"THE GIRL IN THE MIRROR" (Michael Jackson)

Say Say Say

Omer permaneció conectado al respirador mecánico desde ese día. Hace una semana que no me dejaban quedarme en la noche así que cerca de las siete, mamá y yo teníamos que volver a casa...

Me rompía el corazón dormir sin saber cómo estaba mi bebé. Con el miedo de despertar con una llamada telefónica del hospital diciéndome que él ya no había resistido más... Lloraba en la noche, abrazando una almohada, aguantando ls ganas de gritar. De tomar el espejo, entrar y buscar a Michael para gritarle por dejarme sola con todo esto... Pero luego recordaba su cara llena de odio la última vez que lo vi y todas las ganas de verlo y gritarle desaparecían...

Todo era tan injusto. Desearía vivir en paz con mi bebé, ocuparme de su educación y ambos vivir una vida larga y feliz... No podía imaginarme una vida en el hospital, haciéndole exámenes, buscando soluciones... Soluciones que no habrían si Omer no evolucionaba... Y tuviese que vivir toda su vida con un respirador artificial.

Esto era mi culpa. Pero me prometí amarlo pase lo que pase. Seré una buena madre y él no tendrá nada más que amor en esta casa.

Desperté sintiendo mis párpados pegados seguramente por la sangre seca brotando de mi cabeza. Me dolía en extremo la espalda y las piernas como si me hubiesen golpeado con piedras, pero pude moverlas... No estaban rotas. Tenía mi propia corbata amarrandome las manos juntas y un pedazo de cable apretando mis tobillos. Tenía la camisa abierta mostrando mi barriga llena de moretones y sangre seca... No tenía zapatos ni calcetines, con suerte tenía puestos los pantalones, también llenos de sangre seca y endurecida contra la tela.

Mire hacia arriba. Estaba en una habitación, parecía la habitación de un hotel por el cobertor, las sábanas y cortinas de color blanco... Imaginé que no podían dejarme moribundo en medio de la calle, la gente me reconocería y se armaría un alboroto. Traté de pensar en alguien que quisiese hacerme daño pero no pude pensar en nada. La razón principal por la que me uní a la hermandad fue para ser intocable y ahora estaba aquí tirado en el piso con más de alguna costilla rota y la boca llena de sangre espesa y asquerosa... Ellos vendrían por mí. Yo era uno de sus miembros más importantes, notarían mi ausencia.

Cerré los ojos aguantando el dolor punzante en mi cabeza. El tipo con el bag de béisbol debió abrirme la piel a golpes... Me prometí mentalmente encontrar al maldito y pagarle con la misma moneda. Todos ellos pagarían lo que me hicieron... Esto no se quedará así