-¡Me gusta tu hermana!-grité desesperada por la presión que sentí.
Al ver que Hoseok me miraba como si tuviera un tercer ojo, y Jiwoo se desmayaba, supe que lo había arruinado.
Le dije al chico que me gusta que estaba enamorada de su hermana.
¡Esto...
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Jung Hoseok
La habitación estaba un caos total. Mi vestuario de baile, posters de ídolos y papeles esparcidos por todas partes. Jungkook y Taehyung estaban ayudando a ordenar el desorden mientras charlábamos sobre la academia de baile y mi inminente defensa de tesis para obtener mi título de maestro.
—¿Estás nervioso por la defensa de tesis, Hobi?— preguntó Jungkook, mientras intentaba enderezar un poster que había quedado chueco.
—Un poco—admití, intentando organizar una pila de papeles que había caído del escritorio.—Es el último paso para recibir mi título. No quiero que me den un mal golpe de gracia ahora.
—No te preocupes—dijo Taehyung, sonriendo mientras colocaba un poster de mi grupo de baile en la pared.—Todos sabemos que vas a hacerlo bien. Tu pasión por el baile y tu esfuerzo hablan por sí mismos.
—Gracias, Tae—respondí, apreciando el apoyo.
Jungkook se echó a reír mientras reacomodaba una camiseta del grupo en mi silla.
—No olvides que si te pones nervioso, siempre puedes usar uno de mis trucos. Solo imagina a todos en la sala de defensa en pijamas.
—¡Es una buena idea!—dije, riendo.—Aunque, ahora que lo pienso, ¿por qué me siento más nervioso por esto que por cualquier otro momento de mi vida?
—Porque esta es tu meta. Este es el sueño con el que has estado trabajando desde que entraste en la academia—explicó Jungkook—Es normal que no quieras arruinarlo.
Taehyung asintió mientras sacudía la estantería llena de trofeos.
—Y no olvides que tu grupo y tus amigos estamos de tu lado.
—Sí, sí—dije, mientras colocaba un libro en el estante.—Hablando de cosas importantes, ¿cómo van las cosas entre ustedes dos?—pregunté.
Jungkook se encogió de hombros.
—Estamos bien. Aunque siempre hay momentos en los que Tae se pone demasiado serio.
—Y tú siempre encuentras formas de hacerme reír en los momentos menos apropiados—dijo Taehyung, lanzándole una mirada burlona.
Jungkook le guiñó un ojo antes de que la puerta de mi cuarto se abriera de golpe, sobresaltando a ambos.
—¡Auxilio!
Yoongi corrió hacia mí, el pánico en sus ojos casi cómico.
—¡Este loco se quiere aprovechar de mí!
Tiró un libro de mis manos y saltó enredando sus piernas a mi cintura. Lo sujeté como pude.
—¡Ayúdame, Hoseok!— gritó.
Jimin entró al cuarto con una sonrisa traviesa, pero con una seguridad innata que siempre llevaba consigo.
—Yoongi...—canturreó con una voz melosa.—Puedes correr, pero no esconderte.
