𝐀𝐲𝐮𝐝𝐚 𝐲 𝐝𝐮𝐝𝐨𝐬𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐢𝐝𝐚.

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Jeon SeokJin.

Cuando era niño junto a mis hermanos hacíamos una lista sobre las cosas que más temíamos, las que menos deseábamos que ocurrieran en el transcurso del día, fuimos creciendo y los puntos cambiando al paso de los años, no obstante, mi número uno nunca cambió aun teniendo treinta años lo que menos deseo que ocurra es esa desagradable llamada de mi padre quien no se a dedicado a otra cosa que no sea volverme completamente loco desde el día de mi nacimiento. Es por eso que apenas voz se filtra por el teléfono quiero arrancar la cabeza de quién aceptó la llamada que ya no puedo rechazar.

Vaya, creí que me evitarías el resto de tu vida Jin —quiero decirle que eso deseaba, pero pensar que me dejaría hablar era casi un chiste. — No importa, no estoy hablándote para dar un sermón de padre sin vida —aclara debajo del ruido que hace del otro lado. — Necesito a Hook en las peleas pronto

— Padre ya lo hablamos el necesita tiempo para sanar — repito en un impulso por ser escuchado.

¿Tiempo? ¿Cuánto tiempo planeas que siga perdiendo dinero por que la bestia esta triste? — mi pecho se contrae ante las duras palabras que escapan de sus labios, el dolor se mezcla de manera homogénea con la rabia que me causa el escucharle llamar así a mi hermanito. — Eres demasiado blando con el hijo, si ya no puedes dominarlo sabes bien que puedes pedirme ayuda

— Primero, él no es una bestia es tu hijo y mi hermano —escupo tomando el puente de mi nariz en busca de control. — y segundo acabamos de perder a nuestra hermana hace menos de un año además Jungkook no es una máquina de dinero clandestino — una risa rasposa llega a mis oídos junto a su conocido discurso de como un ser humano sin sentimientos sólo está destinado a lo que es bueno haciendo.

Tienes un corazón muy noble Seok Jin, has tratado de darle a todos tus vagos hermanos un sueño

— Ellos le han dado mucho dinero a la empresa, no creo que deba recordarte que Kook nos ha dado millones con sus guiones y presentaciones… — comienzo a recitar todas las ganancias que podríamos tener si no se empeñara en hacerlo pelear, pero como desde hace tiempo pierdo esa batalla.

Me importa una mierda, quiero a mi peleador listo en menos de un mes y si no lo traes tu conmigo lo haré yo — amenaza. — Y no vuelvas a mencionar a mi hija junto al nombre de ese chico

Esto tiene que ser una maldita broma.

¿Dónde está el jodido estudiante al que le pago para desviar las llamadas y no provocarme más problemas de los que ya tengo?

La lengua de los empleados de manera sorprendente es bastante inquieta en cuanto creen que no los estas observando, susurran y especulan sobre cada minúsculo detalle que les parezca diferente por que si al parecer los miembros de una empresa son jodidamente peores que la prensa. Podrían llegar a creer que el hecho de ser jefe les haría tener el miedo suficiente para mantener sus lenguas controladas, no obstante, el solo rasgo de temer tu siguiente movimiento parece darles más cuerda para especular cuando creen que no estas observando.

Cómo en este instante, donde me encuentro gritando a mi inútil asistente para que me haga el honor de presentarse y resolver el embrollo en que estoy metido. El resto de las personas a los alrededores murmuran la posible causa de mi arrebato, mientras mi cuerpo se encuentra tenso por la rabia hasta que en un oportuno ataque de responsabilidad el delgaducho cuerpo de quien debería estar trabajando y no coqueteando con una recepcionista se coloca frente a mi con una expresión de nerviosismo en marcando su rostro.

— Kim, oficina ahora. —ordenó acomodando el saco sobre mi cuerpo, este se ha salido un poco de su lugar cuando gritaba por las escaleras como un simio. Resolveré ese descontrol más tarde.

❝𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐭𝐞𝐦𝐢𝐚.❞  [𝖪𝗈𝗈𝗄𝗆𝗂𝗇.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora