VI

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Había llegado el día. Se sentía tan nervioso que desde la mañana, el nudo de la expectativa en su estómago no lo había abandonado.

Al caminar hacia la escuela, admiró el cielo y agradeció por haber despertado un día más.

Al llegar a su salón, todo estuvo regular. Minghao y Mingyu no actuaron de manera diferente a pesar de los hechos del día anterior.

—Hoy le cantaré.

Los dos dejaron sus palillos en el aire, a Mingyu incluso se le cayó su albóndiga al suelo de la impresión.

—¿Qué?

—¿Es de verdad?

Seokmin asintió. Suspiró y se dejó caer hacia atrás en la silla.

—Definitivamente lo haré hoy.

—¿Y cómo te sientes al respecto? —Mingyu trató de rescatar su albóndiga, inútilmente.

—Pues siento que voy a explotar en cualquier momento.

Minghao le acarició el cabello para animarlo.

—Tú puedes, Minnie, cualquier cosa aquí estamos para ti.

Mingyu le dio unas palmadas en la espalda.

—Exactamente, todo saldrá bien, y si no es así... Te compro un helado.

Eso tranquilizó a Seokmin. Un poco.

Aun así, estaba tan decidido que ni se le pasaba por la mente echarse para atrás. Tenía que darlo todo. Su amor completo.

Llegó al departamento de Joshua, se sentó a esperarlo en la puerta. Sus manos temblaban y trato de controlarlas. Quería tocar la guitarra bien.

El bello cielo lo consolaba, las nubes doradas dejando su luz, el sol con sus últimos suspiros de la tarde.

"Vamos, vamos, me he preparado muy bien para este momento"

Se daba ánimos mentales y movía los puños para sacarse la adrenalina que su cuerpo comenzaba a producir.

—Perdón. ¿Te hice esperar mucho?

Seokmin alzó la vista y ahí estaba Joshua, sonriéndole.

¿Por qué ese día se veía más hermoso de lo normal?

Sólo mirarlo ya le había provocado otro ataque de nervios.

—Para nada, el tiempo se pasa volando, ¿sabes?

Rió nerviosamente y se puso de pie para permitir que el mayor abriera la puerta.

Entraron al departamento y el corazón de Seokmin golpeaba con fuerza en su pecho.

Joshua hizo lo de siempre. Dejó sus cosas en la habitación y se fue a cambiar. Seokmin lo esperó, sentado en el suelo, adquiriendo todo el valor posible.

Cuando su amigo regresó, sintió todo su cuerpo debilitarse.

El amor es como morir mientras se está más vivo.

—¡Joshua!

Gritó y el mayor pegó un salto de sorpresa.

—¿Qué pasa? ¿Ya quieres empezar la práctica de hoy?

Seokmin se puso de pie y negó. Tomó al mayor por la muñeca con delicadeza y lo sentó consigo en el suelo. Joshua se lo permitió, confundido.

—Quiero que me pongas mucha atención, por favor.

El mayor asintió, preocupado porque creyó que algo malo había pasado. Pero vio como Seokmin sacó su guitarra y se la acomodó entre las piernas cruzadas. Notó que las manos le temblaban ligeramente.

Seokmin inhaló y exhaló dos veces profundas. Dejó de sentir temor y nervios.

Miró a Joshua con ojos perforantes y decisivos.

—Hay una razón por la que quise aprender a tocar guitarra... Y es esta. Joshua, escucha esta canción. Está dedicada a ti. Te la canto con todo mi corazón.

El mayor sintió que su rostro se encendía y su cuerpo se llenaba de emoción ante la expectativa.

—E-Está bien, te pongo atención.

La mirada de Seokmin era seria y estaba confiada. Asintió y después suavizó su gesto.

Comenzó a tocar. Aquel era un acorde que Joshua no le había enseñado. Algo que Seokmin había aprendido por sí mismo.

Y comenzó a cantar.

Cada palabra, la hermosa voz de Seokmin, sus ojos sin dejar de mirar.

Le estaba cantando a él todo aquello, con sentimiento. Cada verso, una confesión.

Joshua sintió que el mundo se redujo a ese espacio en su habitación, a Seokmin tocando la guitarra con destreza y con su bellísima voz hacia él.

La escena más bella.

Y Seokmin sólo podía pensar en Joshua, en toda su persona existiendo frente a él. Depositando su amor en esa canción dedicada.

Aquí estoy a tu lado y espero aquí sentado hasta el final —Le sonrió entre su canto—. No te has imaginado lo que por ti he esperado, pues eres... Lo que yo amo en este mundo, eso eres —Seokmin expresó eso con una sonrisa y ojos llenos de amor. Joshua no contuvo más sus lágrimas y las dejó caer—. Cada minuto en lo que pienso, eso eres. Lo que más cuido en este mundo, eso eres...

Los últimos acordes sonaron con una armonía de su voz. Joshua sollozaba de la felicidad, cubría su boca, pero no apartó su vista de Seokmin en ningún momento, hasta que se terminó la canción.

Seokmin se sintió ligero. En paz. Al fin lo había hecho. Buscó entre su funda y sacó una flor, que había comprado sin falta.

Una dalia.

Porque su lenguaje del amor era la música, y el lenguaje de Joshua eran las flores.

El mayor la tomó y sonrió enormemente entre lágrimas.

La dalia, que significa cariño, compromiso, elegancia, pasión y declaración de amor.

El mayor gesto, el mejor regalo.

Seokmin se había esforzado tanto por él. Para confesar sus sentimientos.

Había aprendido guitarra y practicado con esfuerzo. Y Joshua le había ayudado en ello.

Era tan bello.

—¿Te llegaron mis sentimientos?

Joshua lo abrazó, con tanta fuerza, como nunca antes lo había hecho. Queriendo encontrar refugio bajo su piel. Hundirse en él.

—Sí, sí lo han hecho, y yo siento lo mismo. Ay, mi sol, mi Seokmin. ¿Qué hice para merecerte? Eres todo lo que más anhelo y amo también.

Seokmin sostuvo a Joshua. Y entre sus brazos, se consumió su amor y todo ardió. 


°°°
Amaré esa canción hasta el final.

Casi lloro.

No saben lo mucho que adoro a esos dos y me ponen muy soft, son la pareja más soft de todas, me muero.

Que cursi, no puedo más ♡♡

Muchas gracias por leer.

*Me hizo sufrir poder actualizar esta historia, ay mi vida. Pero valió la pena.

Eres (SeokSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora