5. Más aliado que nunca.

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Imagen de multimedia por @momikesitai en twitter.
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Largos minutos pasaron después de que Usopp entrara corriendo con un par de esposas de Piedra del Mar y cadenas que guardaban para Caesar. Y sin saberlo, salvó a Law al encadenarlo antes de que Luffy, Zoro o Robin pudieran hacer un movimiento en su contra. Chopper se reunió con la tripulación poco después de voltear por completo la enfermería en busca de una pastilla supresora de celo, pero corrió de nuevo a la cocina al confirmar que no quedaba una sola, dejando a Sanji encerrado.

Ahora, Law sentado en la mesa, debilitado e incapaz de usar su habilidad, permanecía callado y con la mirada ensombrecida mientras los Sombrero de Paja tenían una reunión poco discreta al otro lado de la cocina. Y, por lo que Law podía alcanzar a escuchar, discutían qué hacer con él.

—Dejémoslo en Dressrosa y larguémonos a la siguiente isla en cuanto podamos —sugirió Usopp antes de que alguien insinuara que debían matarlo.

—Sabe de Cocinero-san —recordó Robin hablando con una voz severa, cruzada de brazos y tan seria que por un segundo al resto de la tripulación se le heló la sangre, para nada dispuestos a contradecirla—. No podemos dejar que nadie se entere acerca de Sanji.

Aquello se sintió como una orden, la palabra final. La cocina se inundó en silencio justo después. Robin no solía llamar a sus nakamas por su nombre a menos de que estuviera hablando en serio, con una voz que penetraba entre los pensamientos y se quedaba dentro como una bala, imposible de sacar. A Law comenzaban a sudarle las palmas de las manos.

—Franky, cierra por dentro las ventanas y la puerta de la enfermería con las mallas inodoras —ordenó Nami, abriendo la puerta de la cocina para ponerse manos a la obra—. Usopp, tú acompáñame a extender perfume de cítricos por todo el barco antes de que Momo y su padre despierten. Y Chopper y Zoro, llévense a Caesar al puesto de vigía. Es la última persona que queremos que se entere.

Los Sombrero de Paja asintieron en aprobación a las demandas de Nami y con un fuerte «¡Entendido!» por parte de los mencionados, comenzaron a salir a prisa, cuando el alto llamado de Law los hizo parar en seco—. ¡Esperen! —era de esperarse que tuvieran una reacción agresiva hacia él luego de volver a escucharlo, pero Law observó como todos volteaban a verlo, con las manos sobre sus armas o puños en alto, y se apresuró—. El aroma a Kuroashi-ya se quedó en el pelaje de Tony-ya —dijo, aliviado de haber podido hablar. Nami se acercó a Chopper, ratificando lo que decía—. Y no saquen a Caesar hasta que hayan difundido el olor a mandarina en la cubierta.

—¿Por qué habríamos de hacerte caso a ti? —saltó Usopp, con su arma en las manos, listo para apuntarle con ella—. ¿Cómo sabemos que esto no es una trampa para llevártelo o algo así?

—¡Es cierto! —respaldó Chopper, sacudiéndose el olor de Sanji de los brazos—. ¡A Sanji aún le faltaban tres semanas para su celo! ¡Tuvo que haber usado alguna droga contra él!

Trafalgar negaba con la cabeza, manteniendo la mandíbula tensa al estar en esa situación en la que ni siquiera él sabía lo que había pasado, por lo que no podría defenderse como debía—. Yo no tenía idea que Kuroashi-ya es omega.

El jadeo de sorpresa por parte de los siete piratas detrás de Luffy y Zoro lo hizo saltar, además de la repentina mano que se apareció para hacerlo callar a la fuerza—. ¡Silencio, alguien podría escucharte! ¡¿Tienes idea de lo que pasaría si eso se sabe?! —exclamó Nami.

Y claro que tenía idea. Law estaba muy bien enterado acerca de los protocolos del Gobierno Mundial y las altas recompensas del bajo mundo con respecto a los omegas. Sabía (como cualquiera que no viviera debajo de una roca) que desde los inicios de la era, un omega era el capricho de cualquier alfa o beta. Más aún para los que poseían poder económico y social. Se consideraba signo de hombría, riqueza, influencia y dominio. Además de la asquerosa manera en la que los veían como simples muñecos y sexualizaban toda su existencia desde el momento de su primer celo, tratándolos como valiosos adornos que dan estatus y renombre en el día y deleitoso placer carnal por las noches. Eso gracias a meras especulaciones y un estereotipo ahora aceptado como real y muy bien impregnado en la cultura jerárquica de todo el mundo. Esas y más razones suficientemente convincentes para perseguir sin cansancio a los extremadamente escasos omegas hombre por los vastos cinco océanos del globo.

Naturalmente, Trafalgar entendía por completo por qué los Sombrero de Paja esconderían tan bien un secreto como ese. En los cortos segundos de silencio en la sala, Law se imaginó el escándalo que se armaría alrededor de la tripulación si se supiera públicamente que había un omega entre los Sombrero de Paja. No solo sus enemigos los perseguirían, sino también montones de bandidos donde sea que anclaran, despiadados y perversos piratas buscándolos sin cansancio y otros tantos marinos y subordinados del gobierno para extraerlo de la banda y llevarlo directamente a la Tierra Sagrada Mary Geoise, de los Dragones Celestiales. Donde ellos pudieran hacer lo que les plazca con él sin nadie que se interponga. Law se sintió enfermo de tan solo pensar las atrocidades de las que esos desalmados eran capaces. Le resultaba vomitivo el pensamiento de Sanji en esas situaciones. Y, por la misma razón que mantenía su mente atada a la imagen y esencia de Sanji todo el tiempo desde que comenzó a sentir aquello por él, supo en el instante que debía protegerlo con su vida. Cueste lo que cueste.

—Tenemos poco tiempo juntos —comenzó—, pero creanme cuando les digo que mi alianza con su bandera es leal y no haría nada para perjudicar su unión como nakamas. Kuroashi-ya tomará una decisión cuando esté en condiciones —declaró lento pero seguro, y sonrió—. Mientras tanto, no hagan nada que de lo que después se vayan a arrepentir.

Fantasía en un destino trazado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora