"Los finales felices no son para todos"

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Número desconocido
-Llegaré en dos días.
-No me extrañes.

Bloquear número.

No tenía ni una pizca de curiosidad de saber quien me había mandado aquellos mensajes; tenía mejores cosas en que pensar.

Empezaré con contar que mi familia es un asco y jamás querré ser como ellos.
Sí, los quiero, pero ¿eso justifica que no odie lo que hicieron?

Ya contaré con más detalles mi pasado, pero comenzaré con el presente...

Me llamo Drake Levine Parker, tengo cabello color rojo intenso y a diario hacen burlas como -"Tú cabello se incendió", "Tienes salsa de tomate en la cabeza" ... sí, lo sé, chistes malos; tengo ojos cafés claros y piel blanca para terminar de describirme.

No soy muy bueno en la escuela a excepción de deportes y artes. Cuando inicié cursos el año pasado en este instituto, no tenía nada por que luchar... hasta que llegó ella.

Jordan Robbie es mi novia, su cabello es idéntico al mío y tiene ojos verdes.
La conocí un día en la cafetería; era inicios de primer año y estaba formada detrás de mí en la fila; de repente tropezó y cayó frente a mí tirándome toda la comida encima.
Se disculpó todo el día y el que sigue y al siguiente... hasta que un día me enamoré de su forma de no rendirse hasta conseguir lo que quiere.
Jordan es lo suficientemente celosa, vanidosa, posesiva y engreída, pero a pesar de eso me gusta porque es alguien única.

Se cumplirá un año de relación en un par de días, y me emociona los muchos más que vendrán. Me siento completo al estar con ella, no me falta nada; y éste año haré todo lo posible por que nada cambie...

-

Jordan y yo bajábamos de la segunda planta tomados de la mano, dirigiéndonos hacia el campo de fútbol.

—¿Sabes que quiero?. – me preguntó Jordan.

—¿Acompañarme a mi entrenamiento de fútbol y unirte a las animadoras para modelarle a tu novio lo linda que te verás con tu uniforme y tu listón?. – argumenté un poco exagerado.

—Ja-ja, buen intento. Sabes que no haré ni una sola acrobacia para entrar a un grupo de chicas a quiénes sólo les interesa verse bien con sus uniformes diminutos.

—Serías la diferencia.

—Sería la burla. – especificó – De todas formas no es lo que quiero.

—Hum, ¿se puede saber qué es?.

—¿Le gustaría a mi novio acompañarme ésta noche a la inauguración de la nueva cafetería que abrirán frente a la escuela?.

—¿Y qué me pasaría si no voy?.

—Me obligarías a secuestrarte. – me sonrió más abiertamente.

Reí y le dí un beso en los labios respondiéndole.

—Sabes que me encantaría acompañarte a dónde sea.

—En ése caso, antes de que abran ése lugar, pasaremos por mi casa, y tal vez quieras quedarte un rato... – me acarició los brazos hasta posar sus manos en mis hombros, y las mías en su cintura.

Punto; Y Coma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora