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Una hora mas tarde abby bajó por la escalera espiral, con los pies desnudos y vistiendo más ropa de la que ella pensó que él le dejaría para ella, pero decididamente menos de lo que ella querría llevar puesto.

 El negligee largo, de seda la hacía sentir sexy, cubría sus pechos, pero estaba cortado lo suficientemente bajo para que si él los quería sacar, no tuviera ningún problema, no había pantis incluidas, pero la seda negra escondía ese hecho, ella habría estado incómoda vistiendo algo que se trasluciera.

Su nota había dicho que la esperaría en la cocina, y allí estaba él, vestido con pantalones de gimnasia y nada más, su hermoso pelo todavía estaba húmedo, y parecía más sexy que lo cualquier hombre tenía derecho a parecer. 

Y él le estaba sonriendo, incluso sus ojos estaban llenos de una expresión perezosa, cómoda mientras él colocaba dos platos de huevos, tocino y tostada al lado de tazas llenas de café.

-El desayuno está listo, llegaste justo a tiempo -. Él sacó su silla, indicando que ella debería sentarse.

abby tomó su asiento con cautela, el dolor de sus músculos estaba mucho mejor, pero sus muslos y trasero todavía estaban sensibles.

- ¿Dolorida? -. Él posó un beso sobre su hombro desnudo, produciendo le una sacudida de sobresalto.

Ella giró su cabeza, alzando la vista hacia él mientras se enderezaba y se dirigía a su propia silla.

-Un poco -. Ella se aclaró la garganta.

-Se volverá más fácil -le prometió. -Ahora come, hablaremos más tarde, después de que hayas terminado. 

El desayuno, a pesar de sus dudas iniciales, estuvo lleno de risas, Harry era agradable y su humor fácil comenzó a mostrarse, su ingenio árido la mantuvo riendo ahogadamente y el malvado brillo en sus ojos mantuvo su cuerpo crepitando, anticipando le, lo que vendría, rogando que la follara, mientras mas tiempo él esperaba, más caliente se ponía ella, no sabía si lo soportaría mucho más tiempo.

Finalmente, después de que los platos estuvieron limpios, él la dirigió por la casa hasta la cómoda sala de estar, un fuego crepitaba en una esquina del cuarto donde un gran colchón de almohadas había sido puesto.

-Siéntate, tenemos que hablar - Él la situó sobre el colchón, luego la hizo recostar sobre su espalda mientras él se situaba al lado de ella.

-Mira, no tengo muchas ganas de hablar -ella finalmente dijo frustrada. -Cortemos la persecución aquí, Harry, Hay cosas que evidentemente me gustan, que tú disfrutas haciendo, no quiero hablar sobre ello. Solamente hacerlo.

Ella levantó la mirada hacia él, estrechando sus ojos, advirtiéndole que ella también tenía sus límites, mientras el apoyó la cabeza en su mano, respetándola con una expresión curiosa.

-Esperaba una pelea -dijo él, un vago tono de pregunta en su voz.

abby suspiró, sentándose, mirando fijamente el fuego mientras ella pasaba los dedos de una mano por su pelo.

- ¿Hasta que extremo tienes la intención de llegar? -preguntó ella finalmente, echándole un vistazo mientras él todavía se reclinaba al lado de ella.

Él alcanzó sus dedos que se arrastraban por el pelo. - ¿A qué extremos quieres que yo llegue, abby? -preguntó él a cambio -Puedo darte cualquier cosa que quieras, lo que sea, pero tengo mis propias necesidades, y ellas tendrán que ser satisfechas también.

- ¿Cómo cuales? -le preguntó, manteniendo su voz baja, aquietando el temblor que amenazaba con sacudirla.

-Me gustan los juguetes, abby, me gusta usarlos, y me muero por usarlos en ti, me gusta azotarte, me gusta mirar tu bonito coño y los cachetes redondeados de tu trasero volverse rojos, me gusta oírte gritar porque no sabes, si es dolor o si es placer, lo que te esta matando. Quiero ver tus ojos llenos de placer, aturdidos, mientras empujo tus límites —. Harry lo presentó bastante claro, pensé, con un toque de silenciosa burla, y aún así no había contestado una maldita cosa.


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Tentación -Harry Styles- TheMaliksWifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora