🕰️ Prólogo

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Atemporal: no hace referencia a un tiempo específico.❞




La niña bajó las escaleras de la mansión corriendo, provocando que resonase el sonido de sus zapatitos contra los escalones de madera. Saltó del último escalón al suelo y fue dando saltitos hacia el living. Se detuvo y sonrió ampliamente, viendo a su madre en el sofá. La mujer estaba sentada en uno de los sofás individuales, con su espalda recta y vestida como la dama de alta clase que era, y sosteniendo una pequeña caja de cristal entre sus manos sobre su regazo.

– ¿Mamá?

– Ven, cariño. Tengo un regalo para ti.

– ¡Oh! –exclamó, sonriendo con un pequeño sonrojo.– ¡Genial~!

La pequeña se acercó a su madre. La mujer abrió la caja en sus manos, la dejó sobre su regazo y tomo el collar que esta contenía. El collar era de oro, con una larga y fina cadena, y con una piedra azul zafiro rectangular como dije, la cual estaba rodeada de pequeños diamantes blancos.

– Ohh...Es el collar que usaba mamá...

– Sí, pero ahora no es mío –la miró.– Es para ti, cariño.

– ¡¿De verdad?! –sonrió ampliamente.

– Sí. Es tu regalo por tus dulces 3 años de vida –sonrió.– Este collar...tiene una larga e interesante historia.

– ¡Oh! –se sentó en el suelo, sentando el conejo de peluche que cargaba sobre su regazo.– Quiero oírla, por favor.

La mayor rió.

– Bueno...Este collar ha pasado de generación en generación entre las mujeres de la familia. Mi abuela se lo dio a mi madre, mi madre a mí, y ahora yo te lo daré a ti. Era un diamante más grande, el Diamante Hope, pero que después de causar tantas desgracias se lo dividió en dos, con una mitad hicieron un anillo y con la otra un collar, este collar. Del anillo no sé mucho, creo que se ha perdido en la historia, se dice que sólo puede ser poseído por un hombre; al contrario, el collar sólo puede ser poseído por una mujer, de lo contrario puede provocar desgracias.

– Ohh~ –exclamó sonrojada. La mujer rió.

– Este collar ahora es tuyo, así que...cuídalo mucho, es muy valioso para la familia. Y cuando tengas tu propia hija, deberás dárselo a ella...o deberás ser enterrada con él si es que no tienes hijas.

– Entiendo.

– Entonces, ven aquí. Voy a colocártelo.

– ¡Sí!

La pequeña se levantó, se acercó más a su madre y giró. La mujer pasó sus manos sobre los hombros de ella y le colocó el collar, abrochándolo tras su nuca.

– Listo.

La niña bajó la cabeza, tomó el dije y lo observó con sus ojos brillando.

– Es hermoso... –giró, mirándola.– Gracias, mamá.

– Por nada, cariño –sonrió.– Ten, esta es su caja. No vayas a romperla.

– Sí, mamá –la tomó.– La guardaré con cuidado –sonrió.

– Muy bien. ¡Oh! Y ve a cambiarte, tu cumpleaños comenzará pronto. Ya le dije a Ana qué vestido debes usar.

– ¡Sip!

La hermosa pequeña apretó el peluche contra su pecho, sujetando con fuerza también la caja del collar; volteó y salió corriendo de la sala, dirigiéndose escaleras arriba.

La mujer rió, observando a su dulce hija alegarse con esa alegría que tanto la caracterizaba.

Atemporal 🕰️ Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora