Parte 31.

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Llevaba un rato despierto, Fátima dormia en mi pecho, no quería despertarla, pero me moría de ganas por fumarme un cigarro, acariciaba su cabello, era muy afortunado de tenerla.

- Buenos días.- me dijo adormilada.

- Buenos días mi reina, ¿Descanso?.- besé su cabello.

- Si, fue una semana difícil me hacia falta.

-¿Tiene mucho trabajo?.

- Un poco y Samantha no colabora mucho que digamos.

- Yo que me la iba a llevar conmigo.- la abracé fuerte.

- Prometo que pronto iré a verte.- también me abrazó, su estomago hizo ruido, nos reimos.- Lo siento, tengo un poco de hambre.

-Ps' vamos a comer algo, ya nos pasamos de flojos.

- ¿Te irás hoy?.-me preguntó.

- Si mi reina, en la noche, ya sabe que no me puedo quedar mucho tiempo en el mismo lugar.

- Entiendo pero, ¿Podemos hacer algo?, me gustaría que me acompañes a un lugar, te prometo que es seguro.

- A dónde usted quiera.

Nos levantamos de la cama y fuimos al baño para bañarnos juntos, los besos y caricias no faltaron. Al terminar nos secamos, me iba a poner la misma ropa, pero ella no me dejo.

-Toma, ayer me tomé el atrevimiento de comprar esto,.- me dio unas bolsas.-  cuándo vienes no traes maletas y quería que tuvieras la certeza de que siempre contarás con algo para ponerte.

La besé, era la primera vez que una mujer hacía esto por mí, ella veía algo bueno en mí, me cuidaba y se preocupaba, no me buscaba por mi dinero.

- Voy a preparar algo para desayunar.

Salió del cuarto y yo me quedé a cambiarme, agarre mi celular de la mesa de noche y en el cesto de basura vi una cajetilla de cigarros vacía, baje a la cocina, ella estaba de espaldas frente a la estufa.

- ¿Y Lolita?.- tenia la duda.

- Los fines de semana los tiene libres, ¿Quieres café?.

-Si me hace el favor mi reina.- me senté en la isla.

Agarró la cafetera, me sirvió una taza y la dejó sobre un plato pequeño que estaba frente a mí.

- ¿Le molesta si me fumo un cigarro?.

- No, para nada, estás en tu casa.

- Gracias Chula, ¿Quiere uno?.

- Gracias, pero sólo fumo cuándo estoy nerviosa o preocupada.

- ¿Se ha preocupado mucho?.- volteó a verme.

- ¿Por qué me preguntas?.- me preguntó dudando.

- Vi la cajetilla vacía.- ella soltó una risita.

- Si, un poco, ya sabes el trabajo y.- no la deje terminar.

- Y yo verdad.

Dejó lo que estaba haciendo y se sentó junto a mí.

-Mentiría si dijera que no, pero ya paso, sólo no me gusta discutir, me hace sentir mal y mucho más sabiendo que no estás aquí cerca para hablar y poder solucionar las cosas.

- A mí tampoco me gusta pelear con usted, nomás' son muinas a lo pendejo porque ni motivos tengo pa' pelear.

- Si queremos que esto funcione los dos tenemos que poner de nuestra parte, de lo contrario no funcionara.- le agarre la mano.

Libertad- OGL 👑🐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora