11. Cuentas claras.

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Ilustración en multimedia de @peanuts4343 vía twitter.
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Esa fue, fácilmente, la ducha más larga que había tomado en su vida. Sanji se tomó el tiempo de meditar su situación bajo la agradable sensación del agua fresca cayendo por todo su cansado cuerpo. Sabía que al salir primero tendría que aclarar las cosas con Trafalgar, si Luffy o Zoro no lo habían matado todavía. Con un suspiro ante ese pensamiento, cerró la llave del agua y comenzó a secarse ya sintiéndose mil veces más completo que antes. Sus sentidos despertaron un poco débiles, pero en general estaba bien. Y debía agradecerle eso a Law, pensó. Si no fuera por él, en ese momento estaría hecho una momia en la enfermería.

Tomando aire y sintiéndose como una persona completamente diferente a quien era antes del baño, ahora en sus cabales y solo a un buen desayuno para recuperarse completamente y ser el de siempre, se vistió con el suéter que más le cubriera la piel del cuello, pantalón y saco de vestir encima.

Salió del baño y suspiró liberado, con los ánimos hasta el tope y pensando que quizá debería tener más sexo en celo si se iba a sentir así de restaurado las mañanas siguientes.

Sacó un cigarrillo y lo encendió en sus labios mientras iba de vuelta a la enfermería por un supresor de olor, pero afuera se encontró a Robin, esperándolo ahí—. Te ves bien, cocinero-san —le dijo con una inocente sonrisa—. Me agrada tu aroma —Sanji bailó alrededor de ella con ojos de enamorado como si ese hubiera sido el mejor cumplido que haya recibido en su vida. Le agradeció a su manera, sabiendo que era también la primera vez que conocía su olor.

—¡Robin-chwan, tú eres la alfa más hermosa de todos! ¡Tu perfume natural mataría de amor a cualquiera! —dijo entusiasmado, haciendo ademán de besar su mano. Robin rió bajo por el gesto y sus palabras—. Lamento tener que ocultar el mío, pero después de tomar un supresor te prepararé una taza de café con extra amor, ¿qué te parece?

—Quizá deberías dirigirte a la cocina antes —sugirió ella y el corazoncito de Sanji revoloteó pensando que lo había dicho porque no quería que tomara el supresor, pero cuando Robin continuó, un nudo se formó donde había mariposas—. Luffy y Zoro no se ven muy contentos con Torao-san.

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Al entrar a la cocina, todos los ojos se plantaron en él. Sanji notó la tensión en el aire y en el aroma a disconformidad de Zoro y Luffy. Solo había dos personas sentadas, frente a frente en ambos extremos de la larga mesa. Law estaba en el fondo, mirando a la puerta pero lo más alejado de ella, recargando los codos sobre la mesa y Luffy, dándole la espalda a la puerta, volteó serio y lo miró a medias por un segundo.

—¡Sanji-kun! —exclamó Usopp, corriendo hacia él para abrazarlo—. ¡Estás bien, ¿cierto?!

—¡Sanji! ¡Déjame revisarte! —siguió Chopper, colgándose de la pierna del rubio, esperando por confirmación de Sanji para cambiarse a un punto más grande y analizarlo.

—¡Estoy bien, quítense de encima! —dijo Sanji sacudiéndose y Chopper se apartó de inmediato, pensando que tal vez necesitaría espacio después de lo que pasó con Law la noche anterior. Pero Usopp, solo alzando la mirada, sin dar un paso atrás, observó el rostro de Sanji pasmado. Su olor. Era algo nuevo para todos sus nakamas y estaba al tanto de que no era para tomarse a la ligera. Por un lado quería gritarles «¡Mierda, ¿qué nunca habían conocido el aroma de un omega?!», pero, en efecto, nunca lo habían hecho. Además, por otro lado, la esencia de un alfa u omega influye de sobremanera en la forma de percibir a tal persona. Muy probablemente los Sombrero de Paja habían cambiado por completo el concepto que tenían sobre Sanji en aquellos largos tres días.

Sanji tragó saliva sin quitarle los ojos de encima a la expresión de sorpresa de Usopp hasta que, de un momento a otro, desapareció de su lado. Miró hacia donde se había ido, notando que fue Zoro quien lo alejó de él, rápido y con fuerza. Zoro evitó su mirada, concentrándose en el intruso al otro lado de la cocina.

Fantasía en un destino trazado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora