21 de noviembre de 2018
El miedo
Por: Rubén Vazcos.
Hace algunos días mi pequeño hijo me preguntó qué era el miedo. Me quedé un rato mirándolo intentando buscarle una explicación para su edad. Me tomé el trabajo de registrar en un pequeño diccionario de primaria su definición:
Miedo:
1. Sensación que alguien tiene cuando supone que puede pasarle algo malo.
2. Temor de que ocurra lo contrario de lo que desea.Así de simple viene siendo el miedo en la mente de un niño.
_Papá, entonces si quiero comer un pedazo de pastel y creo que mi mamá no me lo va a dar, ¿Eso es miedo?
_No hijo, eso sería una pequeña preocupación o inquietud; el miedo lo sientes, lo vives.¿Cómo se supone que sabemos realmente cuándo tenemos miedo?
Pues para mi simplemente se siente, como cuando al conocer a otra persona, sabes directamente si te gusta o no; es una intuición que nace con el ser humano. Pero muchas personas tienen miedos diferentes, al igual que reaccionan de manera diferente.
Por ejemplo, supongamos que alguien le tiene fobia a las arañas. Esa persona podría desmayarse o simplemente entrar en un ataque de pánico al estar en contacto con una. Pero ahora imaginemos que alguien juega todo el tiempo con arañas, incluso si recibe una picada, simplemente no le causa ningún tipo de inquietud; pero esa persona que no le tiene miedo a las arañas puede temerle a algo más; al mar por ejemplo.
No todos tienen los mismos miedos, pero tampoco reaccionan de la misma manera.
Cuando yo era muy pequeño, le tenía un miedo de muerte a la oscuridad; simplemente no la soportaba. Tenía que esconderme debajo de las sábanas todo el tiempo, me preocupaba abrir los ojos y encontrarme con alguien que me estuviera acechando entre las sombras. Siempre mantenía la lámpara de la mesita de noche encendida para poder al menos dormir con tranquilidad. Un día mi padre escondió la lámpara y me obligó a dormir toda la noche con el cuarto a oscuras por completo. Yo me sentía tan asustado como lo está alguien frente a un león en medio de la sabana. Esa noche no me moví de la cama, ni un músculo de mi cuerpo. Escuché un ruido en el clóset, que quedaba justo en frente de mi cama. Estaba aterrorizado, y me levanté lentamente hasta quedar sentado sobre la cama. Pasó tiempo y el cuarto seguía intacto, nada importante pasaba. Decidí pararme y abrirlo. Estuve mucho rato con esa incertidumbre de que alguien saliera de pronto. Tenía el corazón acelerado. Después de tanto esperar me decidí a abrir las puertas de una vez.
Ropa, tranquilidad y silencio. De pronto una sensación de paz se adueñó de mi y dormí esa noche tan bien como nunca. Al fin superé el miedo que le tenía a la oscuridad.Mucha gente al igual que yo necesita enfrentar directamente los miedos para superarlos. Es común que muchos al tener poca confianza o seguridad, nunca lleguen a enfrentarlos. Pero como ya dije, no todos reaccionan de la misma manera.
Cuando tenía unos doce o trece años jugaba junto a mis amigos en un lago. Uno de ellos no sabía nadar y tenía miedo de aprender. Pensamos que lanzarlo le ayudaría a sobreponerse a ese problema. Es incómodo ver a todos nadando y divirtiéndose cuando no sabes moverte en el agua. Lo agarramos entre todos y lo tiramos. Algo andaba mal, no se movía, no hacía nada. Nos movimos hacia él todos a la vez. Mi padre también estaba allí y se lanzó de la misma manera. Cuando lo sacamos parecía que estuviera muerto, estaba completamente pálido. Mi padre le apretó el pecho con ambas manos lo más fuerte que pudo mientras yo llamaba a una ambulancia.
Pero jamás se recuperó. Padecía de una enfermedad en el corazón que acabó con su vida. Seguramente no soportó el hecho de tener que enfrentar su mayor miedo cara a cara
Y nuevamente les repito, no todos reaccionan de la misma manera ante sus miedos. Algunos los superan, otros los miran pero no los enfrentan, y otros simplemente se alejan de ellos.
Hay que destacar también el hecho de que los miedos evolucionan en una persona. Por ejemplo, es común que los niños le tengan pánico a la oscuridad, pero cuando crecen, ya no se preocupan por un lugar oscuro, sino por impresionar a una muchacha, buscar un buen trabajo, luchar por su familia o incluso buscar un sueño.
Si comparamos una película de terror con la vida real probablemente no encontremos alguna similitud. Pero el terror hoy en día se ha vuelto un género realmente complicado. Es común ver a gente asustada con sus problemas, pero llevar esos miedos al cine, a la literatura o al teatro es realmente sin dudas un reto en una época que mueven las tecnologías, y las redes sociales en internet.
Probablemente las historias de las películas nos parezcan una tontería, pero todo cambia si nos metemos en la piel del personaje. No es lo mismo estar presenciando como torturan a alguien frente a las pantallas que en piel propia, o ver un accidente de gran magnitud frente a nosotros.
¿Se han imaginado estar solos en medio de la nada, sin ninguna compañía e intentando luchar por la supervivencia? ¿Se han imaginado tener que hacer cualquier cosa para vivir, incluso si eso depende de acabar con la vida de alguien?
Por ello hay que tener un enfoque bastante grande a la hora de criticar o de incomodar a alguien.
Hace un tiempo me preguntaron cuál era mi mayor miedo. La verdad fue una pregunta bastante complicada para mi gusto. Después de pensarlo un tiempo tuve una respuesta:
_Mi mayor miedo es tener un accidente de avión
_¿Y eso por qué?
_Porque sueño con eso la mayoría de las veces que duermo.
Y así es, nunca he sido capaz de montarme en un avión ya que desde pequeño sueño con todo tipo de accidentes aéreos. Se que solo son sueños, pero, ¿Y si intentan decirme algo?
Pues tal vez un día intente superar este miedo que ha creado mi subconsciente, pero hasta entonces seguiré escribiendo por mucho tiempo.
ESTÁS LEYENDO
Dulces sueños
HorrorPensar, luchar y escapar. Dormir y soñar es el medio de escape de mucha gente a su problemas, pero....¿Qué pasaría si hasta en tus sueños te perturban? Matar, correr, gritar, cualquier cosa por tener un sueño reparador, aunque sea necesario enfrenta...