Clark llevaba un par de horas mirando la pantalla de su computadora mientras hacía caras raras. Bruce lo había visto desde hace bastante tiempo y tenía una curiosidad insana por saber qué estaba haciendo.
Se levantó, se acercó por detrás y vio el titular del blog que leía "Compra una estrella para tu amor". Ah, había escuchado sobre eso. Se puso algo de moda comprar una estrella y darla de regalo, todo ese rollo de "Te bajo la luna e iré a las estrellas contigo". ¿Quién se creía eso? Era terriblemente ridículo, sin contar con que muchas de esas cosas llevaban muertas probablemente muchos siglos.
—¿No es adorable? —Clark miró hacia arriba encontrándose con los ojos de Bruce — Digo, he visto muchas… No son exactamente bonitas de cerca, pero parece divertido.
Bruce no dijo nada, siguió caminando por el despacho de regreso a su propio escritorio. Le pudo más la curiosidad y se puso a buscar estrellas.
Era extraño. Creyó, por un momento, que sería mucho más difícil de lo que pensaba ¡Era una estafa, por todos los dioses! ¿25 $? ¿De verdad eso costaba una estrella? Había más caras. En realidad, había de todos los precios, que si una te traía tu certificado enmarcado, que si otro un atlas del cielo, ¿Para qué querría Clark una cosa de esas? Qué importa, compró dos, porque si Clark quería una puñetera estrella, probablemente muerta, Clark tendría su puñetera estrella.
Fue entonces, el fin de semana para su aniversario, que se la dio. Estaban cenando en casa, porque allí había más privacidad; frente al gran ventanal que tenía Wayne Manor, a la luz de la luna.
Clark tomó su regalo. Un atlas que al principio no entendió demasiado y luego su certificado con una estrella bautizada en su nombre. Se mordió por dentro para no reír, ¿De verdad Bruce había comprado una estrella? Lo miró. Oh, Hera, su esposo era tan… Adorable y extraño.
—¿Compraste una estrella para mí?
—Bautizar. En realidad no es como que puedas llevártela, vivir en ella u otra cosa más que observarla a kilómetros de distancia —Lo vio beber algo de vino. Había cosas de Bruce que a veces lo descolocan.
—Bruce… Esto es… Muy adorable —El susodicho casi escupe el vino cuando dijo eso ¡No quería ser adorable!
Pero allí estaba, Clark flotando a su lado, envolviéndolo en un abrazo y dejando un beso en su mejilla. Puede que las estrellas no valieran mucho, pero estaría dispuesto a bajar cada una de ellas si de esa manera podía ver siempre la sonrisa de Clark.
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¡Que el universo sea siempre favorable para ti!~