al taxista.

—¡Oiga! ¡Necesito un viaje y rápido!—Le dije al taxista a lo cual el se sorprendió, seguro no esperaba un pasajero de forma tan repentina.

—Esta bien niña, déjame comprar una botella de agua y te llevo. Espera un momento y si quieres te sientas mientras en el taxi.

El taxista salió caminando adentrándose a la cafetería. Yo fui directo al taxi y abrí la puerta trasera del coche sentándome victoriosa dentro de este. Cuando fui a cerrar la puerta jalando de ella, sentí como mi acto fue interrumpido. Era aquel chico quien había detenido la puerta evitando que la pudiera cerrar, posó su otro brazo encima del techo del coche estando parado frente a los asientos pasajeros mirándome desde arriba.

—¡¿Qué quieres?!—Pregunté de mala gana, ya parecía mi acosador personal ¡Dios!-Ya no necesito tu ayuda. Puedes largarte tranquilo «héroe».

Él se echó a reír un poco por mi comentario. Al parecer mis insultos solo le daban gracia.

—Oye princesa, creo que te olvidas de algo—Sonrió con esos dientes perfectos y blancos como si el hubiera ganado algo. Lo mire confundida ¿Olvidarme de algo? Le hice un gesto con mi rostro demostrando que no le entendía y me dijera lo que supuestamente se me olvidaba-Me debes un favor.

Me sorprendí ante su declaración ¿Me estaba cobrando? ¿Quién se cree para pedirme algo a cambio? Me sentía algo insultada, no soporto a tipos como él.

—¿Qué quieres? ¿Dinero? Dime cuánto y te lo doy, tal vez así ya me dejes tranquila—Buscaba molesta mi monedero en mi bolso de mano para pagarle de una buena vez a este imbécil, pero me quedé sorprendida al ver que se reía de mí, de nuevo.

—No quiero tu dinero minim.

—¡¿Entonces que quieres para que me dejes en paz?! ¡Por Dios!

Él me miraba satisfecho, como si le encantará verme enojada y estresada. Este chico solo estaba disfrutando verme desquiciada, no podía ser más irritante.

—Quiero tus servicios.

¡¿Qué!?

—¡¿Qué!?-Exclamé ahora en voz alta—¡Oye no se por quién me tomas, pero no soy una prostituta, maldito pervertido—

Two in LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora