Capítulo 21

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Uriel se sentía espectacular

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Uriel se sentía espectacular. Sentía que todo le estaba saliendo como el esperaba y eso era algo bueno, su plan de hacer que Astrid recordara estaba a punto de terminar.

El chico había matado a Sierra, el primer obstáculo entre él y la pelirroja.

Había que admitirlo, el chico no pensaba matarla, es sólo que se dió la ocasión y lo hizo. Aveces, las cosas no planeadas salen mejor que las que duran mucho planeandose.

—Falta poco, mi querida Phoebe —habló fuerte y claro el joven, estaba mirando el retrato que había en su habitación. Una foto de el y su amiga de la infancia, la chica que desapareció de la noche a la mañana— Astrid de seguro sabe algo de tí y yo no me quedaré de brazos cruzados.

Uriel se alejó de la foto y caminó hacia el celular, estaba esperando desde hace ya un rato que Astrid lo llamara, hace unos días le colgó sin decir nada y pensó que quizás ella estaba enojada, así que esperó a que se le pasara el enojo.

—Que raro —habló— Debería llamarla yo.

Uriel se apresuró a marcar el número de la chica, estaba emocionado por escuchar su voz e invitarla a salir para celebrar el año que estaba empezando.

Si le preguntaban a Uriel, Astrid era muy bonita, su pelo rojo y ojos negros hacían que ella fuera diferente, estaba empezando a sentir cosas por ella y aún así no estaba asustado, Phoebe marcó mucho el corazón de Uriel, fué la chica que el quiso por primera vez y no la olvidaría, pero mientras ésta estuviera desaparecida, se decidió por querer a Astrid.

—No responde.

Uriel miró por varios segundos la pantalla de su celular, estaba debatiendo entre si ir a su casa o no, no lo pensó mucho. Optó por ir.

Se puso una vestimenta adecuada para el frío y salió en camino hacia la casa de Astrid.

No pregunten cómo consiguió la dirección, porque no se los dirá.

Caminó por un rato hasta que por fin divisó los edificios universitarios, sitio en donde entraban y salían diferentes estudiantes y algunos lo miraban con mala cara, Uriel ni se inmutó. Estaba acostumbrado.

Subió las escaleras y llegó a la puerta que deseaba, antes de tocar suspiró y arregló un poco su demacrado cabello, sus palmas todavía estaban un poco manchadas de la sangre de Sierra, pero no importaba. Astrid era tan tonta que de seguro ni se daría cuenta.

Tocó la puerta tres veces y al cabo de los minutos, el pelo rojo de Astrid apareció frente al chico.

—Hola —saludó este con una sonrisa.

Astrid lo miró de arriba abajo, sin poder creerselo.

—¿Qué haces aquí?

Una pequeña punzada de dolor se presentó en el corazón de Uriel, el tono indiferente de la chica le dolía.

No te acerques a Uriel [COMPLETA] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora