Ojos rosados, casi rojos, piel blanca, cabellos purpuras y cenizos; una bonita cara. Era el cuerpo que ahora por alguna razón me pertenecía. Un día dormí luego de leer un capítulo de una novela popular y posterior a ello desperté dentro de ella. Parecía que mi deseo por ayudar a mi personaje favorito había desencadenado esto. Pero estaba en peligro, ignoraba todo porque no había detalles relevantes sobre la familia a la que pertenecía en la novela que había leído.
–Ariadne Battenberg, sí que eres bonita –aludí.
Mary a unos cuantos metros me observaba como cada mañana. Cada mañana repetía la misma rutina, me dedicaba a inspeccionar mi cara en el espejo, esperando algún cambio, alguna deformidad a mi antiguo yo. También recordaba mi cara, no me parecía en nada a Ariadne.
<<Que extraño color>>
–Mary –la llamé y se acercó a mi apresurada –¿Es este mi cabello? ¿Siempre ha sido así mi cabello?
–Bueno... hemos usado tratamientos antes de arreglarlo –contestó sin saber realmente a lo que me refería.
Cada mañana se llevaba una sorpresa con alguna de mis preguntas –¿Siempre ha sido de este color?
Solo asintió, en las nubes.
Habian pasado semanas, días en los que por supuesto estaba algo trastornada, despertarme en otro cuerpo no era algo fácil de asimilar, agregando despertando en un mundo diferente. Aun con las noches sin sueño y alimentación pobre Mary se las había arreglado perfectamente. Lucía realmente bonita.
–Definitivamente quedaría mejor con los ojos de mamá –agregué.
Mary palideció –Por favor no diga eso señorita. Es una falta a su padre, podría llegar a ser acusada si alguien más la escuchara. Podría perder sus derechos como hija por una falta de respeto.
Al principio no entendía hasta que puse a trabajar a mi memoria.
En este mundo, había algunas familias especiales, condiciones genéticas particulares y únicas, además de ser una marca de nacimiento como tal, color de ojos, color de cabello, marcas en la piel, habilidades únicas. Eran condicionantes, si eras miembro de la familia, tenías que tener tal particularidad.
<<Eres una Battenberg, Ariadne>> Una voz ronca golpeó mi cabeza.
Mis ojos eran la clara prueba de la familia a la que pertenecía y si yo renegaba de ellos o negaba su apariencia significaba que renegaba de mi padre, de mi familia, de mi estatus como una Battenberg. Si por la calle alguien me veía de inmediato se percatarían.
–Mary ¿Papá está en casa?
–Su... Su Alteza salió a montar.
Un día Mary iba a desmayarse de tanto estrés.
–Quiero ir a montar –pedí.
Quería ver el nuevo mundo.
–No podemos señorita –se negó con temor -La Orden mandará un sanador hoy. Tenemos que esperar a que llegue.
La Orden era una organización cuya sede oficial se encontraba en la ciudad de Hebelos, la capital del reino, sus integrantes eran personas capaces de albergar mana y poder divino. Un poder otorgado desde su nacimiento y desarrollado conforme los años pasaban. Sus característicos ojos dorados y brillantes cuando utilizaban su habilidad era el detalle que más recordaba. Los ojos color oro estaban relacionados con la divinidad.
Mary aún estaba negativa ante la idea y permaneció así por bastante tiempo pero yo tenía una cita agendada con La Orden, significaba que pasara lo que pasara el sanador enviado iba a ser capaz de encontrarme. Era como un objetivo mágico, una diana, una de sus habilidades; si formulaban un compromiso con una persona, ellos podía encontrarla en cualquier lugar aunque por lo general los sanadores nunca estaban contentos sobre brindar atención en sitios inesperados o seguir a sus citas. Muchas personas sospechaban que su habilidad podía estar presente incluso sin un trato, cita o agenda pero nunca se les había comprobado.
ESTÁS LEYENDO
¿Qué le hice al villano?
RomanceAriadne es fanática de "Espinas en el jardín" una novela romántica que sigue capitulo por capitulo, cuando su personaje favorito y villano, Ain Criszaint Aram, es asesinado va a dormir con el único pensamiento de poder cambiar el destino de éste. ...