Pon ***** en ****** y verás como ********

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¡Hola chiquilines! como fiel seguidora de Sorachi no puedo permitirme entregar un capítulo cuando lo digo jajajaj lo siento, pero a pesar de que ya esto estaba listo he tenido tantas cosas que hacer y hoy me he dado un tiempo para subir este pedacito de la historia, aun cuando debería estar haciendo otras cosas, pero no diré mucho más porque las excusas agravan la falta. Así que a leer y disfrutar. 

Capítulo 4

Pon ***** en ****** y verás como ********

— Muy bien, Yoshizawa, estoy esperando.

— ¡Oh danna! ¿Qué pasa? — Okita dijo con voz inexpresiva

— ¿Qué pasa? — grito el permanentado, mientras agarraba con fuerza las solapas de la chaqueta del joven sádico. — Será mejor que me cuentes qué le hiciste a Kagura.

— ¿Qué quieres saber, danna? ¿Quieres los detalles sucios?

— Eso no ayudará a que mantengas las pelotas en su lugar ¿Cómo te atreves a abusar de una niña? Aún tiene 12 años.

— Tengo 16. — Refuto Kagura frunciendo ligeramente su ceño; le ofendía que Gintoki la tratara como si fuera una niña cuando ella prácticamente se consideraba una adulta, pero sobre todo ya estaba cansada de decirle al tarado de la permanente que entre cabeza de coco y ella no había pasado nada.

— Siempre tendrás 12 años para Gin-san.

— ¿Cómo sabes que fui yo quien la tocó primero? En lo que a mí respecta, china tiene la mayor ventaja en fuerza, fácilmente podría haber sido ella quien me quitó la inocencia.

— inocente mi culo ¿Por eso es que siempre se iban tan lejos o tardaban tanto cuando "discutían"? — el sonrojo que el peli plateado vio en rostro de la yato fue la única respuesta que necesitaba – Voy a entregarte a la policía, pedófilo.

—Yo soy la policía, danna.

—Pero a puesto que todos estarán felices cuando nos deshagamos de ti.

Sougo esbozo una pequeña, pero notoria sonrisa burlona. Como si eso fuera a pasar, llevaba bastantes años causando desastres y saliendo impune de todo; ninguno de los que pertenecían a la fuerza policial se atrevería hacer algo en su contra, no a menos que quisiera ser torturado por el resto de vida que le quedase.

—¿Qué es esa mueca, pequeña mierda? ¿Te burlas de Gin-san?

— Claro que no, danna. ¿Me crees capaz de algo así? — si bien hace varios minutos atrás había querido salir huyendo para salvar sus preciadas kintamas, ahora no podía dejar de divertirse con la situación. Le parecía demasiado cómico las diferentes expresiones horror y enojo que hacían tanto como Gintoki como Kagura, pero sobre todo comenzaba a emocionarle que en algún momento podría enfrentarse con el viejo samurái, cosa que llevaba bastante tiempo en su lista de pendientes.

—Te creo capaz de muchas cosas, sobre todo ahora que te atreviste a abusar de una niña.

—Eso no es cierto, Gin-chan.

Al oír las palabras de Kagura, el rostro de Gintoki se volvió casi del mismo tono que su cabello.

—Os-osea que te convenció para que lo hicieras con él.

— Yo no dije eso, nosotros...

El peli plateado ni siquiera dejo que Kagura terminara de hablar cuando desenfundo su bokuto y apuntó con la punta de este al cuello del Okita.

—Maldito bastardo ¿Sabes todo el esfuerzo, dinero, comida y dignidad he tenido que sacrificar para poder criar a esta mocosa, para que vengas tú y la lleves por el mal camino? Ya estaba suficientemente descarriada como para que empeores todo.

El rey del distrito KabukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora