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Fui despertado por el escándalo que venía del comedor. Apenas abrí mis ojos vi a mi madre caminando nerviosa de un extremo al otro.

- ¡Chanyeol! Tienes que prepararte y vístete bien. Voy a presentarte a alguien y quiero que te veas perfecto. - y ahí estaba la verdad.

- Sí, mamá. Ya vuelvo. - Regresé a mi cuarto, me higienicé y vestí como ella me había pedido.

Minutos después, habíamos llegado a un café y ella comenzó a verse aún más ansiosa. Sea lo que sea, para ella era algo muy importante.

El lugar era cálido, familiar y bonito. Aunque, lo que me llamó la atención, fue cómo eran las mesas. Todas estaban divididas por paredes de madera que le daban mucha privacidad a las personas. Un camarero nos guío hasta una mesa que estaba previamente reservada. Mamá no paraba de observar la puerta, seguramente por su mente se reproducían los peores finales. Me apiadé de ella y comencé a distraerla contándole las cosas graciosas que veía por televisión o lo que me había ocurrido en la Escuela. Así pasaron unos minutos, y antes de que pudiéramos darnos cuenta, un hombre joven y un poco más alto que yo, se detuvo frente a nosotros y saludó amablemente. Ella saltó de la silla y lo abrazó, él correspondió y se sentaron.

- Chanie, cariño, el es Oh Sehun. - el hombre me miró y sonrió.

- Es un gusto conocerte Chanyeol. Es un honor, tu madre me ha hablado mucho de ti. - No se veía sorprendido o disgustado, ese sujeto no era normal.

- Hola señor Sehun. - el solo asintió a mis palabras. Sus ojos parecían rastrear algo más en mí, lo increíble era que esa mirada no era desagradable.

El desayuno que nos sirvieron era muy completo.

Sehun tenía un traje impecable, modales excelentes y una apariencia que dejaría fuera de juego a cualquiera. Se notaba que era de una clase diferente a la nuestra. Mi presencia no le molestaba en lo absoluto y en todo momento intentaba hablar conmigo a pesar de las interrupciones de ella.

- Chanie se que es muy repentino... Pero la razón por la que nos reunimos era para contarte que Sehun y yo vamos a casarnos.

- ¿Qué?

- Sí, Chanie. Voy a casarme con él.

- Lamento mucho que te enteraras de esta forma pequeño - ¿pequeño? - pero no sabíamos como comunicarlo. -¿Pequeño? Cuando sea mayor voy a ser más alto que tú. ¿Por qué me dijo pequeño? Esos eran mis pensamientos cuando lo escuchaba.

- Yo... supongo que si ustedes están bien yo también. - mi madre aplaudió felizmente. No voy a decir lo raro que me pareció esto... ella nunca me preguntaba nada... y fue ahí cuando lo comprendí, ella estaba actuando, estaba actuando para él. Pero, ¿por qué? Ella nunca era sincera, sabía perfectamente que a los hombres no les gustaban los problemas y por eso nunca los llevaba a casa, porque yo era un gran impedimento para que concretara sus relaciones.

Dos semanas habían pasado desde entonces. Durante la privada ceremonia de casamiento mi progenitora no paraba de parlotear y de soñar despierta. En más de una ocasión se acercaba a mí y me trataba de forma dulce y amorosa. Gracias a dios, todo terminó rápido, porque ya me estaba cansando de su sobreactuación.

De camino a la "nueva" casa hicimos una parada en mi viejo hogar para retirar algunas cosas, solo bajé yo, al parecer mamá no extrañaría nada de allí.

Una hora después, una enorme mansión nos recibió. La vista era impresionante, parecía un gigante de color blanco rodeado de arboles. Ahora entendía el por qué de la emoción de mi madre y su deseo por no volver a nuestra casa. Era otra vida, algo completamente diferente. En los seis años que viví allí, incluyendo este, todo cambió. ¿Qué cosas? Bueno, primero, mi estilo de vida; segundo, la Escuela a la que asistía; tercero, el comportamiento de mi madre; y cuarto, Sehun, que con su sola presencia revolucionaba mi mundo.

Pero volvamos a lo "importante", mi sangre, mi madre. ¿Qué sucedió con ella? Pues, su teatrito iba cobrando cada vez más sentido para mí. Con el pasar de los años, me di cuenta que ella no hubiera dudado ningún minuto... segundo en abandonarme si su actual esposo se lo hubiera propuesto. Sin embargo, me enteré, al escucharla hablar durante las borracheras que se pegaba cuando Sehun no estaba, que fui su pase, su moneda de cambio para llegar hasta allí.

Ella decía que si no fuera por mí, esa cita hubiera terminado como todas las demás. En un principio no la entendía y solo me limitaba a observar como caía lentamente al vacío. Pero, cuando tenía diecisiete años ella se puso muy ebria y me dijo...

- El era muy guapo y educado. Era como un sueño, estaba frente a mí comportándose como todo un caballero y sonriendo como si la cita no fuera un desastre... Estaba segura de que no lo volvería a ver... entonces, le hablé de ti. Comencé contándole lo de tu nacimiento, como eras de bebé, las cosas que te gustaban. Creí que me escuchaba y fingía porque me tenía lastima. Pero no, él estaba muy interesado... le gustaba oir sobre lo que me hiciste pasar cuando apenas tenías un mes y... cómo me las había arreglado para cuidarte. - se detuvo un momento- El ambiente se volvió tan cálido con solo dos anécdotas que no pude detenerme, no podía dejar pasar esa oportunidad... Te volviste un tema recurrente en cada cita, él sonreía alegremente cuando le hablaba de tu niñez. Él quiere tener hijos, pero no pudimos tener ninguno y dice que no importa. - cerró los ojos y los abrió - Aún así no me manda a volar... ¿no es un buen hombre? Otros no harían lo mismo. - sonrió y se quedó dormida.

No sentía culpa por lo que hacía, lo sentía por no poder continuar hasta el final con su teatro. Se estaba cansando de representar a la "buena" madre y, a mi parecer, solo era cuestión de tiempo para que todo se destruyera.

Sehun no se merecía esto. Era un buen hombre, muy amable y atento. Lo respetaba a él más que a nadie y por eso jamás pude decirle la verdad...

¿Me dolería su rechazo? Me pregunté cuando ella se enojó conmigo y estuve a punto de soltarlo todo en la cena familiar. Me divertía ver su cara de terror mientras esperábamos a que él llegara, estaba decidido y tenía quince años en ese entonces era un adolescente. Pero cuando lo vi llegar y sonreirme como siempre lo hacía la respuesta me golpeó como sus llaves lo hacían al caer sobre la mesa de cristal de la sala.

Yo tampoco quería perderlo.

El Secreto de la Sangre (CHANHUN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora