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En un mundo perfecto, la gente encontraría al amor de su vida, se casaría, tendrían hijos, envejecerían juntos, morirían y les enterrarian al lado en un cementerio donde todas las tumbas van de dos en dos. Pero no en esta vida. Aqui, las leyendas mitologicas de los antiguos griegos y romanos son reales. Para todos los mortales que vivimos en la actualidad, la más presente en nuestras vidas es la maldición que Zeus nos echó hace mil años. Cuenta el mito que, antes, eramos seres enormemente poderosos compuestos de dos pares de piernas, dos pares de brazos y una cabeza con dos caras. Eramos tan poderosos que el mismisimo Zeus nos tenía miedo. Así que lanzo un rayo sobre la tierra que hizo que todos nosotros nos separaramos en dos seres totalmente diferentes. Así, el gran dios, nos condenó a buscarnos entre nosotros generación tras generación. Los años pasaron y se convirtieron en decadas que, a su vez, se convirtieron en siglos y estos en milenios; y así llegamos al día de hoy. Solo unas pocas personas consiguen encontrar a su mitad perdida. ¿Cómo sabes que la has encontrado? Cuando lo haces, cada vez que besas a esa persona una rafaga de sensaciones positivas recorre tu cuerpo desde la punta de tus pies hasta el ultimo pelo de tu cabeza. Ademas de eso, esta generación ha empezado a organizarse social y economicamente de acuerdo a si encuentras a tu mitad o no. Los más ricos entre los adultos son aquellos que encontraron a su mitad perdida y los más populares entre los adolescentes son aquellos hijos de los se encontraron. 

-¡Katherine Morgan!- gritó mi madre desde la parte de abajo de nuestra casa- ¡Baja aquí ahora mismo!-

Bajé las esaleras corriendo ya que cuando mi madre decía mi nombre completo significaba que algo había hecho mal. Y, por si os lo estais preguntando, sí, mis padres son una de esas parejas afortunadas que se encontró. Por lo tanto debería ser de las más populares en mi instituto, pero no lo soy. Mis mejores amigos no pertenecen a ese grupo por lo tanto no me interesa estar en él.

-¿Qué ocurre mamá?- pregunté una vez abajo.

Vi a mis padres sentados en el sofá del salón hablando en voz baja.

-¿Qué está pasando?- pregunté confusa acercandome a ellos.

-Cielo- dijo mi madre haciendo que me sentara en un sillón frente a ellos- Ya tienes 17 años, pronto serás mayor de edad y, tu padre y yo, creemos- hizo una pausa para mirar a mi padre- ya es hora de que empieces a buscar a tu mitad perdida-

Mis ojos se abrieron como platos. ¿Buscar a mi mitad perdida?

-Mamá- miré a mi madre y después a mi padre- Papá. Ahora mismo, tengo muchas cosas en la cabeza como el instituto, pronto la universidad y demás cosas. No puedo centrar mi vida en un chico que ni siquiera se quien es-

-Pero cielo- intervino mi padre.

-No- interrumpí levantandome- Es como si me pidierais que empezara a planear una boda que ni siquiera se si va a ocurrir-

Salí del salón con las voces de mi madre y mi padre llamandome, cogí el abrigo y salí de casa. Mientras caminaba por una de las calles desiertas del pueblucho donde vivía se me ocurrió llamar a mi mejor amigo, Alexei Cock. Sus padres eran de Alemania, pero por temas economicos tuvieron que mudarse aqui. Tras un par de tonos su voz sonó al otro lado de la linea.

-¿Kat?-

-Alexei- dije caminando hacia nuestra cafetería favorita- Voy de camino al Jugg's-

-De acuerdo- dijo mientras un sonido de fondo indicaba que se empezaba a mover- Nos vemos allí-

En ese momento corté la llamada y le mandé un mensaje a Michelle, mi mejor amiga desde la infancia.

"Nos vemos en el Jugg's"

El doble check azul apareció casi al instante y segundos después apareció el emoticono del pulgar hacia arriba. El Jugg's era la cafetería más popular en aquel pueblo. Allí iban casi todos los habitantes, la mayoría adolescentes, en sus días libres o incluso después de las clases o el trabajo. Anduve durante unos 10 minutos por medio de la carretera por la que pasaba un coche cada hora hasta llegar a la cafetería. Esta se encontraba a las afueras del pueblo así que no había ningún edificio a su alrededor; dejando unas hermosas vistas por las ventanas. Entré en la cafetería que, en honor a los dioses que la mayoría de la gente creía que eran maravillosos, estaba decorada a lo griego clásico. Las columnas eran de estilo greco románico y las mesas y las sillas tenían detalles de la época. Me senté en una de las mesas más cercanas a la ventana para poder disfrutar de las vistas hasta que llegaran mis amigos. Pasaron unos 10 minutos. Tenía un batido de chocolate, una de las especialidades del Jugg's, a medio beber en frente de mi. En ese momento la campanilla del establecimiento dejando ver a mis dos mejores amigos entrando juntos. En seguida me vieron y se acercaron hasta la mesa.

-Hola, Kat- dijeron los dos a la vez.

-Wow- dije mirando mi reloj- 10 minutos, os habéis superado-

Ambos se rieron y se sentaron un poco avergonzados.

-Lo sentimos mucho, Kat- dijo Elle- Nos entretuvimos por el camino-

-De todas maneras- interrumpió Alexei- ¿Por qué tenías tanta prisa por vernos?-

Ambos pidieron su batido y comencé a contarles lo ocurrido en mi casa.

-Me imagino que querrán preservar el legado familiar- dijo Alexei.

-¡Cierto!- dijo Elle- Tus padres se encontraron al igual que tus abuelos por ambas partes-

-Y ni siquiera has investigado a tus bisabuelos o a tus tatarabuelos- dijo Alexei terminando su batido de vainilla con nata- Pero si tus padres te dicen de buscar a tu mitad con 17, seguramente ellos también se encontraron-

Tras unos segundos metida en mi cabeza decidí terminarme el batido e irme a casa a investigar.

-¿Os venis?- dije mirando de nuevo el reloj- Aún son las 7, podríamos hacer un poco de detectives-

Ambos sonrieron y Elle se terminó su batido. Cuando todos estuvimos levantados fuimos a la barra para pagar los tres batidos y entonces la campanilla de la puerta sonó de nuevo haciendo que los tres nos giráramos al mismo tiempo. En la puerta, con mirada perdida, había un chico de nuestra edad, alto y con el cabello moreno. Tenía la barbilla marcada, sus ojos color marrón hipnotizaban a quien osaba mirarlos y sus labios me pedían a gritos que los besara. Se empezó a acercar a nosotros y noté como mi corazón comenzaba a acelerarse.

-Disculpad- dijo con voz grave- ¿Alguno de vosotros es Alexei Cock?-

-El mismo- dijo Alexei dando un paso hacia él al tiempo que estiraba su mano- ¿En qué puedo ayudarte?-

Ambos se estrecharon la mano justo antes de que dijera su nombre.

-Me llamo Carlo Smith-

Lost HalfsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora