Continuamos con las sorpresas

4 1 0
                                    

Estaba en uno de los entrenamientos del equipo, nos pusieron a saltar la cuerda para fortalecer nuestros músculos en las pantorrillas y así lograr saltar y movernos mejor, corrimos de un lado a otro con los balones viniendo de arriba hacia abajo sobre nuestras cabezas, impulsándolo con nuestras manos. Practicamos las posiciones dentro de la cancha, hicimos como 2 partidos amistosos para practicar y estar en forma. Por último, no sacaron de la cancha que estaba en tipo de auditorio, lo que quería decir que estaba bajo techo. Nos mandaron a las canchas en donde practicaban los de atletismo para correr como 5 vueltas y así poder irnos a las duchas y quitarnos el sudor de encima.

Diría que nos explotaban, pero las entendía porque escuché que quieren estar preparadas para el juego que teníamos con otra escuela, parece que eran rivales de por vida. Por lo que nos haría falta practicar hasta que todos los huesos nos dolieran tanto a tal punto de no sentirlos, necesitábamos ganar y con todo lo que hacíamos no dudaba nuestra victoria desde ya. Aunque muchas chicas me han dicho que son bastantes fuertes y por eso son nuestros rivales, hemos ganado la misma cantidad de veces que hemos perdido contra ellos. Lo que quiere decir que siempre estaban en un empate, uno siempre querías sobresalir primero y el partido que venía sería la forma de salir adelante, tratar de mantenerlo hasta el final era lo difícil. Estábamos 4 ganadas y 4 perdidas, y ellos igual. Siempre que se enfrentaban era un conflicto.

Habíamos terminado y todas nos dirigimos corriendo a las duchas, yo me detuve en la entrada. Ahí se encontraba Ian Crawford. Traté de evitarlo lo más posible, pero mis intentos fueron un fracaso al escucharlo decir mi nombre.

- Athena, ¿no? –Lo miré con la cara de desagrado que tenía. Ya no era solo Lucas el que me molestaría, sino su hermano. - ¿Eres la novia de Lucas?

- Supongo. ¿Por qué preguntas?

- Quería conocer mejor a mi cuñada. No esperaba que Lucas tuviera novia jamás, siempre es un aburrido al que le gusta encerrarse y pasar haciendo quien sabe que en su habitación. Aunque me sorprende, eso me demuestra que aún se divierte.

No podía ignorar que cuando dijo aquello, me sentía sucia. No era bonito que dijera que yo lo divertía, lo hacía ver sucio. Como si fuera una puta.

- Pues un gusto, o no tanto, haberte conocido. Tengo que ir a cambiarme, se me hace tarde así que te dejo.

Hice lo posible para terminar esa conversación lo más pronto posible, pero claro, hablábamos de un Crawford.

- Deberías de tener más cuidado con quien te metas, no vaya a ser que resultes lastimada. No digas que no te advertí. - Dijo eso para darse la vuelta y desaparecer por un de los pasillos.

¿Se supone que aquello era una advertencia o una amenaza? Cada vez me resultaba demasiado misterioso estos lados. Nunca imaginé que el habernos mudado nos trajera más problemas de los que tenía antes, probablemente con el tiempo mejore o cuidado no, tal vez todo es peor.

Terminé de vestirme, tomé mi bolso y salí de las duchas, recorrí el lugar hasta llegar a donde tenía mi bicicleta. Le quité el seguro, me monté y pedaleé lo más rápido que podía, quería llegar a mi casa temprano. No soportaba dejarla sola todo el tiempo. Llámenme paranoica pero cuando llegaba lo primero que hacía era revisar cada rincón, no quería encontrar cámaras o micrófonos ocultos, incluso podía ser peor. Me podía encontrar a alguien que me esperara con un arma, que quisiera matarme u obligarme a obedecer.

Había leído tantas historias de misterios, policiacas o de terror, como para saber que no era normal haber escuchado una puerta cerrarse y estando sola, tampoco que hubiera todo un almuerzo recién hecho cuando nadie cocinó y de paso, que después de comer aquella comida me enfermara del estómago a tal punto de quedar indefensa y desmayarme.

Athena VitaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora