Ya era fin de semana pero mi espíritu andaba por los suelos y como no iba a ser así, mi puesto de trabajo estaba en peligro de esfumarse de mis manos y más o menos ya había averiguado la razón. Están surgiendo un montón de empresas que crean artículos y los venden, aunque algunos rozan lo que se puede determinar como "noticia falsa" se salvan de la ley, así que el periódico ha decidido abaratar gastos despidiendo periodistas y comprando artículos. No pude evitar ahogar un grito en la almohada al pensar lo rastrero que se estaba convirtiendo el mundo periodístico y sus principales medios de comunicación, era impotencia todo lo que podía sentir. Una impotencia que prácticamente me impedía poder salir de la cama y hacer algo, hasta dejaría de respirar si pudiera. La bandeja del desayuno aún seguía en los pies de mi cama intacta, aunque la leche ya fría por supuesto. Ali y Rafa tuvieron la buena voluntad de mimarme y traerme el desayuno a la cama, aunque sus buenas intenciones de darme una charla motivadora se quedaron en nada. Me sentía mal obviamente, no me gustaba ser arisca con mis propios amigos y también compañeros de piso, pero estaba tan mal internamente que prefería no hablar con nadie.
—¿Por qué tiene que ocurrir todo esto? —susurré mientras me llevaba las manos a la cabeza, tirando ligeramente de mi cabello.
Tenía que idear algún plan para poder mantener mi puesto de trabajo, por lo menos, por el mayor tiempo posible ya que dejé de verlo como uno fijo, tal y como estaba gestionando la directiva a sus trabajadores. Al reclinarme sobre la cama, mis ojos se enfocaron directamente en el tablón de corcho que colgaba de la pared con las noticias. Sabía que tenía que conseguir una noticia única, inédita, una que sea capaz de captar la atención de todo el mundo, pero a mi mente sólo se venían los sucesos que parecen ser más cotidianos que otra cosa. Volví a gritar pero esta vez sin ningún disimulo.
—¡Fany! ¡¿Estás bien?! —entró rápidamente Ali casi derrumbando la puerta de mi habitación durante el proceso.
—Ah sí... Estoy bien sólo que...
—Frustrada —dijo Alicia, quitándome las palabras de la boca.
—Sí...
Agaché la cabeza, aguantando mis ganas de llorar al notar como me empezaban a escocer los ojos.
—Tía, es que estoy totalmente perdida, ¡no sé que hacer! Ni siquiera sé cómo explicarle a mis padres todo este percal... —volví a tirarme en la cama llevándome las manos a la cabeza— Joder, odio mi puta vida.
—Hey Fany, relájate por favor -dijo Alicia tumbándose a mi lado mientras peinaba con sus dedos mi cabello—. Sé que es una putada todo lo que te está sucediendo, pero si sigues en este plan te va a ir peor, tienes que abrir un poco los ojos y buscar una solución aunque eso signifique vender tu alma al diablo.
Una pequeña risa se escapó de mis labios a la vez que miraba a la pelirroja con la mirada arqueada. Obviamente sabía que aquella situación no era el final del mundo y que a todo problema se le puede encontrar su solución, pero aún la rabia no me dejaba pensar libremente. No podía de dejar de maldecir a todas las personas o corporaciones que pasaban por mi mente: al País, mi jefe, RTVE, Antena 3, a Pablo Motos... Uf, ese el que más, no sabe ni formular una pregunta y se está forrando. De todas maneras, abracé a Ali y me desahogué por completo dejando su hombro totalmente empapado en una mezcla de lágrimas y mocos, mientras esta aún desenredaba mi pelo. Al cabo de lo que pareció una hora me separé de ella y sorbí los mocos que aún se caían de mi nariz a la vez que mostraba una pequeña, muy pequeña, sonrisa a lo que ella respondió agarrándome de la cara y plantando un pico en mi frente mientras soltaba un "Tú puedes" alentador.
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La Exclusiva [rubius]
FanfictionFany es una periodista excepcional, ambiciosa y siempre atenta ante cualquier novedad que le pueda suponer la mejor noticia del mes. Pero a pesar de sus grandes cualidades como ciberperiodista y periodista social, la competencia dentro de su conocid...