Prefacio

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Todo comenzó en el bosque, mientras caminaba para llegar al lago que no estaba muy lejos de casa. Al cual solía ir para pensar o leer, cuando estaba cerca vi algo a lo lejos que a simple vista no alcanzaba a detallar,  mi curiosidad guió a mis pies a acercarse, solo entonces lo vi.

Estaba recostado sobre algunas rocas, las cuales había utilizado incontables veces para recargarme. Se veía indefenso y se encontraba inmóvil, solo pude ver su pecho subiendo y bajando frenéticamente cuando decidí acercarme un poco más.

Ahí, fue cuando observe que algo resaltaba en él, había una mancha que iba expandiéndose lentamente y mi cerebro reaccionó casi al instante. Solo tenía 12 años pero mi hermano mayor se había metido en peleas suficientes como para saber, qué eso, que al parecer estaba brotando de él, era sangre.

Como pude salí corriendo hacia mi casa, recordando lo que mamá siempre decía sobre ayudar a los demás y cuando encontré el botiquín de primeros auxilios rápidamente me dirigí al bosque, solo esperaba que aquel lobo no se hubiera ido.

Cuando llegué al sitio,  estaba intentando ser muy cuidadosa, no quería que él se asustara o me mordiera, pero entonces mi pie tuvo un desliz y él alzó su mirada hacia mi. 

En el instante en que mantuvimos contacto visual, noté algo en su mirada,sentí algo parecido a una conexión, era una conexión extraña que me dio la confianza de acercarme y curar sus heridas, su pelaje negro era tan oscuro que no sabía cómo había visto esa sangre y fue gracias a ello que mi amistad con él comenzó.

MaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora