Luzubowl Year 2020 Versión Karmaland

XIII Mitología: Luzufloo

En un pueblo muy lejano, existían hermosas criaturas mitológicas. Estaban escondidas de los humanos. Si ellos supieran de la existencia de ellas, ni Dios sabría que ocurriría.

Entre ellas, se encontraba Luzu. Un joven elfo. Él tenia muchas ganas de conocer el mundo real, salir y hacer amigos. Sin embargo, Vegetta no le dejaba salir y los orcos que protegían todo el pueblo tenían órdenes de no dejar salir a nadie. Luzu ya se habia ganado varios regaños por parte de Vegetta precisamente por querer escapar.

Esta vez, sería diferente. Tenía un plan.

Este consistía en que su mejor amigo Alexby, quien era un enano, distrajera a los guardias y así Luzu escaparía. El enano no estaba muy de acuerdo, se le conocía por ser pesimista y estaba convencido de que esto no saldría bien. A Luzu le hubiera costado mucho convencerlo y básicamente le habia prometido que si fallaba, él sería su esclavo por una semana.

—¡Alex, ven aquí! —susurró Luzu.

Alexby corrió hasta Luzu— ¿Qué quieres, macho?

—Es hora —dijo Luzu mirando hacia la salida.

—Lusu, esto va a salir mal. Hazme caso, hombre. ¿Cuándo vas a entender que no podemos salir?

—Nunca y ya te comprometiste, joder.

Alexby suspiró, conocía tanto a Luzu como para saber su terquedad.

—Repasemos el plan —murmuró Luzu, mirando fijamente a la salida.

—Yo corro primero y les ataco ¿no?

—Yo pensaba en que los distrajeras hablando mientras yo salía sigilosamente pero eso también funciona.

—Da igual —Alexby tomó la delantera y empezó a gritar.

Luzu inmediatamente supo que ese era su momento y corrió lo más rápido que pudo. Atrás se escuchaban muchos gritos recriminandole su escapada. Ya no habia vuelta atrás.

El castaño tenía todo planeado, había tomado un beanie para cubrir sus orejas puntiagudas y había robado un jersey azul claro con un pantalón. Lo único era que no tenía zapatos. Esperaba que no fuera un problema.

Cuando Luzu habia llegado a la ciudad, estaba impresionado por el público. Una amplia sonrisa estaba en el rostro del chico. En un mundo tan gris, la única luz era el elfo. A lo lejos se veía un joven con un extraño sombrero verde. Se veía diferente al resto. Bastante amigable.

Luzu se acercó a él para hablarle, o al menos saludarle.

—¡Hola, soy Luzu! —dijo él con una amplia sonrisa en el rostro.

—Eh, hola. ¿Qué tal? —respondió devuelta el extraño.

—¿Cómo te llamas?

—Luis Fernando pero puedes llamarme Fernan.

—¡Un gusto, Fernan!

—Igualmente, Luzu —Fernan, por primera vez desde esta conversación, sonrió.

—Eh, Fernan, recién llegué a la ciudad ¿Podrías mostrar la ciudad? —Ya se estaba poniendo nervioso.

—¡Si, claro! Pero tampoco conozco mucho, me la paso en casa jugando videojuegos.

—¿Video juegos?

—¡Si! No me digas que nunca has jugado.

—Ni siquiera sé que son —soltó una risita para aliviar la tensión— De donde vengo, no existen.

—Debes venir de un pueblo horrible —dijo Fernan.

Luzu guardó silencio.

—¡Hoy es tu día de suerte! Jugarás por primera vez y probarás un chorizo.

—¿C-Chorizo?

—Si insultas al chorizo, me insultas a mi.

—Vale, vale... Entonces ¿Dónde haremos todo eso?

—Los videojuegos están en casa, ven pero antes debo preguntar ¿Eres un asesino?

—...No.

—Debo estar muy loco o muy desesperado para aceptar a alguien que acabo de conocer a mi casa.

—Soy confiable.

—Es justo lo que un asesino diría antes de matar a su víctima.

—¡Que no soy un asesino, Fernan!

El resto del día fue historia. Luzu disfrutó el día (probablemente ya no lo dejarían volver) como nunca. La compañía de Fernan era muy especial y la verdad es que era buen tipo. Ambos reían cuando Luzu perdía en los juegos, ni hablar de la cara que puso Fernan al ver a Luzu probar el chorizo.

Esto había sido un buen día.

Fernan se habia quedado dormido y Luzu supo que ese momento de partir. Con cuidado, salió de la casa y luego de un rato buscando ubicaciones. Encontró la entrada, antes de irse miró atrás a la hermosa ciudad nocturna

"—Gracias, Fernan"