¿Me extrañabas?

4.1K 221 3
                                    

"Kels, ¡levántate! Vas a llegar tarde al colegio!" Arrastrando los pies mi madre entró a la habitación, su voz aguda provocaba un zumbido y notaba como un tambor en mis oídos.

Gemí, pasando a mi lado. "No", murmuré, clavando mi cabeza en mi almohada, con la esperanza de que se callara.

Yo no estaba de humor para hacer frente a los chicos de mi colegio, las preguntas de Carly o los profesores aburridos. Solo quería dormir, ni siquiera tenía ganas en absoluto de mis encuentros con Danger, alias Luke.

"Kels" gritó ella, tirando de la manta por mi cuerpo, revelándome el aire frío que rodeaba mi habitación.

Eso no funcionó demasiado.

"Cinco minutos mas, por favor.", Dije, tomando mi almohada y poniéndola en la parte superior de mi cabeza.

Tal vez ahora me deje en paz.

"Kels" Ella tiró la almohada, golpeándome con ella.

O no...

"Jesús, mamá!" Levanté mi cuerpo hacia arriba, molesta, y cansada como el infierno. "Estoy despierta!" Escupí, frotándome los ojos.

"No te atrevas a usar el nombre de Jesús en vano!" Ella gritó con un tono de voz alto.

Yo simplemente rodé los ojos. Todo depende de mi para predicar el nombre de Jesús y permanecer fiel a mi religión, pero maldita sea, mi madre puede llevarlo a otro nivel.

"Deberías de estar avergonzada de ti misma, Kels." Ella continuó su sermón, mientras sacudía la cabeza, murmurando palabras incoherentes en voz baja. "Vístete y date prisa, no tenemos todo el día."

"Tengo que tomar una ducha primero, mama." Me quedé de pie, lista para ir al baño cuando ella me paró sin dejarme caminar más lejos.

"No, no lo harás. Dennis y yo no tenemos tiempo para que tomes una ducha de una hora. Tendemos que irnos, o todos vamos a llegar tarde solo porque tu no tienes la responsabilidad de irte a la cama a tiempo." Ella me señaló con su dedo hacia mí. "Lava tu cara, cepíllate los dientes, vístete y bajas las escaleras."

"Pero mama, no tomo una ducha desde anoche-"

"Te atraparon a escondidas en la casa?" Ella fingió una sonrisa. "Si, bueno, eso no es culpa mía. Nadie te dijo que te olvidaras o te descuidaras." Ella comenzó a caminar. "Ah, y no pienses que no estas castigada ya, señorita. Quiero que vuelvas a casa después del colegio. ¿Lo tienes?"

"Si, lo que sea." Murmuré, mirando a otro lado.

Ella suspiró, no quería empezar otra discusión. "Será mejor que estés lista y fuera en el momento en que ponga las cosas en el coche."

Me hizo un gesto con la mano detrás de mi con desden en su dirección, mientras caminaba hacia el baño. Una vez que oí el ruido suave de la puerta cerrarse detrás de mi madre, dejé escapar un grito molesta.

Quiero a mi madre pero ella puede ser tan malditamente controladora y molesta a veces. Me esta volviendo loca.

Abrí el grifo del lavabo, me lavé la cara, la lavé antes de cepillarme los dientes y después de secarme la cara y la boca con una toalla. Me cepillé mi cabello, maldije mi vida- parecía repugnante. Gracias a dios que no era grasa. No se veía la mitad de mal como pensé que se vería. Pero en general no era demasiado atractivo. Me puse un moño desordenado arriba, salí del cuarto de baño.

Al entrar a mi armario, apreté mis labios, preguntándome que iba a llevar. Me decidí por un simple par de jeans ajustados negros, una camiseta sin mangas, blanca y un botón a cuadros rojo y negro debajo, me puse un par de bailarinas para completar el look antes de buscar mi mochila.

Danger » l.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora