Paso 31

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— Es tan pequeña. — Murmuró Damián al ver a Sia en brazos de su Padre mientras este le sacaba del batimovil con cuidado.

— Todos fuimos así de pequeños alguna vez. — Contestó Alfred a su lado también mirando a la niña en los brazos de su jefe. — Debido al tiempo no pude preparar mucho pero una habitación ya está lista para su uso.

—Gracias Alfred. —Contestó Bruce. — ¿que hay del doctor?

— ¿Doctor? ¿Está herida? —Interrogó rápidamente Damián acercándose en un intento de ver si la niña tenía alguna herida visible.

— No, está bien, es solo que ha estado durmiendo mucho y no sabemos que efectos pudo tener el hechizo. — Explicó y Damián se detuvo intentando considerar eso.

— Es lo más sabio por hacer, por eso reserve una cita con el pediatr—

— ¿En el hospital? — Interrumpió Damián y Alfred le vio sorprendido hasta que se dio cuenta de su propio error.

—Tiene razón, pediré que venga un pediatra a casa. — Dijo nuevamente.

— Esperen ¿porque no puede ir al hospital? — Quiso saber confundido Bruce y Damián pareció dudar en responder su pregunta.

— Sia tiene alguna clase de ansiedad social, si va a un lugar con mucha gente puede llegar a tener un ataque de pánico. — Explicó lo mejor que pudo, ya que hasta ahora Sia no había ido con ningún especialista que le diera un diagnóstico claro, estaba yendo con una terapeuta pero Sia no hablaba mucho al respecto además de que creía estar mejorando de a poco.

— ¿Nadie pensó en decirme eso? —Pregunto sintiéndose ligeramente ofendido de qué nadie considero decirle los problemas de su propia hija, el pudo haber ayudado, encontrar el mejor espe—

— No era nuestro secreto para compartir. — Intento calmarlo Alfred y Bruce se tomó un segundo para apretar un poco mejor a la niña en sus brazos.

— Llévame a su habitación. — Dijo finalmente y aunque sabían que esa conversación no había terminado nadie dijo nada más.

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Al abrir los ojos lo primero que Sia noto es que no estaba en Nanda Parbat, lo que quería decir que las últimas horas no fueron un sueño, eso era... Bueno.

Comenzó a explorar toda la habitación con su mirada, lo primero que concluyó es que está no era su habitación, y de nadie de hecho, nada personal a la vista, y parecía recientemente limpiada, así que no vivía con su Padre. Ya sabía eso, pudo adivinar lo por su reacción antes pero aún así, era ligeramente decepcionante.

Ahora ¿que debería hacer? Si estaba en una misión que su padre la hubiera encontrado quizás no fue lo mejor del mundo ¿Tal vez arruinó uno de los planes de su abuelo sin darse cuenta? ¿Estaría molesto o decepcionado de Sia ahora mismo?

Tomó una larga respiración e intento calmarse, debía haber algo o alguien de quien pudiera sacar respuestas.

El celular.

De entre su ropa saco el celular que mantuvo oculto en ella por si acaso y lo reviso en busca de algo cuando la pantalla se prendió de la nada, parpadeo y miro el lugar que toco antes de que prendiera.

Huella digital, ja, al parecer los celulares eran más avanzados de lo que esperaba y mucho más convenientes.

Ahora solo quedaba la interrogante de cómo usarlo, varias notificaciones salieron en la pantalla y tocó la más llamativa que le llevó a una aplicación que al parecer servía para compartir fotos.

An AlGhul/Wayne with a plan: Of how to get a RobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora