Por la boca mueren los sucios perros del gobierno.

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Capítulo 5

—¿De verdad cree que ese niño viene del futuro, Okita-san?

Las cosas ahora en la Yorozuya se habían vuelto un poco más tranquilas, sobre todo cuando Gintoki era quien esta vez se encontraba maniatado en uno de los sofás, manteniendo tanto a Kagura como a Shinpachi sentados a sus lados para evitar que hiciera algún movimiento estúpido como el de hace unos minutos atrás que había terminado con los cajones del escritorio destrozados.

—Bueno no completamente, pero es la única teoría que tengo hasta ahora.

Sougo había decidido contar todas las conjeturas que realizado hasta ese momento. Cuales eran las sospechas que había tenido desde el momento en que conoció al niño y como fue que llegó a la conclusión de que no era de esta época, sino que provenía de un futuro cercano.

—Eso quiere decir que ustedes no...

—¡No!— respondió rápidamente Kagura

—Bueno, no por ahora.—murmuró Sougo, esbozando aquella tétrica sonrisa que todos los presentes detestaban

—Tch! No es como si fueras a tener tanta suerte, la gran Gura-sama jamás estaría con un asqueroso perro del gobierno como tú.

—Pues yo creo que sí, china. Ahí está la prueba. — apuntó con su cabeza al niño que yacía sobre el regazo de la adolescente agitando una y otra vez el bokuto perteneciente a Gintoki y golpeando a este en su cabeza. — Algún día por fin aceptaras ser mi esclava y te pondré la correa en el cuello.

—¡Tu hijo de p***! — gritó el permanentado intentando fulminar con la mirada a Okita para luego volver a ser callado con un fuerte golpe en su cabeza dado por el pequeño de ojos azules.

—Pero lo que dije es cierto, danna. Según mi experiencia, si esta cerda alienígena no quisiera hacer esto y aquello como ella dice, el mocoso ya habría desaparecido de la foto.

—¿CUÁL EXPERIENCIA? — gritó Hijikata para darle un golpe en la cabeza a Sougo — Solo has visto demasiadas veces la saga de volver al f*tur*.

— Salta de un acantilado, Hijikata-san.

—Pero eso tiene un poco de sentido. — La curiosa mirada de Patsuan iba desde el joven capitán que sonreía con absoluta suficiencia hasta la pelirroja que parece que en cualquier momento iba a explotar de la ira. — Después de todo, era casi evidente que ustedes dos terminarían juntos dentro de algunos años.

— ¡Eso no es cierto! — Gritó la muchacha mientras se levantaba del sofá casi de un salto y dejaba caer a Souichiro de su regazo. — De solo pensarlo me dan ganas de vomitar todo el arroz que comí esta semana.

—No es como si yo también quisiera. — La amplia sonrisa que Sougo había mantenido en su rostro se había esfumado para mostrar ese estoico y aburrido semblante que solía portar habitualmente. — El solo pensar que mi vida estará ligada a una gorila de las montañas me da asco. Fácilmente podría haberme quedado con una chica linda, pero por lo visto terminé con lo peor de Edo.

Esta vez nadie pudo, ni se dio la molestia de evitar que Kagura lanzara la mesa de centro dando justo en su objetivo, la cabeza de coco de Sougo.

—¡Muerete! — Gritó para luego salir corriendo de la habitación.

—Te lo mereces — Pronunció Toushirou quien se había movido con rapidez de su lugar en el sofá antes que también fuera golpeado por aquella monstruosa fuerza.

—Debes entrenar mejor a tus perros, Ougushi. Esa no es la forma de hablarle a una mujer, por muy monstruo que este sea. Un monstruo siempre será un monstruo, pero si un monstruo es una niña debes tratarla como tal, sobre todo si ese monstruo es la madre de tu hijo.

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⏰ Última actualización: Oct 16, 2022 ⏰

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