Epílogo

921 72 68
                                    

Soñaba con la primera vez que la vio en el bosque, Anne era en aquel entonces sólo una silueta la cual contemplaba desde la lejanía a través de los troncos de los árboles. En el sueño al igual que en aquel viejo momento de su joven vida, su única intención en esa mañana era tomar el camino izquierdo, aquel que era más rápido y le permitía llegar a tiempo a la escuela.

No tenía ganas de hablar con nadie, estaba cansado y con más sueño del que quería admitir tener. Su padre la noche anterior no se había sentido muy bien. La fiebre que lo estuvo acompañando durante horas, no le permitió a Gilbert alejarse de su lado, mucho menos cerrar los ojos y permitirse más allá de dos horas de sueño.

Fue una conocida voz la que apareció en el bosque lo que hizo a Gilbert detenerse a medio camino. Mirando entre los árboles, noto de inmediato un color naranja rojizo que parecía fuego extendiéndose en medio de frío, a cada paso que Gilbert daba las voces fueron más claras y las siluetas comenzaron a tomar forma.

El mantuvo una considerable distancia, su clara mirada lo primero que noto fue el cabello pelirrojo de la chica, el color se podía clasificar como la intensidad del mismo sol en verano. El se mantuvo quieto durante unos segundos contemplando entre los árboles la situación que se desarrollaba a unos metros delante.

Gilbert no tenia intenciones de quedarse, solo deseaba mas que nunca llegar a la escuela, tomar la clase y retirarse de nuevo a la casa a cuidar a su padre. Sin siquiera pensarlo sus pies dieron media vuelta lejos de la escena. Dio un par de pasos, más algo lo detuvo de seguir el camino que lo llevaba lejos de la chica. Al escuchar de nuevo la voz de enojada de Billi, miro hacía atrás.

Su compañero de clase estaba haciendo un excelente trabajo al estar intimidado a la pelirroja que retrocedía con los libros fuertemente apretados contra el pecho. Gilbert contemplo seguir su camino y evitarse problemas tan temprano, pensar por una vez en sí mismo. Podía hacerlo, nadie lo había visto, la chica nunca le reclamaría no haberla ayudado. Y el haría lo que tenia planeado para ese día. Dio dos pasos más, dispuesto a correr hacía la libertad, mas se maldijo y regreso a donde se encontraban.

—Oye, Billi—suludo fuerte y claro, llamando la atencion de ambos—¿Qué tal todo?.

Gilbert estaba seguro de dos cosas cuando llegó hasta ellos. Lo primero era que Billi se sorprendía al verlo y lo segundo era la pelirroja estaba aterrorizada a más no poder por su compañero de clase. Y no era para menos. Billi podía tener la apariencia más perfecta y angelical para todos los adultos, pero para todos ellos era una adolescente molesto que solo empeoraba un mal día.

—Hola Gilbert—respondió Billi sorprendido al verlo llegar.

—Oye. Que gusto me da volver.

—A... Si.

Gilbert podía sentir la incomodidad al estar ahí entre ambos, con una mirada rápida sus ojos se elevaron para encontrarse con los de la chica, reflejando conmoción, pero también esperanza.

—¡Bienvenido amigo!.—Billi trato inútilmente de ocultar su molestia por su presencia. Un silencio quedó atrapado entre los tres por unos segundos. Lo único que se escuchaba era el canto de las aves que no mejoraba el tenso ambiente.

—Gracias. Dime, ¿Estaban jugando algo?—cuestionó, obteniendo solo silencio por parte de su compañero—Se ve divertido, pero tenemos que llegar a la escuela. ¿No lo crees?. El señor Philip se pone furioso si llegamos tarde.

No quería aceptarlo. Pero era divertido ver como Billi parecía intimidado en ese momento. Había sido solo un par de palabras que había compartido con su compañero, pero parecía que tuvo el efecto esperado.

Anne Shirley Y Gilbert Blythe - Una Noche De RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora