EL GATO Y EL AZULEJO

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A mi querida blue bird,
con todo el amor que le tengo.

El invierno había llegado de forma azotadora esta temporada. El duraznero cubierto de escarcha, cubierto de nieve, pese a ser plena mañana, y debajo estoy yo, tratando de dar algo de calor a mi querido pajarito, quien tirita de frío.

- ¿Alex? -me dice él, sin fuerza.

- Shhhhh. No hables, John, estás muy débil. -Apenas podía trinar para comunicarse. No significaba nada bueno.

- Pero... -Azulejo necio. Mi respuesta fueron algunas lamidas sobre su cabeza emplumada a modo de mimos.

Pues claro, yo soy un gato y él un azulejo.

- Mi querido J.

Las lágrimas eran difíciles de contener, nunca se está listo, y siendo tan pronto como lo es, mucho menos. Es ya su hora, muy a mi pesar. Lo menos que puedo hacer, en este corto tiempo que nos queda, es estar a su lado.

Mientras el viento ruge con fuerza y el frío adormece mis patas, no puedo evitar pensar en el inicio de todo, la primera vez que vi a mi querido blue bird. Lejos de ser invierno, fue el día más cálido en la vida de un gato callejero de pelaje anaranjado.

Recuerdo bien el parque. Buscando un lugar para relajarme, fui atraído por los trinos lastimeros de un azulejo, el cual, herido por cazador, cayó de su nido. Trataba de levantar vuelo inútilmente de entre las hojas. Desistió de liberarse al verme, y yo, creyéndolo agonizar, maullé mientras lo toqueteaba y lamía en busca de alguna reacción. Llegué a tomarlo del cuello con cuidado y llevármelo de allí, directo a mi refugio.

Solía dormir en una caja con almohada en un callejón, así que lo dejé ahí. Me le quedé mirando. Él me veía con sus ojitos negros, expectante. Le sonreí, me metí a la caja, con cuidado, para acomodarme con él. Volvió a trinar.

- Shhhh, estarás bien, tranquilo.

- ¿No vas a comerme? -Sentía su desconfianza.

- Mmm... No soy de aves, prefiero el pescado. Puedes estar tranquilo. ¿Cómo te llamas? Yo soy Alexander, pero puedes decirme Alex, o gato, cualquiera funciona. Los humanos dicen "ven, gatito, gatito", así que ya estoy acostumbrad- -Me interrumpió.

- Hablas mucho. -Suspiró, se acurrucó un poco. - Soy John.

Volví a lamer su cabeza.

- Voy a cuidarte bien, lo prometo.

- Gracias. -Las comisuras de su pico asemejaron una sonrisa.

Y así fue como nos hicimos amigos inseparables. Un gato y un ave, predador y presa, naturalezas opuestas y pese a todo nos teníamos inconmensurable cariño. No era importante lo demás.

El tiempo pasó, y pese a que su ala ya se había recuperado, decidió quedarse conmigo y no migrar. Yo era su fuente de alimento: con mis pulgas y garrapatas se daba un festín, a su vez, me ayudaba a mantenerme lejos de enfermedades.

En alguna ocasión, llegó con un obsequio.

- Hey, Alex, te traje algo. Sé que no es muy grande porque no puedo cargarlo, aún así, espero que te guste. - Lo dejó en el suelo. No pude contener la emoción.

- ¡Un pez! -Lo acomodé entre mis patitas. - Es perfecto... Te pasaste, ¡gracias!

Recuerdo haber pensado: "¿Ahora cómo me lo como? Es un regalo de Joooohn."

Revoloteó a mi alrededor, trinando dulcemente. Me gustaban sus canciones, siempre encantando a quien las escuche. Mientras él buscaba algunos insectos, yo lamía mi pescado con intenciones de hacerlo durar.

❝ EL GATO Y EL AZULEJO ❞ - [LAMS FANFIC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora