ᴍᴀᴅ ʜᴀᴛᴛᴇʀ ❥ ᴀʀɪsᴛᴇᴍᴏ [ᴛʜʀᴇᴇ sʜᴏᴛ]

❥ ❛❛ Entre finales inconclusos y comienzos fascinantes❛❛

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♫ Yo también creo que estás loco

Yo sé que estás ido...

Probablemente esa sea la razón por la cual nos llevamos tan bien ♫

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Viendo las mariposas a su alrededor, danzando en el aire y revoloteando para llamar la atención. Sus pies casi raspando los grandes y esponjosos algodones que se aglomeraban en la tarde, sentía las dos manos desnudas tocar su espalda impulsando, la molesta seda ya no siendo un obstáculo para la calidez.

Al fin lo trataban como alguien normal, no más medicación, no más pinchazos de agujas y risas burlescas cuando creían que dormía. Estando ahí con Aristóteles mirando las criaturas siendo felices y despreocupadas. Su cabeza sabía que era lo que deseaba por una vez.

— Está podría ser nuestra hermosa realidad querubín, solo es cuestión de que seas mío —la promesa teñida de ensueño, sonando como lo más maravilloso que había oído.

— No más seda, no más dolor... Solo risas y felicidad —el hombre asintió ante sus desvaríos—. Te gusto más cuando estoy mal de la cabeza.

Aseguró deteniendo el columpio de un tablón. Sus pies no llegando a tocar el suelo, sus manos empuñadas con fuerza entre las cuerdas trenzadas que adherían aquel objetivo al viejo y majestuoso sauce llorón que les cubría de la melancolía del atardecer.

— En todas tus facetas, eres el ser más perfecto del mundo querubín, si tú eres mi Alicia yo seré tu sombrero loco, por siempre —su mano se extendió brindándole la ayuda para bajar del columpio, sus pies descalzos tocaron al fin tocando el césped.

— ¿Por siempre?

— Hasta que nuestras realidades sean grises y simples como la de los demás. Hasta ese día, estaremos juntos...

Euforia corriendo por su ser y anhelo fue lo que le llevó a jalar de las solapas del abrigo acercando la cara del contrario hasta formar el tan añorado tacto entre ambos labios. Su boca encontrado consuelo y esperanza mientras una lengua intrusa le acariciaba todo a su paso, las manos descansando debajo de sus rodillas al haberlo levantado y dejado suspendido en el aire.

Todo perfecto, todo calmo.

— Tienes que irte —ya no era una pregunta llegando a este punto, era más que claro que había una afirmación detrás de todo esto.

— Pero no quiero hacerlo, yo quiero quedarme aquí.

Habían cosas que aún no comprendía, pero la felicidad al estar aquí era algo que no podía encontrar en otro lugar. Lo mal que estaba el mundo no le importaba, su egoísmo no era juzgado. Julieta le dijo verdades que duelen, la verdad de saber que la realidad dolía más que mil latigazos con la espalda desnuda o el más potente y mortal veneno.

Comprendía que su cabeza era maravillosa y que no veía como los demás. Que más allá de todos y de todo él había creado una realidad para si mismo envidiable. Que importaba si en un parpadeo todo a su alrededor era monocromo y legubre, si las criaturas gozaban asustando con los más insignificantes miedos.

La felicidad era algo inefable para cada persona. Y su felicidad estaba aquí, dónde el camino comienza y termina con estás personas que no poseen un grado de raciocinio.

¿Y qué si estaban locos?

Después de todo, las mejores personas lo están.

Así que con un beso cargado de desicion y una promesa, nuevamente sintió el vacío a su alrededor.

Su cuerpo no tenía nada en que apoyarse y con una sonrisa se dejó llevar a lo de desconocido, su risa por todas partes descontrolando su corazón.

Al fin es libre.

[...]

Dicen que la felicidad empieza cuando uno deja atrás lo que lo encadena y lucha por lo que desea, quizás eso aplica en todas las normas.

Siendo así, una tarde de octubre a las afueras de la ciudad en un edificio se escuchó un grito.

Los pasos resonantes y el chirrido de las ruedas que ejerce la camilla cuando es arrastrada por el pasillo hacia la celda 89. Hasta que los pasos se detienen y el equipo del centro entra en la pequeña habitación.

En una pared que hace años había sido color blanco se puede leer "Mad Hatter" con rojo, una caligrafía desgarvada y vaga. En el suelo sentado con la cabeza entre las rodillas a un lado del mensaje, el cuerpo menudo de un castaño revela dos muñecas con cicatrices y dos cortes simétricos abiertos dónde la sangre tiñe el suelo en un charco que crece a cada segundo.

La sonrisa plasmada y permanente en el rostro tierno del recién adolescente, los labios rojos a causa de las mordeduras para reprimir cualquiera sonido de dolor. No debería doler, no hay dolor que valga si con ello puede volver a casa.

Puede volver a sus brazos y sentir los cerezos contrarios curando los suyos con dulzura. Los enfermeros solo niegan con cansancio porque este es el octavo incidente en lo que va del mes. En la placa de la puerta reluce el nombre de Cuauhtémoc López quien a la edad de doce años fue ingresado al lugar por un caso grave de esquizofrenia.

El personal médico riendo mientras miran como pequeños dibujos de conejos blancos de ojos rojos están esparcidos entre las paredes con tinta roja que seguramente es su misma sangre. El curioso síndrome de Alicia en el País de las maravillas que se ha intentado escapar para ir en busca del conejo blanco más de una vez. Para al final llegar a los brazos de su adorado sombrero, el mismo hombre que le había prometido una tarde de té magnífica y un felices para siempre en el ideal mundo de las maravillas si volvía con él.

Un lugar donde la cordura está muy lejos de ser algo posible...

N/A: Okey viendo bien mi panorama me doy cuenta que dejó finales medio extraños en estás historias. 
Pero en si, este sería el final de la historia, se los dejaré a su imaginación como en Dollhouse. Finales abiertos vengan a mi >:v//
Me gusta creer que estas historias son desarrolladas en un diferentes universos, como me acabo de terminar de leer una historia donde hay varias dimensiones ando trayendo eso en la cabeza. Ando leyendo mucho novelas chinas así que mi imaginación se amplía, muchachos :3
En fin, espero les haya gustado. Gracias pro haberle dado una oportunidad nuevamente a una de mis historias y espero que durante estos periodos de pandemia gocen de buena salud ustedes y su familia. Les quiero.