Desayuno a Cuernavaca.

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Un golpe en la puerta me despierta -Cristián, voy a pasar- escuchó la voz al otro lado de la puerta seguido de un chirrido -¿A qué hora piensas levantarte?-

Abro los ojos, miro hacia la ventana y noto que el cielo apenas está aclarándose -¿Pues qué hora es?-

-Las siete de la mañana-

-Mamá, nadie se despierta a esa hora un sábado-

-Tú lo vas a hacer, tienes 10 minutos para estar listo, vamos a ir a desayunar- Escucho unos tacones alejarse.

Me estiro de un lado al otro, noto que no me quité el uniforme por lo que lo hago de prisa, visto unos jeans con una playera de manga larga, cepillo mis dientes y bajo a la sala.

-Mamá, no creo que algo esté abierto a esta hora- digo aún con sueño.

-Tal vez, pero cuando lleguemos a Cuernavaca seguramente habrá muchos lugares para elegir- Miro a mi mamá metiendo una maleta en la cajuela.

Ya no siento ni un poco de sueño -¿Cuernavaca?- digo un poco dudoso -¿Porqué vamos allá?-

-Porque se me antoja desayunar allá, ¡súbete ya!- mi mamá sube al carro y yo voy detrás de ella.

-Mamá, me asusta un poco que lleves una maleta, ¿nos vamos a quedar allá?-

-Seguramente, se supone que este es un viaje de negocios-

Sé porqué me está llevando con ella, quiere que sea su secretario. -Mamá, yo aún tengo que estudiar y hacer tarea-

-Las harás cuando cierre este trato-

-Ni siquiera llevo ropa para cambiarme, deja subo por algo-

-Tranquilo, compraré todo lo que necesites estando allá-

Mis nervios están peor que nunca, siento un gran peso sobre mis hombros no sólo por las tareas y exámenes que se aproximan sino por el hecho de que en pocas horas estaré con mi madre cerrando un trato. Me subo al carro -¿De qué se trata?- digo resignado y durante todo el camino voy acomodando los papeles que necesito y checando la presentación desde mi celular.

No me di cuenta cuándo entramos a una enorme plaza, me apresuro a leer y subrayar las cantidades que mi mamá utilizará en su presentación.

Mi mente pide a gritos comer y me he estado imaginando que podrían ser unos hot cakes con jugo de naranja pero no es así, mi mamá no se dirige a la zona de comida sino a las tiendas.

A mi alrededor hay un montón de tiendas de marcas extranjeras, nos metemos a una y mi mamá comienza a ver los trajes.

Miro algunos y hay uno en especial que se me hace sumamente elegante. Me imagino con el en la fiesta de Gloria, me acerco y miro la etiqueta.

-Me gusta, es simple y no llamas la atención más que yo, pruébatelo- Doy un brinco al escuchar la voz de mi mamá detrás mío.

Estando frente al espejo del probador no puedo apartar la vista, así me quiero ver y sentir todos los días de mi vida.

Al salir, veo a mi mamá sentada delante mío, sube la mirada -Que buen gusto tienes, seguro lo sacaste de mi, ahora elije uno de estos pares de zapatos-

Los miro atentamente y después de unos minutos, me decido por unos mocasines.

-Déjatelo puesto, voy a pagar-

No sé que hora es pero mi mamá está sumamente apurada tanto que se le olvidó que veníamos a desayunar.

Ya en el carro, mi mamá conduce por un lugar lleno de vegetación, a lo lejos miro una hacienda, este es el momento perfecto para pedir permiso.

-Mamá, yo creo que merezco ser compensado por lo que va a pasar hoy-

-¿Ah si?- No quita la vista del camino.

-No sé si te acuerdes de Gloria, es una amiga de secundaria y me invitó a su fiesta de 15 años-

-¿Qué día?-

-Una semana después de mis exámenes-

-¿Ya tienes la dirección de dónde es, para llevarte?-

-Se va a celebrar en Puebla, así que me puedo ir con ella y todos nuestros amigos-

-¿Puebla? Bueno, tal vez si tomas un avión, puedas llegar-

¿Por Qué Tengo Que Amarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora