V-Paella-

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Hablé aproximadamente 2 horas más con las chicas y resultaron ser muy divertidas, nos pintamos las uñas y Nairobi nos peino a todas ya que ella sabía hacer unas trenzas hermosas (aunque solo molestó a Tokio ya que se había cortado el cabello y no había mucho que hacer)  decidimos bajar ya que íbamos a preparar el almuerzo, ahí decidí ir con Martin un rato, se encontraba haciendo unos cálculos, estaba de espalda y decidí asustarlo. Me acerqué sigilosamente y le grité
- LA CONCHA DE TU MADRE MILÁN- Al escucharlo gritar solté una carcajada.
-¿¡que te pasá boluda?!- dijo enojado pero luego se contagió de mi risa
-te daré más razones para que te rías- dijo Martin malicioso, se acercó a mi y me empezó a hacer cosquillas
-NO PENDEJO- grité mientras me empezaba a quedar sin aire de tanto reír
-YAA! PARA- le grité y el se empezó a reír, cuanto extrañaba a mi Martín. Se alejó y puso música en el tocadiscos, reconocí la melodía: "prófugos de Soda Stereo" me levanté y tomé un marcador que tenía en la habitación y empecé a cantar a lo que Martin negó gracioso y empezó a cantar conmigo
-Seremos prófugos Aleshka- dijo Martin casi en un susurro mientras nos acostamos en su cama -Nos iremos a Cuba- dije cerrando los ojos intentando ignorar todas las probabilidades de  cosas que podrían salir mal.
-Che, conmigo ahí no te pasará nada- me dijo Martin
-no es eso, no te quiero perder, tu y Sergio son lo único que me queda- dije un tanto preocupada y mirando directamente al techo, si lo perdía a él no se que sería de mi
-Ale, no nos pasará nada, estaremos bien- me dijo intentando convencerme, iba a contestar a lo que me interrumpió -recuerda que hierba mala nunca muere- dijo gracioso a lo que reí negando
- más te vale idiota- le respondí tomando un libro de su habitación y saliendo al patio, ahí se encontraban todos, saludé y me senté cerca de Denver, este me miró receloso a lo que Estocolmo le dio un golpe en la cabeza a lo que todos rieron
-¿quieres jugar conmigo?- dijo una voz que no conocía y al ver me encuentro con el hijo de la rubia, el pequeño Cincinnati a lo que alcé una ceja y volteé mi vista a los padres del niño. Denver tenía una cara de aterrado y Mónica una cara de cariño que me invitaba a jugar con él
-claro, ¿que quieres jugar?- le pregunté al pequeño, no estaba acostumbrada a los bebés ya que Andres no quería eso en su matrimonio, Sergio nunca tuvo una novia y Martín... ¿que se puede esperar de él? Tomé una liga y amarré mi cabello, jugué con el pequeño, tenía unos juguetes y aunque es difícil de aceptar me divertí... con un niño pequeño pero me divertí, olvidé todo por un momento, por que estábamos reunidos y todo ese dolor.

Estábamos todos en la mesa comiendo cuando sirvieron la comida... paella, no me gustan los mariscos por ende no me gusta la paella, hice una mala cara cuando algo me interrumpió-¿¡COMO QUE LE PUSIERON CEBOLLA DE NUEVO?!- gritó Denver indignado a lo que todos volteamos
-ash no otra vez- susurró Tokio cansada, dándome a entender que ya habían tenido esa pelea anteriormente
-¿Que yo iba a recordar que no te gustaban tío?, no eres el centro del universo- dijo Nairobi un tanto enojada a lo que di una sonrisa gracias a la pequeña pelea que se daba en la mesa
-pero Nairobi, tu serás psicopata acaso que le hechas cebolla, ¡CEBOLLA! a la paella- Dijo Denver exagerando la situación
- Todo ser ama la paella, pero sin la puta cebolla- dijo Denver moviendo las manos. -Denver a todos no les gusta la paella- dijo Sergio mientras apuntaba algo en una libreta siendo ajeno de la pelea de Denver
-a ver profesor, ¿a quien no le va a gustar esta comida hecha por los dioses?, solo a un psicopata- dijo Denver exagerando
-pues a mi no me gusta- dije esperando la reacción, probablemente igual de exagerada de este
-¿¡QUE?!- dijo sobresaltado -Bueno que de psicopata tienes bastante tía- dijo el loco de la paella- ¿¡como no te va a gustar?! - dijo
-La comida italiana es mejor y no me gustan los mariscos- dije guiñándole el ojo mientras que me levantaba a buscar algo en la cocina ya que no comería paella.
Regresé y Denver estaba levantándose a buscar algo también ya que no se comería el almuerzo con cebolla.
El resto de la comida pasó bien entre bromas y risas hasta que el profesor dijo que nos reuniéramos ya que practicaríamos puntería a lo que todos asentimos. Subí a la habitación mientras me volvía a poner perfume y entraron las chicas como Pedro por su casa
-¿Saben que pueden tocar la puerta verdad?- dije sin mirarlas a lo que ellas ni caso hicieron -tienes un secreto?- pregunto burlona Tokio mientras empezaba a tocar cosas de la habitación, cosa que me molesto
-Tokio no toques nada si no quieres que el espíritu de la habitación te vuelva a entregar a la policia- dije mientras me cambiaba de aretes a lo que ella, creo que entendió mi indirecta ya que luego ninguna dijo palabra alguna y se quedaron mirando la habitación fijamente
-ave María- susurre cansada de lo estupido que se había tornado esto
-a que venían?- dije tocando el puente de mi nariz
-ah si, nos toca la compra, ¿quieres algo en especial?- dijo Nairobi a lo que yo asentí y le entregue una lista
-ah! en 2 horas es la práctica de puntería- me dijo Nairobi mientras las 3 se retiraban de la habitación.

Tomé mi cuaderno y algunas acuarelas para pintar y salí fuera del monasterio encontrándome ahí con Denver y su niño que al parecer estaba llorando.
-¡Milán!- gritó el pequeño saltando de los brazos del chico de la risa rara y dándome un abrazo a lo que me quedé extrañada y le desordené el cabello
-¡Cincinnati! No molestes a Milán- dijo firme Denver, supongo que alguna diferencia tendría el con mi hermano ya que evita mirarme o dirigirme la palabra
-no te preocupes Denver, tu niño es una dulzura- dije mirándolo con cariño
-¿no te molesta?- pregunto el un poco extrañado
-¿molestarme? Para nada- dije sonriéndole
- es que creí que no te gustaban los críos o si eras amargada- dijo el incómodo
-¿amargada? Por que dices eso Denver- dije riendo a lo que el río también causándome mucha más risa a mi por su sonora carcajada, luego de eso me contó la historia de cómo se conoció el con Estocolmo y lo que mi querido Andres aportaba en esta extraña pero inusual bonita historia de amor.

Milán: Una Histora de LCDPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora