•02.

54 3 1
                                    

— Al fin dejó de llover! —se notó el entusiasmo en la tonalidad—

— ¿Eso es bueno o malo? —preguntó mientras leía uno de sus libros—

— Es bueno, tengo muchas cosas por hacer.

— ¿Por ejemplo?

— ¿Recuerdas a la viuda Song? -asintió sin despegar la vista de su adicción- Hace unos días me pidió si podía pasar unos muebles viejos que ya no usa, al galpón que tiene en el patio trasero.

— Y como buen ciudadano, aceptaste.

— Es una mujer de avanzada edad, no puede ni siquiera mover un esquinero. ¿Cómo podría negarme?

— Esta bien, entiendo. —cerró su adorado libro y por fin se dignó a mirarme—¿Necesitas ayuda?

— Creí que tenías que rendir un parcial —tengo una excelente memoria, se que lo dijo-

— Por si no lo notaste, son las 2 pm. Rendí a las 8 am. —remarcó esto último en un tono bastante molesto—

—Bueno, jamás mencionaste la hora en la que rendías.

—Tampoco lo preguntaste. —se puso de pie y comenzó a avanzar hacia la cocina- Entonces ¿La necesitas o no? —volvió a preguntar—

— Si, no me vendría mal una mano.

Últimamente Lucas está un poco más estresado de lo normal. Si bien, nunca esta de excelente humor, suele ser más amistoso. Entiendo que la universidad y el trabajo lo tienen algo agotado, sin mencionar el trabajo que yo debo darle. Bueno, el solo se agobia por esto último.
No tiene la necesitad de estar pendiente de lo que hago o no, sin embargo, lo hace todo el tiempo.
Dedicarme o no atención, no hará que yo cambie mi forma de ser o de pensar. Ya no tengo remedio, y vamos, ¿A quien se le ocurriría pensar que una persona, podría cambiar su esencia por alguien más? Es totalmente una locura.

Después de un buen almuerzo - merienda, que yo mismo preparé, fuimos a cumplir con la señora Song.

Hubiese sido un error negar la ayuda de Lucas, esa casa estaba llena de muebles viejos y sobre todo, muy pesados. Nos habrá llevado algo así como dos horas terminar de pasar todas esos muebles y repisas, al galpón del fondo del patio.
Esas cosas eran una reliquia, la señora, se dedicó a darnos instrucciones de como llevarlas sin dañarlas, era irritante, pero solo por el echo de que odio que me digan que hacer.
Ella es una abuela muy dulce, pero el que me manden no es algo que valla de la mano conmigo.

Al fin acabamos la tarea, agotados y adoloridos por la fuerza. Necesitaba una ducha urgente, a distancia podía sentirse el asqueroso olor a transpiración.

— Gracias niños! —dijo la mujer mientras se acercó a cada uno de nosotros y dejaba un beso en nuestras mejillas en forma de agradecimiento-

— Fue un placer señora. -agregó una sonrisa al final de la oración-

— Cualquier cosa que necesite, ya sabe donde encontrarnos. —dediqué una corta y ligera sonrisa—

— Gracias nuevamente mis niños —sonrió y tomó una de mis manos, envolviéndola con las suyas-- ¿Qué harán esta noche?

— Descansar, hoy es día de franco.

— Oh, quisiera invitarlos a cenar -se sintió como si mi abuela me estuviera hablando— Como agradecimiento —volvió a sonreír- ¿Aceptarían?

Jugando Con El Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora