¿Tu cuarto o el mío?

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Más tarde en el departamento.

— ¡Mierda! —era la única forma de expresarse que tenía Heejin cada vez que miraba el reloj.

Ya era la una de la madrugada y no había indicios de que Hyunjin pisaría el departamento. En cuanto pasó la puerta del estudio de tatuajes, salió decidida a esperar a que la chica llegara a su departamento y hacerle las miles y miles de preguntas que tenía dándole vueltas en la cabeza desde que la conoció. Sin embargo, esperar a Hyunjin no estaba siendo nada fácil.

La tarde entera había sido un suplicio. Primero fue Jungeun quejándose por todo, desde la poca presión que Heejin había puesto sobre Hyunjin acerca del tatuaje, hasta como Jinsoul le había dado su número de teléfono a ese "seguramente recién salido de la cárcel", según palabras de la misma surcoreana. Por supuesto, esto desató una pelea entre ambas chicas dejando nuevamente a Seonghwa, que aún seguía un poco agitado por el susto que le pegó Hyunjin, y a la misma Heejin entre medio de ellas. Y por supuesto que, después de eso, todo siguió con Jinsoul yéndose a dormir al departamento de Seonghwa y con Jungeun yendo a algún bar de mala muerte a buscar a cualquier chica con la que pudiera pasar la noche. Objetivo que la surcoreana cumplió a la perfección porque horas más tardes, cuando Heejin estaba empezando a leer un libro que le ayudara a pasar más rápido el tiempo, su amiga entró con una pelirroja ebria que fue a parar derecho a la habitación de su socia. La pelea de Jinsoul y Jungeun fue el único momento en que Heejin no quiso ver que Hyunjin apareciera por la puerta, estaba segura de que si llegaba a ver la dramática forma en que Jinsoul lloraba y la exagerada forma en que Jungeun la trataba, la empresaria se quedaba sin su socia. No conocía a Hyunjin, pero por la forma en que se había preocupado por la bailarina, Heejin dedujo que la pelirroja tenía un lado protector muy desarrollado.

Otra de las cosas que Heejin optó por hacer ese día con vista a que el tiempo fuera más rápido, fue llamar a sus padres. Ella venía de una familia muy unida donde el respeto, cariño y comunicación nunca habían faltado. Por eso, tanto sus padres, su hermana o ella, se encargaban de hablar a diario y decirse cuánto se extrañaban.

La conversación con su padre fue desde campeonatos de golf, hasta obligar a que Heejin le prometiera que los iba a visitar, hablaron de cuánto extrañaban a Heejin en Los Ángeles y de cuánto Siwon detestaba al vago de su novio, también de los negocios de Heejin en Nueva York. Por su parte, Alison; su madre, le contó acerca de cada preparativo que la pareja estaba llevando a cabo para el aniversario de su boda de plata, le chismeó acerca de su vecino y la manía del hombre de mirar a su madre mientras ésta tomaba sol en la piscina, despotricó también en contra de su novio y finalmente, para sorpresa de Heejin, le preguntó por Hyunjin.

Ahora bien, estos dos últimos temas consultados por cada uno de sus padres, eran dos mundos distintos para Heejin. Mientras que en los negocios la castaña se movía como un pez en el agua, con Hyunjin parecía el padre de Nemo entre las anémonas; sabía que si hacía un paso en falso se podía quemar o algo parecido. Heejin tenía un talento natural para los negocios, ya desde chica lograba que el estúpido vecinito de la casa donde creció, le cambiara el delicioso helado de leche cubierto en dulce de leche por su sana manzana, para ella era simple y todo le resultaba a su favor. Sin embargo, con la pelirroja era distinto, con Hyunjin sentía que perdía cada vez que hacía un intento de acercarse a ella. Con la tatuadora, Heejin sentía que era la última en ser reconocida. Hyunjin no parecía tener la misma debilidad que ella sentía por la pelirroja. En fin, todo el mundo de Hyunjin le era desconocido y eso la frustraba cada vez más. Por esa razón, después de que se encargó de contarle a su madre la poca información que tenía, estuvo más decidida que nunca a quedarse hasta la hora que sea para enfrentar a la pelirroja su madre le había hecho ver cosas que quizás a ella se le estaban pasando y por eso ahora estaba recostada en el sillón con uno de sus libros preferidos y cada vez que miraba el reloj, suspiraba y volvía a insultarlo.

No soy para ti (GIP) 2JinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora