Prologo

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¿Cuántos Kakuzu podrían existir en el mundo?, no muchos, eso era seguro... Pero ¿Qué tanta podría ser la probabilidad de encontrarte con el mismo hombre de las cartas de Hidan? y en dado que que fuese así ¿Qué clase de chiste del destino era este?, donde tú habías terminado siendo parte de este drama sin siquiera buscarlo.

Tienes dos opciones... La primera opción es que regreses a la cafetería y le des la libreta a un encargado para que así, la persona que la abandonó regrese por ella y de esa manera se la devuelvas indirectamente...

La otra opción es que te quedes con la libreta, veas que hay dentro en busca de respuestas, numero o dirección, y tú se la devuelvas al propietario cara a cara, y de paso, tal vez averigües más sobre Hidan y ese hombre, por que... Porque eres alguien a quien le fascina el salseo, ¡¿porque mas?!

¿Qué decisión tomas? ¡No lo pienses mucho, sabes que es lo correcto en tú interior!

¡Por supuesto que la opción numero dos!.. Te quedas con la libreta y chismoseas un poco sobre el contenido, igual no crees que sea aquel "Kakuzu" y si lo fuese no crees que sea tan importante la libreta para aquella persona, digo... si el maldito se atrevió a empujarte sin siquiera disculparse y fue tan estúpidamente descuidado para botar su libreta.. No creo que haga mucho daño si le das una hojeada a dicha cosa, además, no crees que realmente diga algo importante, ¿o si?.. Lo guardas en tú mochila de forma maliciosa.

Bufado a lo bajo miras a otro lado, y aunque tu objetivo inicial era entrar a la cafetería a buscar más notas de tú escritor sin rostro, desistes de la idea al observar como una pareja de cursis enamorados toma aquella mesa que tanto querías... Insultas mentalmente al amor en ese instante. Si no fuera por esa rubia y ese pelirrojo... ¡PUTA VIDA! Habiendo más cafeterías y mesas desocupadas, tenían que sentarse en la que deseabas. 

Entonces suspiras en forma cansada y das la vuelta sobre ti mismo para dirigirte a tú nuevo destino, el parque cerca de la plaza. 

El día es... No esta tan mal, pero tampoco es un día que tú consideres perfecto, simplemente está bien... Parece que va a nublarse tentativamente pero a  la vez parece que no, lo que sí, es que hay demasiado viento que termina por metérsete una basura en el ojo hasta hacerte lagrimear. Maldices otra vez por eso... ¡PUTA VIDA! Habiendo tantos ojos en la calle, se le ocurre meterse esa basurita en el tuyo. 

Finalmente al llegar a tu destino encuentras unos columpios vacíos. Miras a tu alrededor asegurándote que no haya molestos mocosos que quieran arrebatarte aquel asiento suspendido en el viento y por pura fortuna o regalo del universo, no hay niñatos babosos al rededor, agradeces por ello y vas disimuladamente alegre hacia allá. ¡BENDITA VIDA! Habiendo tantos parques en el mundo, este mínimo estaba sin fastidiosas personitas llenas de baba y dulce en la cara. 

Te sientas en el columpio de en medio, te balanceas un poco, y te das cuenta que estas algo grande para ello, pero no te importa, ahora ese lugar te pertenece y quien quiera quitarte que se joda... Suspiras y sientes esa sensación que pocas veces has llegado a gozar en soledad, la tranquilidad de permanecer solo tú, en un mundo caótico pero rebosante de paz en aquel instante, perfecto para pelear contra tus sentimientos y tu propio ser, bella de lo efímero y sentimiento que parece eterno.

Así sin darte cuenta, mientras miras a las personas pasar a lo lejos de ti pasan los minutos hasta que tú mente advierte de aquella nueva adquisición adquirida... 

Tomas tú mochila, esa que aun yacía colgada en uno de tus hombros y después la abres para sacar aquel libro de aquel mal educado extraño. 

En la primera pagina habías leído el nombre de Kakuzu otra vez, pero en la segunda, te espera lo amargo de una historia que apenas acababas de conocer. 


Porque cuando más te sientes mal, sueles escribir con tu alma entera. ¿Cuántas veces he llenado un cuaderno intentando conciliar este mal que me ha hecho daño desde el momento en que desapareciste? 

Fue mi culpa, no me canso en recalcarlo una y otra vez, fue mi culpa que te hayas ido... Hasta ahora no sé porque te lastime, tal vez  lo hice por mi propia inseguridad, o porque considere en su momento que no habría nada de malo en ello, no lo sé... Sea lo que fuere en lo que pensaba en ese momento, lo perdí todo cuando te fuiste. 

Lo que hice, estuvo mal... y no lo valió Hidan... No valió el haberte perdido así. 


Cubres tu boca con una de tus manos, frenas de leer y miras frente a ti, te preguntas si has visto bien o fueron tus ojos y cabeza que te juegan una mala pasada... Buscas nuevamente entre las letras el nombre de Hidan y vuelves a toparte con el.

— Imposible... — Murmuras desconcertado. Esto definitivamente ha generado una impresión tan grande en ti que aun no te lo crees.  Vuelves tus ojos si poder estimar lo que acabas de leer y no, no te has equivocado... El nombre que leíste era el correcto, y lo que estas sosteniendo entre tus manos, es la mitad de la historia que jamás creíste conocer. Tragas saliva con nerviosismo, y rápidamente retomas la lectura con ansiedad de más...


...No sabes cuantas veces necesite hablar contigo, pero tú jamás me lo permitiste... Me bloqueaste de todas partes y te escondiste en tu casa para no verme la cara, juro que lo cambiaria todo con tal de que aquello no hubiese pasado. Si hubieras visto mi rostro y las emociones que aun tengo...

Yo sé que hice mal, y que eso no cambiará , y sé que las palabras no son mi fuerte, pero si tan solo pudiera verte una vez más...

Sé que ella tampoco merecía ese engaño, sé que hice mal en decirte te amo mientras que con ella planeaba citas que me negaba a tener contigo, pero juro que no sé que me paso... Estuvo mal, todo lo que en su momento decidí estuvo mal, todo es mi culpa...

Tú nunca fuiste un idiota, ni un asco, ni un imbécil por amarme, yo sé que te hice sentir como el segundo en mí vida, que no te respete y di tú lugar pero... Hidan, puedo cambiar, ¡he cambiado!

Tal vez no puedo borrar mis errores, pero puedo enderezarme y aprender a ser mejor y no caer en lo mismo como en el pasado, no te pido que me perdones, solo... Solo déjame intentarlo, solo... aparece, ven aquí, no me abandones.

Tú siempre fuiste el único, lo que siento no es una mentira, solo fui demasiado idiota, me gano el desorden, tú no mereces nada malo tú mereces ser feliz, que el mundo sepa que tras esa actitud rebelde, existe una persona con fe, con ganas de vivir que exhibe en su ser alegría divina que emana de ti cuando me cuentas de ese dios que te hace brillar tan tú... 

Yo te quiero a ti, por eso quiero hablar bien, para pedirte perdón, decirte me equivoque, que te amo a ti, porque si no fuera así, no estaría preocupándome ni sintiéndome mal durante todos estos años... Te falle y entiendo perfectamente que ha sido el golpe más grande que te he dado, fue tonto lo que hice, irresponsable, cobarde y malo. Sé que estas en todo tú derecho de odiarme y sé que yo no debería pedirte nada, pero no eres desechable, aun quiero arreglar las cosas, recuperar lo nuestro, no dejarlo atrás. 

Por favor, vuelve. 


〰 Fin de la pagina 1 〰






BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora