Dulces sueños

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               Hora de dormir
     Miguel se encontraba jugando con su tableta en su cuarto. Eran las 23:35 horas, muy tarde para el gusto de sus padres. Era un dormitorio pequeño, pero cómodo. Lo rodeaba un color azul intenso, estaba muy desordenado, lo normal para un niño de 9 años.
   
    Se escucharon pasos fuera de la habitación.
 
    Miguel, atento, escondió la tableta debajo de su almohada y se metió debajo de las sábanas.
 
  La puerta se abrió.
  
   Se escucharon pasos en dirección a Miguel.
  
   Se veía una sombra grande.

   Lentamente, se acercaba.
  
   Miguel estaba un poco asustado...
  
   ¡Pufff!

_¿Se puede saber que haces despierto a esta hora?
  Miguel se quedó callado.
_Disculpa
_Deberías estar durmiendo hace rato— dijo en tono suave su abuelo mientras se sentaba en la cama.
_Es que no tengo sueño.
Su abuelo soltó una carcajada .
_Y por que razón no tienes sueño si se puede saber .
_No se, solo estaba jugando.
_Es tarde.
_Puedo jugar un rato más porfa?
 
  El abuelo lo miró seriamente mientras notó que la tableta estaba debajo de la almohada.
_Se lo voy a decir a tus padres.
_No, por favor no, me van a castigar
_Mmmm, pues hagamos lo siguiente— le dijo mientras tomó la tableta debajo de su almohada- me voy a llevar esto el resto de la noche y no le voy a decir nada a tus padres, ¿Trato?
_ Eres un pesado.
_¿Trato o no?
_ Está bieeeeeeen— dijo de brazos cruzados
_Hay algo que quiero darte— dijo su abuelo en tono serio mientras sacaba algo de su bolsillo— toma
 
   Miguel tomó un extraño tipo de amuleto en forma de círculo, del tamaño de las manos de su abuelo.
_¿Qué es esto?
 
   Su abuelo soltó carcajadas.
_Mejor vete a dormir.
  Miguel miró el amuleto y lo dejó en su mesa de noche.
_Buenas noches abuelo.
 
  Su abuelo se inclinó y le dio un beso en la frente:
_Dulces sueños Miguel.
 
  Se alejó hasta la puerta como una sombra y salió.
  Eran las 23:47.

   Caminando entre sombras
  Miguel despertó y rápidamente miró su reloj.
 
  Eran las 3:57.
 
  Sentía una incomodidad tremenda debido a sus ganas de orinar.
_Afff, ahora a ir al baño.
 
   Sacó sus pies fuera de la cama, se levantó y fue en dirección a la puerta. Al salir al pasillo miró una oscuridad inmensa alrededor. Siempre había sentido miedo de los lugares oscuros. El baño se encontraba a unos 8 pasos.
_Tranquilo Miguel, ocho pasos, solo ocho pasos y podrás orinar todo lo que que quieras. Salió corriendo en dirección a la puerta y en seguida se metió.

    Al salir se sentía aliviado. Alzó la mirada y había una pelota de tenis en medio de la habitación. Se quedó completamente paralizado.
_¿Cómo llegó eso hasta ahí?
  
   Se sintió asustado.
  
   Dio un paso casi temblando hacia adelante.

    La pelota comenzó a moverse
 
    Miguel se asustó y dio dos pasos atrás casi a punto de gritar.
_No grites, papá dice que no debes tener miedo, no grites.
 
    La pelota rodó en dirección a las escaleras.
  
    Pop, pop, pop, pop, pop...
 
    Fue bajando de escalón en escalón.
 
    Lentamente.
  
    Miguel se asomó en las escaleras.
 
    Pop, pop, pop...
  
    La pelota llegó al pasillo del primer piso y comenzó a rodar.
  
    Miguel asustado se acercó a los escalones.
_ No es nada, solo bajas y ves donde está la pelota.
 
  Bajó el primer escalón, y luego el segundo y continuó. lentamente hasta llegar abajo.
  
   Oscuridad, silencio, tranquilidad.
_¿A donde fue?-—dijo en un tono tímido mientras buscaba alrededor.

    Ring ring ring ring ...
  
    Sonó el telófono.
   
    Miguel comenzó a temblar a punto de gritar.
 
    Solo escuchaba su respiración y el sonido del teléfono.
  

    Ring ring ring ring...

    Alzó la mirada y al ver que sus padres no bajaban se le acercó.
 
   Sus pasos eran pequeños, llenos de miedo. Estaba temblando cada parte de su cuerpo.
      Se continuó acercando...
_¿Hola?
 

  Solo se escuchaba la respiración de una persona

_¿Hola, hay alguien ahí?

  Había alguien tragando saliva y respirando lentamente .

_¿Hola?

_Mira detrás de ti.

  Miguel tragó saliva.

_¿Quién es?
_Voltéate

  Miguel estaba temblando, casi sentía que se le iba a salir el corazón. Reunió todo el valor que tenía y rápidamente...se volteó.

...
...
...
  
  Nada, oscuridad y silencio, todo estaba normal. Seguía con el teléfono en la mano.

   Se volvió a voltear al frente y...

   ¡¡¡Ahhhhhhhhhh!!!
  

 
 


  
    

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