Capítulo 1

4.5K 184 32
                                    

Disclaimer: El universo de Naruto, así como sus personajes, no me pertenecen. Todo es obra y creación de Masashi Kishimoto.


El juicio de los sentidos

Capítulo 1

El cristal enmarcaba a la perfección el paisaje urbano de la ciudad: enormes edificios se erguían desde lo más bajo hasta acariciar el suelo, las vallas publicitarias decoraban las calles, a la par que un tumulto de gente deambulaba de un lado a otro tratando de sobrellevar el día a día.


Los fanales de la pelirosa admiraban en silencio la magnífica vista que le ofrecía el sitio en el que se encontraba. El Hospital General de Konohagakure era uno de los mejores dentro de la ciudad. Entre sus muros se llevaba a cabo la formación de distintos profesionales de la salud, los mejores en su campo, la reputación del sanatorio estaba estrechamente ligada a la exigencia y calidad que la directora en turno y sus precedentes se esforzaban en mantener.


Aquella mañana, Haruno Sakura comenzaba el último año de neurocirugía.


Desde que tenía memoria, la joven soñaba con convertirse en una cirujana de renombre. Si bien, el increíble historial familiar la respaldaba, Sakura pretendía forjar una carrera por cuenta propia, lejos de los estigmas y la falsa adoración que su apellido pudiese suscitar.


Tsunade la había citado una hora antes de iniciar su turno. Conocía a la directora del hospital desde hace mucho tiempo atrás, cuando ella era solo una niña y la rubia una residente a punto de graduarse. Si bien, su relación distaba de catalogarse como amistad, ambas mujeres despertaban admiración una en la otra. El respeto que Sakura sentía por su mentora era profundo, inclusive inspirador, ciertamente la influencia de la dama fue de vital importancia en el momento en que la pelirosa optó por dedicar su existencia a la medicina. Aunado a esto, la chica contemplaba a la mujer de mirada ambarina como una figura materna; ella le brindaba protección y consuelo cuando más lo necesitaba.


—No será difícil para ti sobrellevar este último año. Tu desempeño ha sido maravillo — habló la directora; la voz apacible.


Sakura devolvió la mirada al lugar donde su maestra se encontraba; rodeó el escritorio, pasando la punta de los dedos por el borde de madera. Caminó, sin ganas, sumida en sus propios pensamientos, hacia el asiento vacío frente al escritorio.


Echó un vistazo a la apariencia de Tsunade; llevaba un sobrio vestido negro con rayas de gis de silueta ajustada. Su melena, tan dorada como los mismos rayos del sol, iba atada en un sencillo, pero lindo chignon de hebras blondas. Poseía una juventud antinatural que cualquier mujer de su edad envidiaría. La expresión de su rostro era mortalmente seria, adusta: tenía los labios rosados contraídos en una delgada línea recta y la mirada castaña resguardada tras un par de lentes de pasta, funcionales para la lectura.


—Hable con la junta directiva y todos se mostraron de acuerdo a ofrecerte un puesto estable en el hospital después de tu graduación— notificó, apartando la mirada del documento que sostenía con la mano derecha.


La joven médico intentó hilvanar una sonrisa, pero su esfuerzo fue en vano. Una noticia de tal magnitud generaba conmoción en cualquiera, no obstante, Sakura experimentaba el efecto contrario. Sabía que las comparaciones eran inevitables, y que de cierta forma, la sombra de su madre tenía mucho que ver en cuanto a oportunidades de trabajo se refería.

El juicio de los sentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora