Mirar el sol fue como si algo se hubiera activado dentro de ella, como si hubiera sido capaz de escapar de aquella ilusión y entender lo que estaba sucediendo.
Sus sentidos no se equivocaban nunca; claramente algo estaba sucediendo y sentía que se trataba de algo muy malo. La ciudad se encontraba vacía y destrozada, sus últimos recuerdos sobre el lugar no eran así, aquello la empezaba a confundir y seguramente le causaría algún dolor de cabeza.
—Vamos, calma...tal vez siga soñando.
Eso era lo que deseaba, que se tratara aún de aquella ilusión extraña que se sentía de ensueño. Sus amigas no se encontraban junto a ella y aquello le extrañaba aún más, ya que nunca se separaban, siempre eran un chicle gigantesco entre ellas seis.
Movió con rapidez su cabeza, intentando concentrarse para entender que diablos estaba sucediendo en aquel momento. En el "sueño" feliz se encontraba junto a sus amigas, pero miró directamente al sol y de repente se encontraba observando su alrededor actual. Mientras más lo pensaba menos sentido tenía.
Se miró a sí misma, reconociendo la ropa que solía usar en su trabajo. Sonrió, finalmente había algo que reconocía a la perfección y aquello la calmaba un poco. Su sonrisa se esfumó al notar que con una mano sostenía un arma, la cual alzó lentamente y observó una pantalla que tenía la misma,
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—¿Por qué esto tendría cinco cargas? —murmuró.
Mientras más miraba su alrededor, más se confundía.
Nuevamente miró al frente, decidiendo empezar a caminar. Desconocía a donde se dirigía, prácticamente se estaba moviendo mecánicamente y ya vería con lo que se encontraría en su momento. Dejó de observar sus alrededores mientras andaba, mantenía sus ojos fijos al edificio al cual se estaba dirigiendo. Era uno bastante grande y el que se veía mejor mantenido entre todos.
El interior del mismo no se encontraba tan bien cuidado. Fue inevitable hacer una mueca al ver el gran desorden dentro del mismo. Siguió caminando, sintiendo un tipo de energía en el lugar. No sería capaz de describir aquella energía, pero sí sentía que la llamaba y atraía de alguna manera, posiblemente aquella energía sería capaz de darle respuesta a todas sus preguntas.
Encontró unas escaleras de metal y empezó a subir por las mismas. Por los suelos notaba una leve luz rosada, tan leve que parecía que provenía de otro lugar. La energía y luz fue aumentando a medida que terminaba de subir los escalones, llegando al primer piso de aquel edificio. Únicamente había una gran puerta, por los bordes se notaba la luz y la energía era muy fuerte.
—Bingo.
Se acercó, tomando la puerta con ambas manos y tirando un poco, consiguiendo abrirla a duras penas debido al gran peso que poseía la puerta, ya que también era de un tamaño bastante considerable.
El interior la dejó más que sorprendida.
—Chicas... —murmuró, entrando con lentitud a la habitación.
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Sus cinco amigas se encontraban inconscientes, todas siendo iluminadas por aquel grande cristal. Casi cae sentada al recordar y entender todo lo que estaba sucediendo.
Hace un tiempo había leído en un libro sobre un cristal lleno de poder, pero este podría beneficiarte o condenarte; no existía punto de por medio. En aquel entonces había jurado que se trataba de algo sin sentido, algo que había alguien inventado sin razón...pero ante sus ojos se encontraba la misma imagen que había visto ilustrada en aquel libro.
Intentó recordar lo que había leído, cerrando sus ojos y apretando los puños.
Nada.
Nada se le venía a la mente.
Soltó un leve gruñido, molestándose un poco consigo misma. Se acercó a sus amigas, observándolas por un par de segundos, asegurándose de que todas estuvieran vivas y corroborando que no reaccionaban. Suponía que aquel cristal era el causante de todo, posiblemente las estuviera consumiendo y por eso las seis habían estado en un lugar de ensueño.
Observó su arma, entendiendo finalmente que es lo que debía hacer. Debía liberarlas de alguna forma. Obviamente no podía disparar a los cuerpos reales, no deseaba asesinarlas, no sería capaz de hacerlo. Miró de reojo aquel cristal rosado, acercándose al mismo y lentamente acercando por igual su mano libre para tocarlo.
—Si esto las está controlando...tal vez adentrándome pueda salvarlas.
Con algo de miedo y nervios, pero siendo mayormente controlada por la determinación de liberar a sus amigas, tocó el cristal, sorprendiéndose ante el efecto que causaba su toque en el mismo.
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Así fue capaz de entrar a las mentes de sus amigas y empezar su misión.
