—¿No hay nada? —preguntó Sierra mientras veía como Dankev se sentaba en la mesa.
—No, ya acabo de revisar —contestó Dankev con un toque de decepción en su voz.
Era 24 de diciembre y las calles estaban alborotadas, las personas salían y entraban de tiendas de comida y de adornos. Algunas se apresuraban para llegar a casa, otras salían para juntarse con sus amigos, todo era un caos.
Debido a que no tenía con quién pasar la noche buena, Astrid estaba compartiendo un momento con los que consideraba sus amigos: Sierra y Dankev.
Por otro lado, Sierra había aceptado ya que sus padres no estaban en casa, estaban en una misión importante. Eran agentes.
Mientras que Dankev no tenía opción, odia a sus padres y no quiere pasar un rato con ellos, si lo hace está seguro de que moriría.
Que vida tenían estos personajes.
—¿Cómo es posible que se haya acabado todo? —esta vez habló Astrid.
Dankev estaba a su lado por lo que sólo encogió sus hombros en respuesta.
Los chicos estaban en una especie de lugar para comer pero que al mismo tiempo vendía bebidas alcohólicas. Dankev había preguntado hace un rato si tenían un vino extra fuerte pero los trabajadores dijeron que no.
Sierra, Dankev y Astrid querían emborracharse y olvidar sus penas un 24 de diciembre.
—Nuestro plan ha fallado —se quejó el chico suspirando.
—Esto ya es un símbolo de mala suerte —siguió Sierra— De seguro estamos malditos.
Su comentario había hecho reír a sus acompañantes, no era un secreto que cada vez que ellos se reunían siempre pasaba algo malo.
Dankev acarició el pelo rojo de Astrid y esta sintió que el corazón se le iba a salir del pecho, la chica intentaba ocultarlo pero desde hace un tiempo ha estado empezando a sentir cosas por el chico que siempre va a comprar a su tienda.
Y era de esperarse pues el chico siempre hacía gestos como acariciar su cabello, sonreírle, abrazarla de vez en cuando y hasta comprarle comida cuando ésta se sentía mal.
Dankev era el prototipo de novio perfecto para Astrid.
—Oigan Oigan, dejen sus cursilerías para cuando están solos —Sierra habla con una sonrisa pícara— Oye Dankev, ¿cuando piensas pedirle que sea tu novia? ¡Se nota a leguas que ambos se gustan!
Astrid sintió sus mejillas cambiar de color y los nervios empezaron a formarse en su estómago. Dankev se alejó un poco de ella y soltó una carcajada, de esas que traían a la chica loca.
—¿Debería? —preguntó él mirandola fijamente- Astrid, ¿debería preguntarte si quieres ser mi novia?
Si Astrid al principio se sentía nerviosa y su cara se ponía roja, ahora todo era multiplicado al triple. ¿Que debería hacer? ¿debería decir que si? ¿y si es solo una broma? Por Dios, era tan difícil.
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No te acerques a Uriel [COMPLETA] [Editando]
Mistério / Suspense~ Las sonrisas más puras siempre guardan algo de oscuridad. Si no me crees es porque no has conocido a Uriel Magne ~ --- Uriel significa luz y resplandor, pero sus acciones dicen lo contrario. Lo que antes era un chico reservado y lleno de vida, aho...