Que sea lo que Dios quiera.

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— ¿Hayoung? —la pelirroja no había cambiado su cara de confundida desde que Sooyoung entró a su departamento. No paraba de mirar a ambas mujeres y de moverse de forma nerviosa. Su cabeza y su cuerpo tenían una terrible necesidad de que Heejin estuviera a su lado.

—Hola, hi—hola, Hyunjin —saludó la mujer, tratando con cuidado a la persona que tenía frente a ella.

Hyunjin se alejó varios pasos y Hayoung sintió como la mano de la joyera iba a su espalda para darle fuerzas. La pelinegra mayor agitó la cabeza en señal de que estaba bien. Entre las charlas con su espoda, las charlas con las mellizas, los señores Jeon y todos lo que tenían algo que ver en la vida de Hyunjin, Hayoung había aprendido que alrededor de su hija se tenía que mover como si caminara sobre vidrio; con sumo cuidado.

— ¿Qué... qué... que haces aquí? —Hyunjin aún no relacionaba el favor que tenía que hacerle a Sooyoung con la presencia de su madre ahí—. ¿Por qué la trajiste? ¿Por qué...? —no podía evitar sentirse un poco enojada con su amiga.

Sooyoung y Hayoung se miraron y fue la joyera la que tomó la palabra.

—Tu madre... —la pelorroja apretó sus labios y la elegante mujer se apuró en corregirse—. Hayoung estaba trabajando en la empresa cuando mi padre entró para obligarme a ir a esa fiesta. Escuchó nuestra pelea sin querer y la terminé de usar como terapeuta para contarle la situación. Ella misma se ofreció a cuidar a las niñas —resumió los hechos ocurridos en Tiffany & Co.

Ante el silencio y la cara de preocupación y confusión de su hija, Hayoung decidió hablar.

—Sé que probablemente no te guste mucho la idea, pero yo amo a esas tres niñas. Dos son mis nietas y la otra es casi como si lo fuera, las voy a cuidar mejor que a mí misma —agregó con seguridad.

Hyunjin agitó la cabeza de forma negativa. Eran sus hijas y su sobrina, ellas las iba a cuidar.

—Por favor, Hyunjin —Sooyoung insistió, mostrándole el conjunto—. Estoy desesperada —la voz le salía como un chillido.

—Heejin... quiero hablar con Heejin... —Hyunjin necesitaba que su novia le dijera que todo iba a estar bien.

Esta vez fue Hayoung la que tomço su celular e intentó llamar a la empresaria. Sabía que si alguien podía quitarle la cara de pánico y de sufrimiento a Hyunjin era su nuera.

—Lo siento —se disculpó, cerrando la llamada—. No contesta.

—La señorita Jungeun tampoco —Sooyoung había intentado por otro lado.

—Entonces es mejor que me qued—

—Hyunjin —dijeron las dos mujeres al mismo tiempo. Sooyoung le hizo un gesto a Hayoung, cediéndole la palabra—. Si no quieres ir con Sooyoung está bien —la madre de la pelirroja no hizo caso al quejido de protesta de la joyera—. Pero si ese es el caso, te pido que me dejes quedarme aquí contigo hasta que Heejin regrese. Puedo ayudarte a cuidar a mis nietas —no iba a obligar a su hija a ir a una fiesta a la que claramente no quería asistir, pero al menos iba a intentar pasar tiempo con ella. Cualquier minuto que le concediera iba a ser bien recibido.

—Escuchen —Sooyoung volvió a tomar la palabra y logró que la mirada de la pelirroja se concentrara en ella—. Hayoung, sé que tienes miedo de que Hyunjin se sienta incomoda en este lugar, pero prometo —miró a Hyunjin—que no me voy a separar de tu lado y que en cuanto quieras irte, nos iremos —dijo con total sinceridad—. Pero de verdad te necesito a mi lado, Hyunjin. Necesito que me des la fuerza que solo una amiga puede dar. Eres la única persona que nunca ha esperado nada de mí —la pelirroja iba aflojándose con cada palabra—. Por favor, Jinnie... por favor —eran las últimas suplicas que iban a salir de la boca de Sooyoung.

No soy para ti (GIP) 2JinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora