¡La mafia japonesa, más conocida como Yakuza, oculta muchos secretos y misterios!
Es una gran red organizada de crímenes, asesinatos, y entre otro tipo de delitos.
Pero, ¿Acaso puede llegar a surgir un extraño tipo de romance en esta oscura organiza...
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La mafia japonesa, una de las más temidas, con tantos momentos como historias, es cada vez más popular, pero oculta muchos misterios detrás de su primera fachada.
— Si quieres un consejo, Lentes, es que deberias conseguir una buena concejera para tu grupo y creo que conozco a la indicada — Le dijo con una sonrisa ese hombre de cabello blanco con tonos oscuros.
— ¿Una mujer? — pregunto el rubio, quitandose los lentes pues el vapor del cuarto los había empañado.
— Lentes, creí que serías más abierto de mente, realmente es de las mejores mujeres que conozco en la Yakuza — Habló de nuevo el líder de la Fukurodani, Bokuto Kotaro.
— Y lo soy, pero, siempre es una sorpresa — estiró un poco sus brazos y soltó un suspiro. Estar en el sauna le llenaba de tranquilidad.
— Pero, no es sencillo que ella te ayude así de la nada, primero gana su confianza, reclutalacomo socia o encargada de entretenimiento para Sawamura-san — el de ojos dorados soltó una pequeña risa — Primero debes hablar con ella personalmente.
— ¿Y como la contacto? ¿Para quien trabaja? ¿En cuál grupo? — preguntó con una leve sonrisa.
— Es la principal proveedora de armas y mercancía en general de La Técnica Date. También nos provee de armas a nosotros y otros grupos importantes, no solo de tu perfectura, sino de todo el país — está vez su tono fue más serio.
— Suena bastante bien, ¿Cómo lograre convencerla para que acepte ser la consejera de Karasuno? Además sería bueno asociarnos con ella — se rascó la nuca.
— Eso ya está en tus manos, Lentes, y creo que yo ya me retiro — El mayor en el cuarto se levantó y salió del sauna, luego de que ambos reverenciaran para el otro.
— Necesito un plan... — cerró los ojos y se quedó en ese lugar al menos unos 10 minutos más.
No tenía ni la más mínima idea de cómo se acercaría a ella, y tampoco sabía lo dificultosas que serían las cosas a partir del momento en que la conociera.
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