Capítulo cuatro.

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Hielo. Palabras resuenan por mi mente. Tantas veces viendo el mismo paisaje... Kilómetros y más kilómetros de hielo en estado puro sin rastro alguno de calor en el paisaje. Hielo y frío. Siempre lo mismo.

Entramos dentro de la Planta cuando toda la gente ya se ha ido. Sarro nos mira con desconfianza y menosprecio, es algo incómodo tenerlo mirándote. La sala es espaciosa y está bien iluminada aunque no hay muchos muebles aparte de un sofá negro y una radio.

Sarro nos hace poner en fila y una vez lo estamos empieza a pasar por nuestro alrededor mirándonos cómo si fuéramos artículos de una tienda.


-Demasiado alto- dice al pasar por el lado de Jared.

Los demás giramos la vista para mirar quien va a ser el siguiente que va a escuchar a Sarro hablando de él.

-Demasiado peso- dice pasando por el lado de la chica rellenita. Ella se pone roja y mira al suelo al escucharlo. Sarro pasa por el lado de la otra chica. Simplemente asiente y continúa para encontrarse con el hombre de gafas. Cuando está justo a su lado no dice nada y se ríe.- Tienen cojones de mandarme algo así esos de la asamblea- dice al finalizar su ataque de risa.

Ahora me toca a mí. Estoy al final de la fila y Sarro está a pocos centímetros de mí.

-Demasiado delgada.

Justo después de que diga eso aparece una muchacha por una puerta que está justo detrás de nosotros y le da un papel a Sarro. Él se lo lee y después asiente.

-¿Sabéis por qué estáis aquí?- nos pregunta.

-Sí-. Decimos todos al unísono.

-Mentira- dice Sarro-. No tenéis ni idea de lo que hay fuera de La Cuna. Seguro que dos de vosotros moriréis el primer día que pisemos tierra; y los demás no os hagáis muchas ilusiones de volver. Es probable que solo vuelva yo con vida.

» Bueno, pasamos a lo que de verdad importa: la misión. Hoy subiremos a un submarino en el cual estaremos dos semanas y recibiréis el entrenamiento. Dentro de dos semanas llegaremos a una ciudad en ruinas en la cual no sabemos lo que nos podemos encontrar. Cada vez que uno sale de aquí se encuentra cosas diferentes fuera. Una vez allí deberemos seguir un plano que nos han proporcionado los cabrones de la Asamblea para llegar a un almacén donde se encuentra lo que buscamos.

-Y... ¿qué es exactamente lo que buscamos?- le interrumpe la chica rubia.

-No tenéis por qué saberlo, ya me encargaré yo de cogerlo.

-¿Y si mueres?

Sarro se empieza a reír cada vez más fuerte.

-Yo no me muero- dice-. Seguid a esa chica.

Todos seguimos a la chica de antes, primero vamos rectos por un pasillo y luego nos hace subir a un ascensor. Estamos más de diez minutos bajando pero nadie se atreve a decir nada. Cuando las puertas se abren estamos en un lugar completamente nuevo para mí. Es un lugar enorme que está en contacto con el mar aunque tiene como una especie de pasillos de metal que pasan por encima de él que llevan a unos submarinos.

-Bienvenidos a la sala de embarcación- dice la chica.

Creo que todo el mundo está igual que yo: demasiado sorprendido para reaccionar. ¿Siempre ha habido estas cosas debajo de nuestras casas? ¿Qué otras cosas nos esconde la Asamblea?

La chica nos hace una seña para que la sigamos y todos caminamos en silencio detrás de ella. Nos hace caminar por encima de uno de esos pasillos el cual hace bastante ruido con cada paso que damos. En la sala hay más gente aparte de nosotros, hay gente vestida con uniforme limpiando submarinos o arreglándolos entre otras cosas.

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⏰ Última actualización: Apr 21, 2015 ⏰

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