13 de abril:
Todo cambia, día a día sigue cambiando nada es constante ya no hay de que aferrarse. Siento que me caigo, el vértigo se asoma en mi panza y me dan ganas de vomitar. Estoy en una montaña rusa y llegando al final no te puedo olvidar. No termino de pensar, siempre volves, no hay un final. Siempre estas aunque ya no estés. No hay un porque, no hay una razón solo hay un corazón que no puede despegarse de tu recuerdo, que quiere sentirte una vez más, que quiere saber de vuelta que es amar. Quiere volver a sentir esas sacudidas cuando olía tu perfume, quiere volver a saltar por haber recibido ese beso que tanto esperaba. Pero sabe que no va a volver a ser sacudido, ni a saltar, ni a sentir, ni a amar.
Lo destruiste, lo dejaste sin mirar atrás. Muchos dicen que cuando sabes que algo va a pasar no duele tanto, que lo veías venir, te lo esperabas. Pero duele el doble porque sabiendo que se iba a terminar no te fuiste, te aferraste, lo diste todo y más con la esperanza de que pudiera no terminar. Porque no sos cobarde porque sentiste todo lo que tenías que sentir, porque hiciste todo lo que tenías que hacer. Y ahora estas tirado en el sillón temblando, sollozando preguntando porque, y no hay una razón, no hay nadie que te diga porque te tenes que sentir así.
Día a día te das cuenta que estas mejor así, que ese amor te desarmaba, que era unilateral y que solo vos dabas, que con lo lindo que es sentirse amado te encerraste en un lugar que ya no te lo daba. Te llenaste de prejuicios, de pensamientos de insuficiencia cuando a la que no la llenaban era a vos. Duele soltar la soga después de haberse aferrado tanto pero cuando las heridas sanan ya no duelen tanto sino que estas liberado, ya no sentís la presión de seguir tirando, y mejor dicho de ser el único que tira y se lastima.