Las Fantasticas Historias De Belix

●La Cazadora y Daumiuk El Elfo Oscuro●

Una vez un elfo oscuro se enamoró  de una mujer humana, cual hermosa pero de letal como una fiera. Este elfo quien se aventuró a irse muy lejos de su hogar subterráneo para poder observar la vida de las demás especies que habitaban en la superficie de la tierra.

Daumiuk se sintió cada vez más interesado por la vida de los animales y los seres humanos de la superficie, analizándolos escondido entre los arboles la vida que llevaban en algunos pueblos y granjas cercanos.     Como todo elfo podía pasar desapercibido con un poco de magia y astucia. Pero un día quiso interactuar con los pueblerinos, estudiarlos mucho más de cerca a la hora de socializar con otras razas. Sin embargo al intentarlo no obtuvo más que el horror, el rechazo y hasta gestos de violencia de los humanos de aquel pueblo. No tuvo otra opción que volver a escabullirse en los bosques, no muy lejos de donde vivían los humanos.

Los rumores y temores eran cada vez más en el pueblo, atemorizando a sus habitantes. Tal era su ignorancia y sus prejuicios por los elfos oscuros, los drows, que lo poco que conocían es que no eran buenos, ni compasivos, ni pacíficos como los eran los elfos del bosque que pocas o raras veces se cruzaban en la vida de los humanos. Pero para ellos todo elfo de piel obsidiana vendría a causarles problemas, muertes o hasta esclavitud y lo que más temían es que por crueldad arrojasen alguna maldición sobre sus tierras, impidiendo que crecieran sus cosechas y que sus animales enfermarán o peor alguna epidemia. Era tanto su miedo que solo tenían una opción pagarle a una cazadora para que expulsará o hasta matará al elfo oscuro para librarlos de todo mal en sus tierras, ya que se sentían indefensos ante el poder de la magia de los elfos.

Por aquellas tierras había una cazadora que al principio se había dedicado al principio de su niñez como una sacerdotisa para poder ser capaz de cazar, exorcizar y expulsar a todo ente maligno o maleficio en los pueblos. Ahora era una joven muchacha que también se había entrenado en el combate que si hacía falta el uso de la fuerza y la lucha, ella estaba capacitada. La hermosa cazadora de cabellos castaños se llamaba Ainara. Tenía la fama de ser bondadosa pero la más fiera y de carácter fuerte cuando se trataba de luchar contra todo tipo de mal.

Ainara, la cazadora al enterarse del temor que sufría aquel pueblo no dudo en irlos a visitar para poder ayudarlos. Procedió a investigar entre los bosques cercanos que quedaban alrededor del pueblo, encontró unos pequeños rastros del elfo pero ninguna presencia de él. Lo que ella no sabía que estaba siendo observada y que Daumiuk ya estaba por enterado de que vendría una cazadora solo quería enterarse de quien sería, como lucía una humana de cerca.

Pero al verla, no pudo evitar sentirse anonado por su belleza, sus delicados rasgos tan diferentes a lo de su gente, el color blanco de su piel y en especial el color y la intensidad de sus mirada fue lo que hizo sentirse atraído por la joven humana. ¿Era acaso normal sentirse atraído por alguien semejante pero diferente? Su ritmo cardiaco se aceleraba al seguir admirándola, sentía como los nervios empezaban a crecer dentro de él cada vez que ella se acercaba a su escondite oculto por el poder la magia.

Ainara sabía que existía algún vínculo mágico entre aquellos árboles, por lo que no dudo en acercarse y empezar a inspeccionar. De eso no había duda, era el escondite del elfo oscuro. Sin más que pensar con el uso de sus rezos empezó a romperse el hechizo que mantenía oculto al elfo oscuro. Daumiuk se quedó quieto esperando que ella entrará para poder mediar palabras, poder conocerla. Hasta que finalmente ella entro, sacando su espada de su vaina lista para batirse en duelo con él. Pero el elfo no quería pelear quería charlar, apenas abrió la boca para decir una silaba y la joven cazadora arremetía con su espada intentando atinarle un corte seguro y preciso. Pero la destreza de Daumiuk evadió fácilmente con su agilidad física dando un par de volteretas y saltos por los suelos para finalmente alejarle y desvainar su espada, ahora preparado con su espada empezó a pelear contra la cazadora.