❛ 𝙥𝙧𝙤𝙡𝙤𝙜𝙤 ❜

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❛ 𝗁é𝗋𝗈𝖾𝗌 𝗍𝗋𝗂𝗍𝗎𝗋𝖺𝖽𝗈𝗌,
⠀𝙥𝙧𝙤𝙡𝙤𝙜𝙤.❜

Dos pares de pequeños pies pisaban el estrecho camino de la tierra prohibida entre los árboles.

Comenzaba a oscurecer pues llevaban un buen rato merodeando por el bosque cansados y aterrados, la maleza maldita parecía echárseles encima cual animal hambriento al visualizar la presa; no debían estar ahí. El más pequeño miraba nervioso a los lados, el viento se volvía más agresivo creando crujidos extraños en la negrura, tenía miedo de que sus manos sudorosas se soltasen y que ocurriese lo que imprimían en los periódicos a diario.

Supdzhubes, el bosque embrujado que devoraba a cualquiera que pisara sus dominios. ¿Cómo acabaron ahí?

¡Niños!

Un chillido hizo que se sobresalten con el corazón a punto de salir por la boca, el menor cayó sobre su trasero del susto y el otro chico se quedó mirando perplejo a la criatura al darse la vuelta.

¡Que niños tan adorables!

Era un humanoide diminuto flotando en el aire con unas alas que se transparentaban un poco, pequeñas motas de luz se soltaban de su cuerpo y desaparecían en la caída misteriosamente. Sujetaba unas flores minúsculas que dejó caer al suelo para revolotear alrededor de los intrusos.

¡Gracias al cielo, han venido unos niños! – otro ser de misma especie apareció de la nada e imitó la acción de su compañera alegremente.

¿Son hadas? – pensó en voz alta embobado por las lucecitas que soltaban las criaturas.

Sí, somos hadas pero... – su semblante animado cambió de repente a uno decaído. – Verás, dejaremos de serlo pronto.

¿Qué? ¿Porque?

Hay un ente maligno que se presentó aquí hace poco y se come nuestras energías, sin polvo mágico dejaremos de existir. Solo hay una manera de derrotarlo.

¡¿Qué?! ¿Cual es?

El menor no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, en pánico comenzó a ojear sus alrededores todavía sintiendo la tierra mojada manchando los pantalones. Algo le tenía inquieto, siempre veía una sombra al rabillo del ojo pero no lograba atraparla con la mirada; cada vez que pasaba se levantaba el viento y el suelo vibraba.

Por alguna razón el malvado teme a los enanos, y los niños son lo más parecido a uno... Si tan solo uno pudiese acercarse lo suficiente para alumbrar sus ojos con luz potente...

¡Nosotros podemos! – saca el teléfono para mostrar la linterna entusiasmado. – Tenemos luz y somos niños.

Las dos hadas se miran mutuamente con una sonrisa difícil de notar. El que estaba callado hasta ahora, se levanta bruscamente del suelo para limpiarse el pantalón con nerviosismo, juraba haber notado una respiración en la nuca.

¡Está cerca! – chilló de repente una de las hadas. – ¡Derrotad a ese monstruo por favor! – tras esas últimas palabras desaparecieron en la oscuridad.

El mayor alzó el brazo con la linterna para alumbrar los alrededores, buscaba a aquel villano horrible.

¿Que haces? Tenemos que salir de aquí, es peligroso.

– No. ¿Acaso no escuchaste lo que nos acaban de decir? ¡Tenemos que ayudar!

Trató de recuperar el agarre de manos pero el valiente no lo permitía, movía la linterna como loco para atraer al ser maligno sin prestar atención a su amigo asustado. Hasta que una sombra negra pasó entre ellos y el silencio del lugar se rompió por los gritos del ''héroe''.

El pequeño observaba con terror como la sangre brotaba de lo que quedaba de brazo de su amigo, la linterna enfocaba el rostro lleno de dolor y horror del muchacho desde el suelo, creando sombras terroríficas en éste mientras unas risitas agudas se oían a lo lejos.

La sombra volvió a cruzarse entre los dos.

''¡NO!''

mashed heroes .Where stories live. Discover now