Me levanto temprano como de costumbre. Juan Pablo duerme a mi lado con la respiración tranquila, por lo que decido no despertarlo, han sido días pesados para él, pues desde que llegó no ha parado de ir con los chicos a ensayar. Me dirijo por el cesto de ropa sucia, Villa y yo solemos turnarnos para lavar, sin embargo, hoy decido hacer una excepción y lavar aunque no me corresponda a mí.
Bajo las escaleras hasta el cuarto de lavado, como soy demasiado ordenada separó la ropa de Juan Pablo y la mía para que no se revuelva, programo la lavadora automática y primero empiezo a lavar mis blusas que realmente no son muchas y posteriormente los leggins deportivos que usó últimamente. Luego de terminar con mi ropa, comienzo con la de Villamil, separo las camisas de color claro de las oscuras.
Estoy a punto de meter la única camisa blanca que hay para lavar cuando una mancha en el cuello llama mi atención. Me paralizo en cuanto la veo y siento que el alma me ha abandonado. Veo con atención la mancha que parece ser de un labial negro. Huelo la camisa sin percibir algún aroma de perfume femenino, lo que me tranquiliza, debe haber una explicación para ello.
Decido tirar la camisa a la basura, pues no tiene ningún remedio, además, verla me provoca náuseas. Termino de lavar la poca ropa y subo nuevamente al piso superior con el cesto de ropa limpia y doblada.Llamo a mi madre, quizá necesito la opinión de otra persona más madura que yo. Me contesta al primer timbrazo.
—¿Estás segura, Rebecca?—pregunta mi mamá una vez que le cuento lo que encontré.
—Era una mancha de labial negro—respondo mordiendo mi uña—, aún no quiero sacar conclusiones pero…
—Tal vez no hay nada de qué preocuparse, Becky. Debes estar haciendo una tormenta en un vaso de agua, es lo que generalmente hacen los jóvenes—dice ella—. Villamil te ama, habla con él, no debe ser nada.
—Sí. Tienes razón—digo tratando de calmarme.
Me molesta un poco que los adultos asuman que cuando eres joven no sabes absolutamente nada, pero supongo que mamá tiene razón, debo estar haciéndome un lío por nada.
En la tarde, cuando me animo a preguntarle a Villamil, su rostro palidece supongo que al recordar la camisa, lo que hace que mi corazón lata deprisa porque yo sé que si me rompe el corazón jamás podré sanarlo, jamás podré ser la misma y solo seré un pedazo de papel tirado por ahí.
—Oh, sí. Ayer en la fiesta a la que no quisiste ir, Maya, una de nuestro staff estaba borracha. Entre Isaza y yo tratamos de subirla al auto para llevarla a casa, se tropezó y me manchó la camisa con ese labial horrible—explica mientras comemos—. Puedes preguntarle a Isaza si quieres—dice y luego toma una de mis manos—. Jamás haría algo para dañarte, amor.
Una parte de mi, la que es sumamente devota a él, le cree ciega y confiadamente, pero la otra, la otra simplemente refunfuña con la parte devota porque dentro mío sé que algo está pasando y sé que Juan Pablo está ocultandolo.
Sonrío levemente y me trato de convencer que él dice la verdad y que jamás haría algo para dañarme, no después de tantos años juntos. Juan Pablo jamás me lastimaría.
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cardigan- j.p. villamil
Fanfiction"Y cuando me sentí como un viejo cárdigan olvidado debajo de la cama de alguien, tú me pusiste y dijiste que era tu favorito..."