Onee-chan

Onee-chan y Celos

Onee-chan y Celos

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Eran las 1:00 pm del día y una pelinegra estaba en casa portando únicamente un mini short que resaltaba sus glúteos y una camisa blanca de tirantes. Zeref merodeaba vagamente por la casa ya que su querido hermanito no había regresado del instituto.

Ella no podía soportar ningún segundo lejos de su hermanito, pero tenia que ser fuerte y esperarlo.

-¡Oh! Así que Natsu ya esta apunto de llegar -dijo la pelinegra mirando el reloj.

Ella muy emocionada fue hacia la puerta y miro por medio de un agujero si ya estaba llegando su pequeño pelirosa. Pero al no verlo decidió esperar unos 5 minutos.

Después de los 5 minutos Zeref escucho unas risas y decidió espiar, para quedar muy impactada con lo que vio.

Afuera se encontraba Natsu platicando con una niña de cabello rubio quien tenia una dulce sonrisa.

-¡No es justo Luce! -dijo Natsu haciendo un berrinche.

-La vida no es justa Natsu, pero tranquilo yo te ayudare con esa tarea en la escuela -comento la rubia.

-¡Gracias Luce eres la mejor! -grito Natsu agradecido.

-Bien, es mejor que me vaya a casa, sino mi mama se enojara -dijo Lucy dándole un pequeño beso en la mejilla al pelirosa en señal de despedida.- ¡Hasta mañana!

-¡Si, nos vemos! –

El pelirosa camino hasta su casa con una sonrisa calmada, donde al abrir la puerta unas manos tomaron su cabeza para guiarlo a dos cosas enormes y suaves.

-¿Onee-chan? -pregunto Natsu alzando su cabeza y ver a su hermana mayor quien tenia una sonrisa muy dulce.

-Que bueno que regresaste Natsu -dijo Zeref sin borrar su sonrisa y acariciando la cabeza del pelirosa.- déjame limpiarte donde te beso esa zorra

-¿Zorra? -cuestiono el pequeño Dragneel inocentemente.

-Si esa zorra de cabello amarillo -dijo Zeref alzando a su hermanito.

Natsu iba hablar pero la pelinegra lamio la mejilla de este ultimo. Despues de ese acto ella empezó a llenarle de besos por todo el rostro del pequeño Dragneel.

-Natsu, la única que puede besarte y mimarte seré yo, así que siempre estaré para ti, ¿Entendiste? -dijo Zeref amorosamente.

-¿Okay? –

-Bien, me alegra que lo hayas entendido -dijo la pelinegra cargando a su hermanito.- ¿Qué te parece si tomamos un baño?

-¡SI! -asintió Natsu.

-Bien, entonces vayamos –

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