3 Entre dos mundos

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La música entro por sus y lleno sus pensamientos, la melodía era dulce, pegajosa y un poco relajante, por lo que no pudo evitar perderse en ella hasta que termino, solo ahí Joule se animo a abrir los ojos

Reconoció la oficina de la psicóloga a penas la vio, no porque la visitara seguido, sino porque era tan pequeña que era un poco triste, en el lugar había una camilla vieja, una mesa con tres silla y un archivador pequeño, eso llenaba todo el cuartito y solo dejaba un pequeño espacio para caminar.

-Qué bueno que despertaste.

La psicóloga era una mujer bonita y alta, de apariencia normal a la que le gustaba usar tacones altos, también era el primer amor de muchos estudiantes. Joule nunca había hablado con ella, por lo que se sintió Incomoda y solo la miro para afirmarlo.

Moviéndose lentamente se sentó en una esquina de la camilla y palpo a Joule delicadamente - ¿Sabes lo que paso?

-¿Me dormí? -pregunto, su cabeza aún se sentía un poco pesada y la situación era extraña, pero como su vida siempre había sido tranquila no lo pensó demasiado, incluso pensó que tal vez había vuelto a dormir con el cuello torcido

Pero la mujer negó arrugando los labios Joule se preocupó un poco-¿Cómo te llamas, pequeña?

-Joule, Joule Galler.

-¿Cómo?

-Joule... Yul, pero con jota, mi papá lo saco de un libro.

-Ya veo... ¿Dónde está tu papá? ¿Tienes algún número para llamarlo?

Frunció las cejas al escuchar lo que dijo, todo lo que respectaba a su papá era un poco delicado y varios maestros lo sabían y como no tenía mamá preferían no tocar el tema -No, está ocupado trabajando, pero me cuida una señora, tal vez ella este en mi casa ahora.

-¿Tienes un numero? Puedo...

-Está bien Lidia, déjamelo a mí hablare con ella en este momento.

En la puerta estaba la profesora Beatriz, era una mujer en sus cincuenta años que siempre vestía de negro y también era la madrina de joule, era un poco nerviosa y tenía la costumbre de hablar sola, aparte de que cada vez que tenía la oportunidad intentaba vestir a Joule de rosado.

También tenía una personalidad suave y serena que le agradaba y las arrugas de sus ojos eran realmente expresivas de una extraña manera.

La psicóloga asintió y se retiró en silencio, mientras la mujer mayor arrastro una silla para sentarse a su lado.

-¿Te sientes extraña o te duele algo?

-No, esta mañana tenia sueño pero ahora ya me siento bien... ¿Qué paso? ¿Me dormí en clases y estoy en problemas?

-No, nada eso. Todo está bien mi niña pero... ¿no sientes que olvidaste algo?

Joule de nuevo sintió que se estaba perdiendo algo y reviso dentro de sus recuerdos pero como no estaba acostumbrada a pensar mucho se angustio un poco.

Pero dejando esa comodidad se vio en la obligación de pensar un poco más para su madrina, comenzó desde la mañana gracias a eso varios eventos comenzaron a llegar a su cabeza, pronto el recuerdo de dos cabezas rubias y las arrugas de un hombre adulto aparecieron en su memoria, pero todo era confuso, como si alguien hubiese intentado tomar sin éxito partes de lo que había ocurrido esa mañana.

-¿Recuerdas algo?

-Creo... que tuve un sueño raro, pero no lo recuerdo muy bien, de hecho casi no recuerdo nada. Es como si todo estuviera borroso.

Relojes: Corriendo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora