Lavanderia

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Craig de 28 años es dueño de una lavandería en el sector universitario de Denver. El chico ama el olor al suavizante, el sonido de las lavadoras trabajando y como se siente al tacto la ropa recién planchada.

Estaba como cualquier día de trabajo, quitando la mancha de un veston, cuando un grito agudo lo asusto. Como era algo tarde, la lavandería se encontraba casi vacía por lo que le resulto extraño que alguien estuviera gritando. Al ser el dueño del recinto se acerco al sector donde se encontraban las lavadoras de monedas, cuando encontró un joven delgado rubio, cubierto de detergente liquido.

Craig: ¿Te encuentras bien?- pregunto preocupado

Tweek: ¡Gha! Solo intente abrir el sachet del detergente y me salto encima, creo que lo abrí muy fuerte- la voz del chico subía y bajaba de volumen

Craig: No te preocupes, no es tan grave te ayudare.

Al dueño le dio mucha ternura el chico rubio, temblando con los ojos llorosos y tratando de devolver el detergente en su ropa al sachet casi vació. Así Craig ayudo al chico a terminar de lavar su ropa, tuvo que detenerlo cuando intento mezclar la ropa blanca con la ropa de color, jeans con ropa interior y usar la secadora en ropa de lana. La rutina se repitió una vez a la semana, el chico rubio iba a la lavandería y Craig lo acompañaba a lavar, secar y doblar su ropa, hasta que un día se quedaron solos pues ya era bastante tarde y a esa hora nadie iba al recinto. Tweek estaba feliz, desde hace ya un tiempo que deseaba quedarse a solas con el dueño del lugar, pero siempre había una señora mayor que se demoraba la vida en terminar su lavado.

 Tweek: Se-señor Tucker- el rubio quería invitarlo a una cita pero las palabras no le salían- voy al baño.

El rubio salio corriendo del lugar dejando a Craig algo confundido, este aprovecho que estaba solo y tomo una de las camisetas sucias del rubio para olerla, el aroma masculino natural del chico, ademas del perfume frutal que usaba lo embriago, algo en el se removió y una calidez inundo su pecho.

Craig: Diablos, esto es malo- dijo mientras sutilmente guardo la camiseta en su bolso.

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Craig sabia que lo que había hecho estaba muy mal, digno de un acosador pero en el momento no lo pensó mucho y solo lo hizo, ahora con la camiseta guardada en su bolso no sabia como devolvérsela a su dueño. La prenda estaba lavada, suavizada y planchada, pues el dueño de la lavandería había usado esa camiseta para dormir la ultima semana, ademas de masturbarse casi todas las noches con la camiseta pegada en la nariz mientras aspiraba el olor del rubio.

Tweek entro con una amplia sonrisa al recinto, las rodillas del pelinegro flaquearon un momento, no lo pudo ver la semana anterior por los exámenes del estudiante.

Tweek: Señor Tucker, lo extrañe- un sonrojo se colo por las mejillas del hombre mayor

Craig: Oh Tweek, ¿Como estuvieron los exámenes?

Tweek: Creo que me fue bien, no sera un 10 pero de seguro apruebo todo

Craig: Me alegro, debes tener mucha ropa que lavar 

Tweek: Si y necesito ropa limpia, mañana tengo una salida importante.

El corazón del pelinegro se detuvo por un momento, no le sorprendía pues Tweek era un chico bastante apuesto y estaba en planea juventud, la vida universitaria estaba llena de fiestas y conocer gente, él mismo ya había pasado por eso. El resto de la noche fue algo incomoda, el rubio no entendía porque el dueño se encontraba tan distante y silencioso, aunque él estaba muy feliz porque de verdad había extrañado ver al dueño de la lavandería, le gustaba pasar el tiempo con él ademas que se sentía atraído por Craig, pero no quería ser demasiado obvio pues podría arruinar la buena relación que tenían.

Multiverso CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora